/ lunes 30 de enero de 2023

El nexo delincuencia organizada – competencia estratégica global

Consultor

Por lo menos desde los últimos 30 años –desde el final de la Guerra Fría–, las dinámicas de seguridad en América Latina han tenido que ver con “comorbilidades” asociadas a la conflictividad social, la inestabilidad política y la operación de actores no estatales violentos –grupos delictivos, insurgencias u organizaciones terroristas. Como resultado, algunos de los principales retos que enfrentan las sociedades latinoamericanas han estado relacionados con la criminalidad, la violencia política, conflictos sociales por los recursos naturales, violencia urbana, el uso de las fuerzas armadas para labores de seguridad pública y violaciones a los derechos humanos.

Aunado a esto, América Latina se ha convertido rápidamente en un tablero geopolítico más de la competencia estratégica global, algo que en sí mismo supone nuevos retos a la seguridad y la defensa hemisférica. La confluencia de ambos retos de seguridad, tradicionales y nuevos, exacerba las comorbilidades preexistentes de los países latinoamericanos, siendo una de las principales la delincuencia organizada transnacional.

¿De qué manera, pues, la competencia estratégica que sostienen Estados Unidos y China a nivel global, influye en la evolución de la delincuencia organizada transnacional en América Latina? En días recientes, la revista Nexos tuvo la gentileza de publicar en su blog “Paz y Seguridad” un artículo de quien suscribe, cuyo propósito fue explorar precisamente el nexo “delincuencia organizada – competencia estratégica global”. En síntesis, el argumento central de esta categoría de análisis es que la competencia estratégica entre Washington y Beijing incentiva, de una forma u otra, voluntaria o involuntariamente, dinámicas que fortalecen a la delincuencia organizada en países del Hemisferio Occidental, teniendo, por lo tanto, implicaciones tangibles para la gobernabilidad democrática, la seguridad ciudadana y el desarrollo sostenible en la región.

Concretamente, es importante analizar las ramificaciones que la competencia estratégica tuvo en el fortalecimiento de la organización criminal conocida como “los Caballeros Templarios” durante 2013. El artículo explica, por ejemplo, la infiltración de este grupo delictivo en la explotación del mineral de hierro en el estado de Michoacán, México, así como el trato que mantenía con intermediarios chinos en la boyante industria minera –fundamental para el proyecto nacional de China–, y con quienes intercambiaban el mineral de hierro extraído a cambio de dinero y precursores químicos que eventualmente serviría para producir y traficar metanfetaminas.

Una de las claves que arroja este y otros casos en América Latina, es que la gran estrategia y los intereses geopolíticos de las grandes potencias se ha concatenado con la existencia, el acceso y la explotación de recursos naturales estratégicos en países en desarrollo. Dicho de otro modo, la verdadera competencia estratégica entre Estados Unidos y China en América Latina tiene por objetivo asegurar las cadenas de suministro de materias primas. Por ello, hoy más que nunca es necesario traer de vuelta el componente geopolítico al análisis de los principales riesgos en América Latina, incluidos desde luego la delincuencia organizada transnacional y la violencia criminal.

Discanto: Mi total rechazo al acoso sistemático y organizado en contra de Genaro Lozano, un ser humano excepcional, generoso y de una sola pieza.

Consultor

Por lo menos desde los últimos 30 años –desde el final de la Guerra Fría–, las dinámicas de seguridad en América Latina han tenido que ver con “comorbilidades” asociadas a la conflictividad social, la inestabilidad política y la operación de actores no estatales violentos –grupos delictivos, insurgencias u organizaciones terroristas. Como resultado, algunos de los principales retos que enfrentan las sociedades latinoamericanas han estado relacionados con la criminalidad, la violencia política, conflictos sociales por los recursos naturales, violencia urbana, el uso de las fuerzas armadas para labores de seguridad pública y violaciones a los derechos humanos.

Aunado a esto, América Latina se ha convertido rápidamente en un tablero geopolítico más de la competencia estratégica global, algo que en sí mismo supone nuevos retos a la seguridad y la defensa hemisférica. La confluencia de ambos retos de seguridad, tradicionales y nuevos, exacerba las comorbilidades preexistentes de los países latinoamericanos, siendo una de las principales la delincuencia organizada transnacional.

¿De qué manera, pues, la competencia estratégica que sostienen Estados Unidos y China a nivel global, influye en la evolución de la delincuencia organizada transnacional en América Latina? En días recientes, la revista Nexos tuvo la gentileza de publicar en su blog “Paz y Seguridad” un artículo de quien suscribe, cuyo propósito fue explorar precisamente el nexo “delincuencia organizada – competencia estratégica global”. En síntesis, el argumento central de esta categoría de análisis es que la competencia estratégica entre Washington y Beijing incentiva, de una forma u otra, voluntaria o involuntariamente, dinámicas que fortalecen a la delincuencia organizada en países del Hemisferio Occidental, teniendo, por lo tanto, implicaciones tangibles para la gobernabilidad democrática, la seguridad ciudadana y el desarrollo sostenible en la región.

Concretamente, es importante analizar las ramificaciones que la competencia estratégica tuvo en el fortalecimiento de la organización criminal conocida como “los Caballeros Templarios” durante 2013. El artículo explica, por ejemplo, la infiltración de este grupo delictivo en la explotación del mineral de hierro en el estado de Michoacán, México, así como el trato que mantenía con intermediarios chinos en la boyante industria minera –fundamental para el proyecto nacional de China–, y con quienes intercambiaban el mineral de hierro extraído a cambio de dinero y precursores químicos que eventualmente serviría para producir y traficar metanfetaminas.

Una de las claves que arroja este y otros casos en América Latina, es que la gran estrategia y los intereses geopolíticos de las grandes potencias se ha concatenado con la existencia, el acceso y la explotación de recursos naturales estratégicos en países en desarrollo. Dicho de otro modo, la verdadera competencia estratégica entre Estados Unidos y China en América Latina tiene por objetivo asegurar las cadenas de suministro de materias primas. Por ello, hoy más que nunca es necesario traer de vuelta el componente geopolítico al análisis de los principales riesgos en América Latina, incluidos desde luego la delincuencia organizada transnacional y la violencia criminal.

Discanto: Mi total rechazo al acoso sistemático y organizado en contra de Genaro Lozano, un ser humano excepcional, generoso y de una sola pieza.