El mundo de los negocios se vuelve cada vez más complejo, sobresalir en un entorno competitivo nunca ha sido fácil pero en estos tiempos se vuelve todavía más complicado y retador, hoy día ya no solo vendemos productos sino que también damos un valor agregado que es reconocido como un servicio, el cual no necesariamente será percibido como bueno.
Hablando de servicio pudiéramos decir que es un tema que pudiera verse como algo multifactorial y en muchos casos se vuelve subjetivo, es multifactorial porque depende de muchos factores siendo los más clásicos la relación precio – calidad, depende también de que el servicio se lleve a cabo en el tiempo y en la forma esperada por el cliente final. En cuanto a la parte subjetiva del servicio esta se ve influenciada por las distintas opiniones que pudiera generar en un grupo poblacional, por las creencias de las diversas personas que pudieran recibir el mismo servicio y esto se traduce en que una empresa sea percibida como excelente, buena, regular ó mala.
Lo importante en todo esto es que después de recibir un servicio, el cliente perciba que nuestra empresa lo ha hecho a su entera satisfacción y que mejor si incluso mejora su expectativa, por tanto la palabra clave en esta relación empresa – cliente es sin lugar a dudas la palabra “experiencia”
El nivel de experiencia que me llevo en mi interrelación con cada una de las empresas que me ofrecen productos o servicios a lo largo de mi vida hará que yo piense convertirme en un cliente leal a ellas e inclusive me puede llevar a ser una especie de promotor de las mismas al recomendarlas en mi círculo de conocidos e incluso hoy día en las redes sociales.
No es casualidad que muchas empresas se vuelven exitosas y otras fracasan estrepitosamente, aquellas empresas que entienden por un lado el verdadero valor de un cliente a lo largo del tiempo y por otro lado trabajan arduamente para su satisfacción son las que tienen éxito y contribuyen no solo al bienestar de sus accionistas sino que generan una derrama de beneficios a sus colaboradores y a sus proveedores, aquellas empresas que fracasan a lo largo del camino son por tanto aquellas que no supieron dar una experiencia de calidad aunada a un valor agregado bien percibido.
Nuestra estratégia empresarial debe tener muy clara nuestra misión y visión, debe tener muy claros los objetivos, y debe estar centrada en un enfoque al cliente como parte principal de nuestro modelo de negocio,enfoquémonos en la “experiencia” de nuestros clientes, sintamos empatía por ellos y trabajemos para generar bienestar para nuestras empresas, para nuestro entorno y de manera indirecta ayudaremos a que nuestro país salga adelante, y sobre todo mejoraremos nuestra calidad de vida.