En el marco de la discusión de la Guardia Nacional, el Gobierno de la República ha anunciado su intención de desaparecer a la Policía Federal, bajo la idea de que es una institución desordenada, indisciplinada y poco profesional.
Nada más falso. La Policía Federal representa el esfuerzo más importante que ha realizado el Estado Mexicano en décadas para contar con una corporación de seguridad sólida, eficaz y confiable.
Desaparecerla puede leerse como un retroceso institucional, y va en contrasentido de los estándares internacionales que señalan la importancia de desarrollar instituciones de carácter civil para hacer frente a la inseguridad.
Además, podría argumentarse que esta decisión responde a un diagnóstico equivocado o a información imprecisa sobre su desempeño, que ha sido destacado, a favor del país.
Así lo constaté durante los cinco años que, como Secretario de Gobernación, tuve el privilegio de trabajar con sus integrantes y atestiguar su integridad, lealtad y profesionalismo. Y pongo algunos de estos ejemplos:
Los casi 40 mil elementos que la conforman pasan por estrictos controles de confianza para su ingreso y permanencia, y reciben una formación policial continua que incluye respeto a los derechos humanos y uso de la fuerza.
Sus siete divisiones cuentan con capacidades tecnológicas y operativas para prevenir, combatir e investigar los delitos.
Tal es el caso de la División de Gendarmería, que gracias a su formación de proximidad social contribuye a proteger actividades económicas, incluyendo el turismo.
O la División Científica que es reconocida a nivel mundial por su trabajo altamente especializado que le permite hacer frente a delitos cibernéticos. Lo mismo que su unidad antisecuestros – la mejor del país – que tan solo en 2018, rescató a más de 150 personas.
Lo anterior, por no hablar de las decenas de despliegues y operativos diarios para garantizar la seguridad en vías federales, aeropuertos e instalaciones estratégicas de todo el país; de la participación de algunos de sus elementos en Operaciones para el Mantenimiento de la Paz de la ONU; o de su trabajo coordinado con las Fuerzas Armadas en labores de protección civil.
En reiteradas ocasiones, las y los policías federales han dado muestra de la entereza con la que portan el uniforme y con la que sirven a su país. Gracias a ello han adquirido el reconocimiento de organismos internacionales, organizaciones civiles, instituciones de derechos humanos y lo más importante, de la sociedad a la que pertenecen.
Así lo demuestra el hecho de que, según el INEGI, la corporación cuente con un nivel de confianza ciudadana del 67 por ciento, destacando la gendarmería con un 70 por ciento. Así, nuestra Policía Federal es la tercera institución de seguridad más confiable del país, solo después del Ejército y la Marina.
Por todo ello es preocupante que se menoscabe y desacredite el sacrificio de miles de policías federales que diariamente arriesgan la vida para proteger a las y los mexicanos.
¿Cómo le decimos a 40 mil mujeres y hombres valientes y comprometidos con el país que el ejecutivo duda de su labor?
¿Cómo le explicamos a quienes día a día salen a enfrentar la delincuencia, que en el nuevo gobierno hay quienes dicen que les falta disciplina?
Me vienen a la mente las hijas e hijos de policías federales que perdieron la vida en el cumplimiento de su deber y que han participado en el taller “Manos Manchadas de Pintura”, un proyecto que les ayuda a expresar y superar su dolor por medio del arte.
¿Cómo les decimos a todas y todos ellos, que hay voces que desde el Estado Mexicano regatean el carácter heroico de sus padres y madres?
Reitero, no se entienden las descalificaciones; menos aún, cuando éstas surgen en un contexto en el que se discute el modelo de las instituciones de seguridad que se requieren en nuestro país.
El nuevo gobierno está en su derecho de proponer la estrategia y el modelo institucional que considere adecuado para garantizar la seguridad de las y los mexicanos. Sin embargo, cualquier política pública tiene que ser resultado de un análisis exhaustivo de sus implicaciones, no de decisiones tomadas al vapor.
Si prevalece la intención de desaparecer a la Policía Federal o de fusionarla dentro de una organización más amplia, lo mínimo que se debe hacer es agradecer el sacrificio y la vocación de servicio de sus integrantes. Sin regatearles el respeto y admiración, sino por el contrario, reconocer en cada una y cada uno de ellos a un mexicano valiente, leal y dispuesto a dar la vida por México.
Coordinador de los Senadores del PRI
@osoriochong