/ viernes 21 de junio de 2024

Elecciones bajo fuego

Por María Luisa Rosales

A pocas semanas de las elecciones electorales en México 2024 seguimos hundidos en las masacres, la violencia y el desentendimiento. Desde septiembre de 2023 hasta mayo de 2024, se han registrado 560 víctimas de violencia política en México, que incluyen amenazas, secuestros y asesinatos. Este periodo ha visto un promedio de dos víctimas diarias, destacando la gravedad de la situación. (Animal Político, 2024)

Algunos de estos asesinatos no fueron registrados por el gobierno y parece que no son reconocidos para mantener todo en orden, pero en la mira del mundo, la ONU pidió a México que responda y aclare por estos crímenes políticos. Volter Türk, Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos: “En México, hago un llamado a las autoridades a garantizar la rendición de cuentas por la violencia y los asesinatos ocurridos durante el periodo electoral, incluidos los de políticos.”

¿Cuándo terminará esto? ¿Hasta dónde llegaremos? ¿Qué no basta con el miedo que vivimos día con día los ciudadanos de este país? Esta creciente violencia muestra un efecto muy desalentador sobre la participación democrática y nuestra confianza depositada en los procesos electorales. Las autoridades aseguran que ya están trabajando en aumentar la seguridad y la protección de los candidatos. Según la Secretaría de Protección Ciudadana (SSPC) se activó un mecanismo de protección a los candidatos a partir de principios de marzo pasado. ¿Ha funcionado?

Los asesinatos no han tenido motivo específico, las autoridades afirman que algunos de ellos tienen carácter criminal o personal, pero otros afirman que hablamos de delincuencia organizada en la mayoría de los casos. El New York Times afirma que la tendencia habla de los objetivos de los grupos del crimen organizado que buscan convertirse en gobernantes de facto de las ciudades de todo México, sobre todo por razones económicas.

Esta violencia subraya la necesidad de reformas políticas que protejan la democracia y el bienestar de los ciudadanos y figuras públicas, esto requiere de un máximo esfuerzo para combatir la criminalidad, la desigualdad y la impunidad.

Por María Luisa Rosales

A pocas semanas de las elecciones electorales en México 2024 seguimos hundidos en las masacres, la violencia y el desentendimiento. Desde septiembre de 2023 hasta mayo de 2024, se han registrado 560 víctimas de violencia política en México, que incluyen amenazas, secuestros y asesinatos. Este periodo ha visto un promedio de dos víctimas diarias, destacando la gravedad de la situación. (Animal Político, 2024)

Algunos de estos asesinatos no fueron registrados por el gobierno y parece que no son reconocidos para mantener todo en orden, pero en la mira del mundo, la ONU pidió a México que responda y aclare por estos crímenes políticos. Volter Türk, Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos: “En México, hago un llamado a las autoridades a garantizar la rendición de cuentas por la violencia y los asesinatos ocurridos durante el periodo electoral, incluidos los de políticos.”

¿Cuándo terminará esto? ¿Hasta dónde llegaremos? ¿Qué no basta con el miedo que vivimos día con día los ciudadanos de este país? Esta creciente violencia muestra un efecto muy desalentador sobre la participación democrática y nuestra confianza depositada en los procesos electorales. Las autoridades aseguran que ya están trabajando en aumentar la seguridad y la protección de los candidatos. Según la Secretaría de Protección Ciudadana (SSPC) se activó un mecanismo de protección a los candidatos a partir de principios de marzo pasado. ¿Ha funcionado?

Los asesinatos no han tenido motivo específico, las autoridades afirman que algunos de ellos tienen carácter criminal o personal, pero otros afirman que hablamos de delincuencia organizada en la mayoría de los casos. El New York Times afirma que la tendencia habla de los objetivos de los grupos del crimen organizado que buscan convertirse en gobernantes de facto de las ciudades de todo México, sobre todo por razones económicas.

Esta violencia subraya la necesidad de reformas políticas que protejan la democracia y el bienestar de los ciudadanos y figuras públicas, esto requiere de un máximo esfuerzo para combatir la criminalidad, la desigualdad y la impunidad.