Por Brenda Berenice Lara
El contrabando es una actividad tan antigua como el comercio, en América desde los tiempos de las colonias de ultramar existía la compra-venta ilegal con mercancías provenientes de Inglaterra, Alemania, España e incluso existían redes de distribución elaboradas y bases en algún punto intermedio como lo fue en algún tiempo la isla de Jamaica.
El contrabando se define como aquello que tiene apariencia de ilícito, sin embargo, en la actualidad el contrabando con mayor afluencia es el que está presente en el comercio exterior. El mismo Código Fiscal de la Federación de nuestro país, lo define como: el hecho de sustraer o ingresar bienes sin declaración aduanal alguna, es decir que no hayan pagado los aranceles correspondientes a lo establecido por Ley, cometiéndose por ende otros actos ilegales para este fin como el establecimiento de empresas falsas, declaraciones incorrectas en los pedimentos hasta la creación de redes submarinas o túneles para dicho fin.
Por lo tanto, al hablar de este fenómeno, no solo nos referimos a la distribución de mercancías ilegales, sino a todas aquellas que se pueden comercializar de manera legal pero que han omitido total o parcialmente el pago de las contribuciones correspondientes por las aduanas de un país. En este rubro recaen aquellos bienes “de imitación” y posiblemente si no han pagado el arancel correspondiente, tampoco contarán con elementos de testeo y aseguramiento de su calidad según la mercancía de la cual se trate.
En México, esta actividad pone en riesgo empleos formales de diferentes sectores, siendo la industria manufacturera la más afectada por el contrabando, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE). Y es que el fenómeno se ha ido adaptando a las tendencias de consumo actuales pues además de los canales tradicionales que se conocen para contrabandear bienes, la Confederación de Cámaras Industriales en México (Concamin) ha revelado que el comercio electrónico que realizamos cotidianamente en donde se solicitan productos provenientes principalmente de Asia ha comenzado a afectar a más de 2 millones de empleos en México.
Podríamos suponer que al comprar un producto internacional de manera digital se está realizando de forma “legal”, no obstante, se ha detectado que mercancía que proviene de países como China, India y Vietnam ingresa al país como contrabando técnico, es decir la entrada diaria de paquetes pequeños que evade al fisco con información falsa y que merma a la industria nacional al ofrecer productos a menor costo de los que se producen en México.
Por lo anterior, será necesario establecer nuevos filtros en México que se adecuen a la dinámica actual de oferta y demanda, así como un cambio en las Reglas y Criterios de Carácter General en Materia de Comercio Exterior y actualización en las regulaciones y restricciones no arancelarias para fortalecer la industria nacional.
Trabaja en la Coordinación de la Licenciatura de Relaciones Internacionales en la Universidad Anáhuac México campus sur.