/ sábado 18 de mayo de 2024

Elecciones y salarios

Del monto del salario dependen el nivel y la calidad de vida de los trabajadores. A un salario mayor corresponden mejores condiciones materiales de existencia. Pero el salario monetario no es el único componente del ingreso de la clase trabajadora. En ese ingreso hay que incluir lo que los economistas llaman salario social.

Este salario social se compone, entre otros factores, de la educación y la salud gratuitas. Y también entran en esta categoría los subsidios que otorga el Estado en rubros como la electricidad, el agua potable y el transporte.

En la Ciudad de México, el subsidio al transporte se da básicamente en el Sistema de Transporte Colectivo, llamado comúnmente Metro. Ese subsidio permite que los trabajadores sólo paguen una porción del costo total del servicio recibido, lo que en resumidas cuentas constituye una forma de ingreso para el trabajador.

Esta modalidad del ingreso no monetario recibe el nombre de salario social. Así que mientras más bienes y servicios se incluyan en el salario social, mayor será el salario de los trabajadores.

Es por esta razón que un retiro o anulación de este tipo de subsidios significa una reducción del salario total y, consecuentemente, una caída en el nivel y en la calidad de vida de la inmensa mayoría de los trabajadores.

En esencia, esto último es lo que busca la propuesta de la derecha mexicana de incrementar la tarifa del Metro. Pero ese declarado propósito se complementa con una aspiración mayor. La derecha mexicana está proponiendo la privatización del Metro, como antes propuso la privatización del petróleo y la electricidad.

Y como siempre ha pugnado por privatizar la educación y la salud públicas. De modo que la privatización de esos bienes y servicios implicaría una disminución del salario de los trabajadores en el segmento del salario social. O, dicho más escuetamente, una simple y llana reducción de los salarios.

La reducción del salario es, finalmente, la propuesta de la derecha mexicana. Y tal proposición se realiza en las vísperas de la elecciones generales del 2 de junio próximo, lo que permite colegir que el conservadurismo mexicano ha perdido completamente la brújula, puesto que la inmensa mayoría de los votantes serán trabajadores asalariados, quienes no pueden ver con buenos ojos las propuestas de reducción salarial de la derecha.


mentorferrer@gmail.com


Del monto del salario dependen el nivel y la calidad de vida de los trabajadores. A un salario mayor corresponden mejores condiciones materiales de existencia. Pero el salario monetario no es el único componente del ingreso de la clase trabajadora. En ese ingreso hay que incluir lo que los economistas llaman salario social.

Este salario social se compone, entre otros factores, de la educación y la salud gratuitas. Y también entran en esta categoría los subsidios que otorga el Estado en rubros como la electricidad, el agua potable y el transporte.

En la Ciudad de México, el subsidio al transporte se da básicamente en el Sistema de Transporte Colectivo, llamado comúnmente Metro. Ese subsidio permite que los trabajadores sólo paguen una porción del costo total del servicio recibido, lo que en resumidas cuentas constituye una forma de ingreso para el trabajador.

Esta modalidad del ingreso no monetario recibe el nombre de salario social. Así que mientras más bienes y servicios se incluyan en el salario social, mayor será el salario de los trabajadores.

Es por esta razón que un retiro o anulación de este tipo de subsidios significa una reducción del salario total y, consecuentemente, una caída en el nivel y en la calidad de vida de la inmensa mayoría de los trabajadores.

En esencia, esto último es lo que busca la propuesta de la derecha mexicana de incrementar la tarifa del Metro. Pero ese declarado propósito se complementa con una aspiración mayor. La derecha mexicana está proponiendo la privatización del Metro, como antes propuso la privatización del petróleo y la electricidad.

Y como siempre ha pugnado por privatizar la educación y la salud públicas. De modo que la privatización de esos bienes y servicios implicaría una disminución del salario de los trabajadores en el segmento del salario social. O, dicho más escuetamente, una simple y llana reducción de los salarios.

La reducción del salario es, finalmente, la propuesta de la derecha mexicana. Y tal proposición se realiza en las vísperas de la elecciones generales del 2 de junio próximo, lo que permite colegir que el conservadurismo mexicano ha perdido completamente la brújula, puesto que la inmensa mayoría de los votantes serán trabajadores asalariados, quienes no pueden ver con buenos ojos las propuestas de reducción salarial de la derecha.


mentorferrer@gmail.com