Damián Martínez Tagüeña (@DMartinezT)
La interacción con mecanismos y organismos internacionales es cada vez más importante para el sector privado, en especial en economías abiertas como la mexicana. Los acuerdos que se alcanzan en estos foros tienen un impacto directo en empresas de todos tamaños y sectores. En esas negociaciones se fijan grandes líneas de política pública y en ocasiones se adoptan también acuerdos vinculantes o tratados, que en México son de aplicación directa.
La próxima cumbre del G20, a celebrarse en Nueva Delhi el 9 y 10 de septiembre, debiera ser un llamado a la acción. Las empresas y asociaciones ya realizan grandes esfuerzos de diálogo con los gobiernos a nivel nacional. No debieran dejar pasar oportunidades de participar en procesos que condicionan el contexto global.
Un ejemplo claro y reciente del papel de estos mecanismos es el desarrollo de medidas contra la evasión fiscal internacional, esenciales para asegurar piso parejo y a la vez fomentar la competitividad e innovación. En 2013 comenzó el trabajo para ello en la OCDE y el G20, bajo el rubro de Erosión de la base impositiva y traslado de beneficios (BEPS, en inglés). Además de acordarse en 2016 una Convención Multilateral, que fue ratificada por México en marzo, se conformó un marco inclusivo de negociación que hoy cubre a 138 países y jurisdicciones. Tras múltiples reuniones técnicas y políticas, en éste se definieron 15 acciones concretas a ser ejecutadas por los Estados.
En 2021, durante la presidencia italiana del G20, los ministros de finanzas avalaron fijar en 15% la tasa más baja de impuestos corporativos a nivel global. Los líderes ratificaron la decisión y acordaron que además se desarrollarían reglas de implementación a entrar en vigor en 2023. En julio de este año se alcanzó este objetivo, al acordarse políticas y estándares mínimos que las autoridades participantes comenzarán a aplicar de inmediato.
Muchas otras prioridades para las empresas que operan en México y América Latina están siguiendo este caminos similares, principalmente en áreas de vanguardia. Una muy breve lista de temas que hoy se abordan en el G20, y en otros foros, incluye infraestructura pública digital, ciber seguridad y resiliencia, el uso responsable de la inteligencia artificial, el fortalecimiento de la industria farmacéutica en países en desarrollo, el combate a la contaminación por plásticos (incluyendo mediante un tratado, ya siendo negociado), la definición de criterios de responsabilidad extendida del productor, el uso de hidrógeno como fuente de energía, y la ampliación del marco institucional anticorrupción.
Aunque la negociaciones son intergubernamentales, no excluyen al sector privado. Los mecanismos y organismos son plenamente conscientes de la complejidad de sus agendas y del valor de escuchar todas las voces. En múltiples ocasiones solicitan comentarios e ideas, tanto a las empresas que habrán de vivir bajo las reglas, como a especialistas y organizaciones civiles. Sólo mediante la suma de esfuerzos se pueden crear y aplicar respuestas efectivas a los principales retos globales.
La mayoría de los países abre espacios a las empresas y cámaras interesadas como parte de sus procesos de definición de posiciones nacionales. El sector privado hace bien en acudir a estos ejercicios, pero no depende de ellos para tener presencia en el ámbito multilateral. Es posible actuar sin pasar por el gobierno, mediante el desarrollo de capacidades internas y de gremio. En el G20 existe el B20, encabezado por una asociación del país que ocupa la presidencia, que emite recomendaciones a los líderes. En la OCDE opera Business at OECD, una red de redes presente en cada deliberación sustantiva. Cada foro tiene su propio esquema, unos más burocráticos que otros, algunos muy eficaces y otros menos.
En una economía abierta, la vinculación con el G20 y los organismos internacionales es una necesidad para las empresas. Invertir en una presencia estratégica en ellos, de manera individual o colectiva, contribuye a metas corporativas – de negocio, posicionamiento de marca, y desarrollo de mercado – y de responsabilidad ambiental, social y de gobernanza. Los resultados de la próxima cumbre, al igual que los asuntos que queden pendientes, serán un recordatorio de ello.
El autor es consultor y miembro del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (COMEXI). En 2019 y 2020 formó parte del equipo negociador del Gobierno de México en el G20.