/ martes 3 de septiembre de 2024

El Observador / La última de los mohicanos

Se trata de arrancar, de extirpar cualquier vestigio anterior. Nada que huela a ‘neoliberal’, o lo que cada uno entienda por esta palabreja del demonio, para el septuagenario inquilino de Palacio Nacional.

Con el Banco de México también se planteó extinguir a la última tribu de los mohicanos, por ‘neoliberales’. Esa tribu descendiente de don Miguel Mancera, de principios de los años ochenta del siglo pasado, y de sus sucesores Guillermo Ortiz, Agustín Carstens y Alejandro Díaz de León, ya en la era del banco central autónomo. ¡Al diablo con todos ellos!, fue la consigna.

La orden se fue cumpliendo con disciplina militar. Ahora solo queda doña Irene Espinosa en el grupo de cinco miembros que forman la Junta de Gobierno, ésa misma que toma las decisiones que hasta ahora le impone la Constitución al Banco de México. Y agárrese, porque en una de esas borracheras de poder los legisladores también modificarán la Carta Magna para darle nuevas obligaciones al banco central más allá de mantener el poder de compra de nuestro sufrido peso.

Doña Irene es la última de la tribu de los mohicanos en extinción en el alto mando del Banco de México y ha dejado su huella en cada decisión de la Junta sobre el destino de la política monetaria. Qué va. Será en diciembre cuando la sobreviviente del linaje de don Miguel Mancera deje su silla para ser ocupada por alguna simpatizante de la 4T (ya dijo doña Claudia que será mujer) o que, por lo menos, no huela a pasado neoliberal.

Ya en los pasillos testigos de los ires y venires de los improvisados equipos de la nueva presidenta, se rumoran nombres de las candidatas a ocupar el sitio de privilegio. No son muchos nombres, porque tampoco la 4T puede presumir de una gran cantidad de expertos en sus huestes, cuestión que al actual gobierno le tiene sin cuidado (¡a las pruebas me remito!). Pero un nombre se ha repetido: el de María del Carmen Bonilla, la joven titular de Crédito Público de Hacienda egresada de la Anáhuac y quien ha hecho carrera en el sector financiero tanto privado (HSBC, Santander) como público (IMSS y Hacienda). A ver si, con esos antecedentes no la tachan de ‘neoliberal’.

El hecho, mis estimados, es que en diciembre se cierra el telón del primer acto de la historia del banco central autónomo. Lo que seguirá en el siguiente acto ya lo veremos, pero no me pregunten. Solo les digo a los soñadores ortodoxos que se amarren los cinturones, porque lo que sigue no es apto para cardíacos. ¡El águila ya comenzó a chillar!

Sensibilidades del dinero

¿Qué por qué tanto chilladero de inversionistas y empresarios con las reformas? Entre otros asuntos, porque se plantea que cualquier juez dicte prisión preventiva de oficio por sospechas de evasión fiscal, falsos comprobantes fiscales y similares. Cuestión harto sensible para la inversión, sobre todo cuando las instituciones no tienen fama de ser muy confiables en el país.

Colofón

Ya que andamos en temporada de reformas constitucionales sin ton ni son, me pregunto qué dirán en los cuarteles generales de la OCDE en París, con el asunto de la pérdida de autonomía de la Comisión Federal de Competencia, Cofece, que encabeza Andrea Marván Saltiel. ¿Acaso excomulgarán a México?

* Mensajes a esta sensible columna enviarlos al correo: samuel@arenapublica.com

Se trata de arrancar, de extirpar cualquier vestigio anterior. Nada que huela a ‘neoliberal’, o lo que cada uno entienda por esta palabreja del demonio, para el septuagenario inquilino de Palacio Nacional.

Con el Banco de México también se planteó extinguir a la última tribu de los mohicanos, por ‘neoliberales’. Esa tribu descendiente de don Miguel Mancera, de principios de los años ochenta del siglo pasado, y de sus sucesores Guillermo Ortiz, Agustín Carstens y Alejandro Díaz de León, ya en la era del banco central autónomo. ¡Al diablo con todos ellos!, fue la consigna.

La orden se fue cumpliendo con disciplina militar. Ahora solo queda doña Irene Espinosa en el grupo de cinco miembros que forman la Junta de Gobierno, ésa misma que toma las decisiones que hasta ahora le impone la Constitución al Banco de México. Y agárrese, porque en una de esas borracheras de poder los legisladores también modificarán la Carta Magna para darle nuevas obligaciones al banco central más allá de mantener el poder de compra de nuestro sufrido peso.

Doña Irene es la última de la tribu de los mohicanos en extinción en el alto mando del Banco de México y ha dejado su huella en cada decisión de la Junta sobre el destino de la política monetaria. Qué va. Será en diciembre cuando la sobreviviente del linaje de don Miguel Mancera deje su silla para ser ocupada por alguna simpatizante de la 4T (ya dijo doña Claudia que será mujer) o que, por lo menos, no huela a pasado neoliberal.

Ya en los pasillos testigos de los ires y venires de los improvisados equipos de la nueva presidenta, se rumoran nombres de las candidatas a ocupar el sitio de privilegio. No son muchos nombres, porque tampoco la 4T puede presumir de una gran cantidad de expertos en sus huestes, cuestión que al actual gobierno le tiene sin cuidado (¡a las pruebas me remito!). Pero un nombre se ha repetido: el de María del Carmen Bonilla, la joven titular de Crédito Público de Hacienda egresada de la Anáhuac y quien ha hecho carrera en el sector financiero tanto privado (HSBC, Santander) como público (IMSS y Hacienda). A ver si, con esos antecedentes no la tachan de ‘neoliberal’.

El hecho, mis estimados, es que en diciembre se cierra el telón del primer acto de la historia del banco central autónomo. Lo que seguirá en el siguiente acto ya lo veremos, pero no me pregunten. Solo les digo a los soñadores ortodoxos que se amarren los cinturones, porque lo que sigue no es apto para cardíacos. ¡El águila ya comenzó a chillar!

Sensibilidades del dinero

¿Qué por qué tanto chilladero de inversionistas y empresarios con las reformas? Entre otros asuntos, porque se plantea que cualquier juez dicte prisión preventiva de oficio por sospechas de evasión fiscal, falsos comprobantes fiscales y similares. Cuestión harto sensible para la inversión, sobre todo cuando las instituciones no tienen fama de ser muy confiables en el país.

Colofón

Ya que andamos en temporada de reformas constitucionales sin ton ni son, me pregunto qué dirán en los cuarteles generales de la OCDE en París, con el asunto de la pérdida de autonomía de la Comisión Federal de Competencia, Cofece, que encabeza Andrea Marván Saltiel. ¿Acaso excomulgarán a México?

* Mensajes a esta sensible columna enviarlos al correo: samuel@arenapublica.com