/ martes 25 de junio de 2024

Elecciones bajo asedio

Por Lenin Octavio Hernández Villalva* y Fernando Octavio Hernández Sánchez**

Este 2024 se ha caracterizado por la realización de elecciones generales en distintos países. En Rusia, India, Indonesia y México, no ha habido sorpresas mientras el triunfo ha correspondido a los candidatos oficiales que garantizan continuidad. En Europa, las recientes elecciones para renovar el Parlamento Europeo han registrado el avance de los partidos de derecha, como ha ocurrido en Francia, Alemania y Austria y el incremento de las tendencias antiinmigrantes entre los ciudadanos europeos. En noviembre, esta coyuntura electoral cerrará con las votaciones para la Presidencia en Estados Unidos, cuyo resultado afectará la dinámica de la política mundial durante los próximos años, especialmente si el ganador resulta ser Donald Trump.

En este escenario, la proliferación de actos de violencia política en los procesos electorales es un elemento cada vez más común y ello preocupa, conforme ha trascendido el campo de la retórica y ahora se expresa en ataques físicos para eliminar a un contendiente o forzarlo a renunciar a su candidatura, bajo amenaza de muerte para el candidato, sus familiares o colaboradores cercanos. En India, las votaciones han confirmado la hegemonía de Narendra Moodi, un político sectario que ha aprovechado la hostilidad de la población hindú hacia los musulmanes radicados en ese país para consolidar su liderazgo, aun agudizando las rivalidades interconfesionales. En México, las elecciones dejaron un saldo de más de treinta candidatos asesinados, mientras otros tantos debieron renunciar a sus candidaturas por las amenazas del crimen organizado. En Haití, la inestabilidad provocada por las bandas criminales sólo ha cobrado ya la vida a un presidente, sino que también ha impedido nuevas elecciones que permitan renovar la vida institucional de aquel país, generando tal inseguridad que miles de haitianos han preferido exiliarse con tal de escapar de ese infierno.

La violencia política no es un fenómeno exclusivo de naciones periféricas pues incluso en países europeos han ocurrido actos contrarios a la sana contienda política. En Alemania, las elecciones al Parlamento Europeo fueron escenario de actos de intimidación contra distintos candidatos, ya sean “verdes” o socialdemócratas: En mayo pasado, la violencia alcanzó a Matthias Ecke, un candidato socialdemócrata, quien sufrió una golpiza a manos de cuatro jóvenes en Dresde, en un acto vinculado con la ultraderecha alemana. En Francia, el avance de la derecha ha forzado al presidente Emmanuel Macron a disolver el Parlamento y convocar nuevas elecciones, mientras el escenario se ve perturbado por las manifestaciones de antisemitismo provocadas por la actuación del gobierno israelí en contra de la población palestina en Gaza. En Estados Unidos, se teme que un resultado electoral adverso a Donald Trump podría provocar el estallido de actos de violencia interraciales mientras los seguidores del magnate han manifestado su disposición a impedir otro “robo” favorable a los demócratas. En estos tiempos donde todo se discute y nada se argumenta, la polarización política ya no sólo divide sociedades, sino que ahora está adoptando expresiones de violencia cada vez más inquietantes.

Lenin Octavio Hernández Villalva es estudiante de la Licenciatura en Relaciones Internacionales en la Universidad Anáhuac México*

Fernando Octavio Hernández Sánchez es coordinador de dicho Programa académico**

Por Lenin Octavio Hernández Villalva* y Fernando Octavio Hernández Sánchez**

Este 2024 se ha caracterizado por la realización de elecciones generales en distintos países. En Rusia, India, Indonesia y México, no ha habido sorpresas mientras el triunfo ha correspondido a los candidatos oficiales que garantizan continuidad. En Europa, las recientes elecciones para renovar el Parlamento Europeo han registrado el avance de los partidos de derecha, como ha ocurrido en Francia, Alemania y Austria y el incremento de las tendencias antiinmigrantes entre los ciudadanos europeos. En noviembre, esta coyuntura electoral cerrará con las votaciones para la Presidencia en Estados Unidos, cuyo resultado afectará la dinámica de la política mundial durante los próximos años, especialmente si el ganador resulta ser Donald Trump.

En este escenario, la proliferación de actos de violencia política en los procesos electorales es un elemento cada vez más común y ello preocupa, conforme ha trascendido el campo de la retórica y ahora se expresa en ataques físicos para eliminar a un contendiente o forzarlo a renunciar a su candidatura, bajo amenaza de muerte para el candidato, sus familiares o colaboradores cercanos. En India, las votaciones han confirmado la hegemonía de Narendra Moodi, un político sectario que ha aprovechado la hostilidad de la población hindú hacia los musulmanes radicados en ese país para consolidar su liderazgo, aun agudizando las rivalidades interconfesionales. En México, las elecciones dejaron un saldo de más de treinta candidatos asesinados, mientras otros tantos debieron renunciar a sus candidaturas por las amenazas del crimen organizado. En Haití, la inestabilidad provocada por las bandas criminales sólo ha cobrado ya la vida a un presidente, sino que también ha impedido nuevas elecciones que permitan renovar la vida institucional de aquel país, generando tal inseguridad que miles de haitianos han preferido exiliarse con tal de escapar de ese infierno.

La violencia política no es un fenómeno exclusivo de naciones periféricas pues incluso en países europeos han ocurrido actos contrarios a la sana contienda política. En Alemania, las elecciones al Parlamento Europeo fueron escenario de actos de intimidación contra distintos candidatos, ya sean “verdes” o socialdemócratas: En mayo pasado, la violencia alcanzó a Matthias Ecke, un candidato socialdemócrata, quien sufrió una golpiza a manos de cuatro jóvenes en Dresde, en un acto vinculado con la ultraderecha alemana. En Francia, el avance de la derecha ha forzado al presidente Emmanuel Macron a disolver el Parlamento y convocar nuevas elecciones, mientras el escenario se ve perturbado por las manifestaciones de antisemitismo provocadas por la actuación del gobierno israelí en contra de la población palestina en Gaza. En Estados Unidos, se teme que un resultado electoral adverso a Donald Trump podría provocar el estallido de actos de violencia interraciales mientras los seguidores del magnate han manifestado su disposición a impedir otro “robo” favorable a los demócratas. En estos tiempos donde todo se discute y nada se argumenta, la polarización política ya no sólo divide sociedades, sino que ahora está adoptando expresiones de violencia cada vez más inquietantes.

Lenin Octavio Hernández Villalva es estudiante de la Licenciatura en Relaciones Internacionales en la Universidad Anáhuac México*

Fernando Octavio Hernández Sánchez es coordinador de dicho Programa académico**