/ martes 24 de septiembre de 2024

El Observador / El cuento de los anuncios de inversión

¿Quién dice que las grandes empresas extranjeras no quieren invertir en México? ¡Todo lo contrario! Hay fila para invertir en el país y no nos damos abasto, con todo y la reforma judicial y las que vienen en camino. Algo así fue mi interpretación del comunicado que el domingo lanzó la Secretaría de Economía para dar a conocer lo que llamaron “anuncios de inversión”.

Y es que para hacer frente a la incertidumbre que campea últimamente y la avalancha de malos augurios para las nuevas inversiones por parte de empresarios, agencias calificadoras, diarios extranjeros y analistas del sector privado, a las ingeniosas huestes de doña Raquel Buenrostro se les ocurrió publicar regularmente cifras sobre los anuncios o -mejor dicho, intenciones- de inversión en el país. ¿La razón? Dijeron que para “identificar las tendencias actuales de inversión en un momento inmejorable para México”. Tal cual.

Lo que no dijeron con claridad meridiana es que esos famosos “anuncios de inversión” (o intenciones, digo yo) no son dinero contante y sonante; son solo eso, anuncios que podrían realizarse o no. Son cifras de saliva que no caben en la balanza de pagos del país, como se le llama al registro que lleva el Banco de México para contabilizar todas las operaciones que realizamos con el exterior, sean mercancías, servicios o capitales. Para esos estrictos efectos, contables, financieros y económicos, estos famosos anuncios no cuentan, aunque sí -debo reconocerlo- pueden contar, y mucho, para construir una conveniente narrativa de marketing político.

Dicho lo anterior, ni tardos ni perezosos, el anuncio de marras vino acompañado de la fabulosa cifra de más de 170 mil millones de dólares en casi 600 anuncios de inversión para México dados a conocer en los últimos 21 meses. ¡Así como lo lee! Con esa espectacular cifra de “anuncios de inversión” ya parece que superamos a China y a Singapur que fueron el número 2 y 3 del mundo en inversión extranjera directa el año pasado, según el informe de la ONU Comercio y Desarrollo. A ese ritmo de cifras de saliva, muy pronto “le competiremos” a Estados Unidos en atracción de inversión directa, según los creativos de Economía quienes, me late, le copiaron la estrategia a su jefe máximo cuando repite una y otra vez que nuestro sistema de salud es mejor que el de Dinamarca.

Como en aquel caso, la realidad es otra. Con números fríos, las nuevas inversiones de los extranjeros en fábricas, maquinarias y edificios en el país cayeron 57% en el primer semestre de este año frente al primer semestre del año pasado. No hay duda, ya lo dijimos aquí, las nuevas inversiones están en pausa. Claro que los inversionistas extranjeros que ya tienen fábricas desde hace tiempo en México y que “conocen el terreno”, han reinvertido sus ganancias. Pero, lamentablemente, aún estamos lejos de ser un destino confiable para los grandes capitales.

¿Sorpresa?

No lo descarte. Aprovechando el momentum, en una de esas nos dan la sorpresa y la mayoría de la Junta de Gobierno del Banco de México decide bajar la tasa en medio punto porcentual. A 10.25%. Lo sabremos el jueves.

Colofón

¿Cuál es el margen en el nivel de deuda para que las calificadoras enciendan luces de advertencia sobre México?

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