/ jueves 23 de mayo de 2024

Elecciones a la vuelta: los retos económicos

Por Ricardo Gallegos

Estamos, ahora sí, a semanas de las elecciones más grandes en México por el número de funcionarios —poco más de 19,000-. Los resultados incidirán directamente en una población de más de 126 millones de mexicanos. Gane quien gane, enfrentará retos importantes desde el punto de vista económico, y la siguiente administración tendrá que enfrentar y decantarse entre lo urgente y lo importante. A continuación, comento algunos de los retos que considero son los primeros.

Déficit. El déficit al cual llegará este año el país en su medición más amplia, conocido como Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP), podría alcanzar el -5.9 % del PIB. Este nivel de déficit tenía casi 30 años sin registrarse. ¿Es estructural? No. Existe una posibilidad muy importante de reducirlo, ya que actualmente lo impacta la culminación de las obras emblemáticas de esta administración.

¿Se podrá reducir? De alguna manera estimamos que sí. Existen rubros que al no necesitarse volver a ejecutar tendrían un impacto en lograr esta llamada consolidación fiscal, y aquí hay dos datos que me gustaría resaltar: el primero es que en HR Ratings estimamos que esta reducción llegará a -4.5% del PIB para el siguiente año, diferente a lo que se estima en los Pre-criterios 2025 de -3% del PIB, ya que para llegar a dichos niveles se requeriría una importante reducción de bienes y servicios, porque no sólo bastaría con bajar la inversión en infraestructura; segundo, a nivel macroeconómico, reducir el déficit de una manera tan agresiva estimamos que podría inclusive resultar hasta más dañino que positivo, sobre todo porque hemos visto señales de desaceleración en la economía local y global, y en un año con una economía tan expansiva podría resultar contraproducente.

Deuda. El nivel de deuda del soberano en término relativos y en su versión más amplia (Saldo histórico, SH) terminará este año en niveles cercanos al 50% del PIB, lo cual es un nivel bastante aceptable, y acorde a la calificación actual. ¿Por qué nos pudimos endeudar a este nivel en este año? Porque cedimos el espacio que habíamos logrado en los últimos años al no endeudarnos durante la pandemia; decidimos en aquel entonces no dar subsidios directos a la población, ni a las empresas para cuidar la planta productiva y el empleo, como lo hicieron prácticamente en el resto del mundo, y decidimos endeudarnos hoy para culminar los proyectos emblemáticos. Esto en sí encierra un costo de oportunidad y será parte de las decisiones de los siguientes funcionarios, especialmente en el tema de cómo llevar la trayectoria de endeudamiento en el corto plazo.

Reforma Fiscal. Es un hecho que las necesidades de un país como México son crecientes, prácticamente en casi todos los sectores de la economía serían susceptibles de recibir fuertes inversiones federales. El tema es cómo fondeamos dichos recursos. Si la respuesta es sólo vía deuda, entonces estructuralmente tendremos un problema financiero muy rápido. Hasta ahora, las candidatas punteras han propuesto que no irían por una reforma fiscal, por lo menos en el corto plazo. Esto obliga entonces a replantear las propuestas de cada vez más apoyos directos y universales a la población o incrementar la base de contribuyentes y aumentar la fiscalización, lo cual ya ha sido trabajado de una manera muy importante durante las últimas décadas, sin terminar de funcionar correctamente. Por lo tanto, una reforma fiscal seguramente será un tema que en el corto plazo deberá retomarse.

Pensiones. Independientemente de si la manera cómo se está abordando (e intentando financiar) es la correcta en torno al tema de pensiones, lo que sí ha sido un acierto es colocar este tema en la agenda de la discusión nacional. Ahora, el gran pendiente para la siguiente administración es atacarlo, pero desde el punto de vista técnico y actuarial, y no político, para que le dé suficiencia técnica a un tema que, hay que decirlo, a nivel mundial no se le ha encontrado una solución perfecta. Inclusive no habría que olvidar que el tema de pensiones estatales es otra tarea pendiente que prácticamente ha pasado desapercibida y que de las 32 entidades de la república quizás cinco todavía tengan suficiencia actuarial.

Pemex. ¿Qué hacer con la paraestatal? Es un tema de agenda de política pública donde quizás haya que hacer una reflexión muy importante: la empresa no sólo padece temas de solvencia sino también de liquidez. El reto va más allá de si el gobierno federal la va a seguir apoyando de la misma manera o si asumirá de manera directa la deuda de la empresa, eso es sólo la primera parte del reto; quizás la tarea más importante será cómo convertir a una de las petroleras más endeudadas a nivel mundial en una empresa con un modelo de negocios que convenza y que en el corto plazo, dejemos de lado que se vuelva rentable, sino consuma menos recursos públicos y poco a poco se reconvierta en una entidad que contribuya al bien público.

Todo lo anterior es parte de los retos de corto-mediano plazo, sin mencionar que se tendrá que definir cuál y cómo serán los ejes de política pública para la siguiente administración, y reforzar o realinear las baterías en otros temas como la inversión para seguir detonando el nearshoring, aspectos sectoriales como la industria energética, agua, salud, educación y seguridad. Por lo anterior, es un hecho que los retos económicos y la agenda para quien llegue son definitivamente retadores.

*Director General Adjunto de Análisis Económico en HR Ratings.

Por Ricardo Gallegos

Estamos, ahora sí, a semanas de las elecciones más grandes en México por el número de funcionarios —poco más de 19,000-. Los resultados incidirán directamente en una población de más de 126 millones de mexicanos. Gane quien gane, enfrentará retos importantes desde el punto de vista económico, y la siguiente administración tendrá que enfrentar y decantarse entre lo urgente y lo importante. A continuación, comento algunos de los retos que considero son los primeros.

Déficit. El déficit al cual llegará este año el país en su medición más amplia, conocido como Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP), podría alcanzar el -5.9 % del PIB. Este nivel de déficit tenía casi 30 años sin registrarse. ¿Es estructural? No. Existe una posibilidad muy importante de reducirlo, ya que actualmente lo impacta la culminación de las obras emblemáticas de esta administración.

¿Se podrá reducir? De alguna manera estimamos que sí. Existen rubros que al no necesitarse volver a ejecutar tendrían un impacto en lograr esta llamada consolidación fiscal, y aquí hay dos datos que me gustaría resaltar: el primero es que en HR Ratings estimamos que esta reducción llegará a -4.5% del PIB para el siguiente año, diferente a lo que se estima en los Pre-criterios 2025 de -3% del PIB, ya que para llegar a dichos niveles se requeriría una importante reducción de bienes y servicios, porque no sólo bastaría con bajar la inversión en infraestructura; segundo, a nivel macroeconómico, reducir el déficit de una manera tan agresiva estimamos que podría inclusive resultar hasta más dañino que positivo, sobre todo porque hemos visto señales de desaceleración en la economía local y global, y en un año con una economía tan expansiva podría resultar contraproducente.

Deuda. El nivel de deuda del soberano en término relativos y en su versión más amplia (Saldo histórico, SH) terminará este año en niveles cercanos al 50% del PIB, lo cual es un nivel bastante aceptable, y acorde a la calificación actual. ¿Por qué nos pudimos endeudar a este nivel en este año? Porque cedimos el espacio que habíamos logrado en los últimos años al no endeudarnos durante la pandemia; decidimos en aquel entonces no dar subsidios directos a la población, ni a las empresas para cuidar la planta productiva y el empleo, como lo hicieron prácticamente en el resto del mundo, y decidimos endeudarnos hoy para culminar los proyectos emblemáticos. Esto en sí encierra un costo de oportunidad y será parte de las decisiones de los siguientes funcionarios, especialmente en el tema de cómo llevar la trayectoria de endeudamiento en el corto plazo.

Reforma Fiscal. Es un hecho que las necesidades de un país como México son crecientes, prácticamente en casi todos los sectores de la economía serían susceptibles de recibir fuertes inversiones federales. El tema es cómo fondeamos dichos recursos. Si la respuesta es sólo vía deuda, entonces estructuralmente tendremos un problema financiero muy rápido. Hasta ahora, las candidatas punteras han propuesto que no irían por una reforma fiscal, por lo menos en el corto plazo. Esto obliga entonces a replantear las propuestas de cada vez más apoyos directos y universales a la población o incrementar la base de contribuyentes y aumentar la fiscalización, lo cual ya ha sido trabajado de una manera muy importante durante las últimas décadas, sin terminar de funcionar correctamente. Por lo tanto, una reforma fiscal seguramente será un tema que en el corto plazo deberá retomarse.

Pensiones. Independientemente de si la manera cómo se está abordando (e intentando financiar) es la correcta en torno al tema de pensiones, lo que sí ha sido un acierto es colocar este tema en la agenda de la discusión nacional. Ahora, el gran pendiente para la siguiente administración es atacarlo, pero desde el punto de vista técnico y actuarial, y no político, para que le dé suficiencia técnica a un tema que, hay que decirlo, a nivel mundial no se le ha encontrado una solución perfecta. Inclusive no habría que olvidar que el tema de pensiones estatales es otra tarea pendiente que prácticamente ha pasado desapercibida y que de las 32 entidades de la república quizás cinco todavía tengan suficiencia actuarial.

Pemex. ¿Qué hacer con la paraestatal? Es un tema de agenda de política pública donde quizás haya que hacer una reflexión muy importante: la empresa no sólo padece temas de solvencia sino también de liquidez. El reto va más allá de si el gobierno federal la va a seguir apoyando de la misma manera o si asumirá de manera directa la deuda de la empresa, eso es sólo la primera parte del reto; quizás la tarea más importante será cómo convertir a una de las petroleras más endeudadas a nivel mundial en una empresa con un modelo de negocios que convenza y que en el corto plazo, dejemos de lado que se vuelva rentable, sino consuma menos recursos públicos y poco a poco se reconvierta en una entidad que contribuya al bien público.

Todo lo anterior es parte de los retos de corto-mediano plazo, sin mencionar que se tendrá que definir cuál y cómo serán los ejes de política pública para la siguiente administración, y reforzar o realinear las baterías en otros temas como la inversión para seguir detonando el nearshoring, aspectos sectoriales como la industria energética, agua, salud, educación y seguridad. Por lo anterior, es un hecho que los retos económicos y la agenda para quien llegue son definitivamente retadores.

*Director General Adjunto de Análisis Económico en HR Ratings.