Por: Carolina de Benito
Definitivamente estos meses han sido largos e intensos para el presidente Donald Trump. La pandemia ha ocasionado un sube y baja de popularidad y aceptación para su administración, la cual está a punto de concluir si no logra la reelección el próximo 3 de noviembre.
Joe Biden, exvicepresidente durante la administración de Barack Obama, quien ha prometido durante su campaña llevar un mejor manejo de la crisis y controlar el virus del covid-19 desde su primer día como presiente, se encuentra por arriba en las encuestas alrededor de 16 puntos.
Resulta bastante peligroso, pero al mismo tiempo conveniente, que justo a menos de un mes de las elecciones anuncie que resultó positivo al virus que todos hemos evitado desde principios de este año.
Trump pertenece a uno de los sectores de la población de mayor riesgo de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) debido a su edad (74 años), por lo que la primera indicación fue estar en observación, lo cual lo llevó a estar internado por unos días, pero como segunda recomendación y principalmente cómo responsabilidad social debía permanecer en cuarentena para evitar posibles contagios.
Este aislamiento lo orilló a dejar de lado su campaña electoral, la cual incluía visitar importantes estados como: Minnesota, Pensilvania (uno de los estados con el que logró su victoria hace 4 años), Virginia, Georgia, Florida y Carolina del Norte. Las implicaciones políticas de esta decisión son múltiples, pero principalmente debilitan su postura frente al ex presidente Biden, quien se ha mantenido durante las últimas semanas por encima en las encuestas. Por otro lado, le benefician, ya que por fin se muestra de cierta manera vulnerable y mucho más cercano a su población que se ha contagiado.
Para el presidente de Estados Unidos, el Covid-19 no era más que un simple virus que mágicamente, como lo expresó en varias ocasiones, iba a desaparecer, por lo que se burlaba hasta cierto punto de su contrincante quien sí usa cubre bocas y mantiene la tan famosa “sana distancia” como parte de las nuevas normas sociales de convivencia.
Joe Biden no planea detener su campaña presidencial a pesar de que Trump esté aislado, lo cual podrá repercutir directamente en los resultados que arrojarán las urnas este próximo 3 de noviembre.
Una de las principales preocupaciones de que el presidente de nuestro vecino del norte esté contagiado de coronavirus, es la gravedad y/o complicaciones que el virus le puedan llegar a ocasionar al actual mandatario y esta incertidumbre política repercute directamente en la recuperación económica que se tenía prevista para el país en el futuro próximo.
Así que, hagan sus apuestas y esperemos en las próximas semanas conocer quién resultó ser el verdadero enemigo de Donald Trump.