En las elecciones europeas de junio, en Francia el partido Reagrupamiento Nacional de extrema derecha llegó en primer lugar con un total histórico de 31,37% de los votos. El partido de gobierno llegó muy atrás con un 14,6% de los votos, seguido de cerca por el partido socialista y la candidatura ciudadana del activista Raphaël Glucksmann del movimiento “Place Publique”. La Francia Insumisa de Jean Luc Mélenchon juntó un 9,89%, la derecha republicana un 7,25%, el Partido Ecologista un 5,5%.
Frente a esta derrota, sin ninguna obligación legal o constitucional, el Presidente Macron disolvió la Asamblea Nacional: algo que no había sucedido desde 1997. En la Asamblea contaba con una pequeña mayoría después de su reelección y de las elecciones legislativas de 2022 que no le permitía avanzar en varias de sus reformas. ¿Quiso aprovechar del miedo del crecimiento de la extrema derecha pensando que muchas más personas se fueran a movilizar para darle una mayoría más amplia? ¿Pensó en un especie de referéndum para confirmar la confianza de un electorado que lo reeligieron frente a Marine Le Pen en 2022 ?
Esta coyuntura inesperada de nuevas elecciones legislativas incitó al Partido Socialista, Francia Insumisa, el Partido Europa Ecologistas Verdes y el Partido Comunista lograr una amplia alianza alrededor de un programa social y ambiental innovar y ambicioso. Su campaña dinámica con candidaturas jóvenes y diversas, además de la conversación con sindicatos y sociedad civil, propulsó a este Nuevo Frente Popular en el primer lugar delante de la mayoría presidencial. La lógica de desistimientos en la segunda vuelta para hacer frente a la extrema derecha empujó a Reagrupamiento Nacional al tercer lugar en porcentaje y número de curules. Sin embargo, ese partido es el que más número de votos ha conseguido y de manera histórica con más de 10 millones contra los 7 millones del Nuevo Frente Popular.
La participación en esas elecciones legislativas de 2024 también fue histórica con un 20 % más que en las legislativas de 2022. Como dato, la presencia de diputadas disminuye a un 36.05% con respecto a un 37.26% en 2022. No hay aún en Francia una obligación de paridad legislativa.
Aunque no lo señale la Constitución, la tradición republicana semi parlamentaria francesa es que el Presidente nombré a una persona Primer Ministra y a su vez a un Gabinete afín al partido que gana las elecciones legislativas. En Francia, el Gobierno tiene que aprobarse por mayoría de la Asamblea Nacional, quien también por mayoría puede provocar la renuncia de todo el Gabinete y de la persona Primera Ministra. El problema es que en esta ocasión ningún partido logró la mayoría. La división en tercios provoca una crisis institucional. Macron mantuvo a su Primer Ministro, rechazando su renuncia, y pidió a la ciudadanía francesa esperar a que se instale la Asamblea Nacional, quien elegirá sus cargos de dirección y su presidencia el 18 de julio.
Si bien la extrema derecha crece en Europa, también las izquierdas, cuando logran unirse a través de las causas y de un programa mínimo, pueden dar la batalla por la democracia social, ambiental y progresista. La llegada del Nuevo Frente Popular sería sin duda un oxígeno para el contexto político francés y europeo.