/ domingo 8 de septiembre de 2024

En la era digital, casi nadie recordó los 80 años de la Hemeroteca

Como estamos inmersos en una era de velocidad errática, a veces envueltos en la niebla de la era digital y a veces irónicamente, de la inteligencia artificial (IA), pocos se acordaron hace unos meses del 80 aniversario de la emblemática Hemeroteca Nacional, inaugurada el 28 de marzo de 1944 por el entonces presidente Manuel Ávila Camacho.

Como periodista, me gustaba visitar este espacio que entre sus cuatro lineamientos principales están: el integrar, custodiar, preservar y disponer para su consulta los materiales hemerográficos editados en el país.

Me entusiasma que desde hace unas décadas la hemeroteca inició su programa de digitalización encaminado a todas las colecciones que resguarda, algunas de las cuales datan del siglo XVIII.

Su propósito es preservar el material que se encuentra en peligro de perderse, así como proporcionar herramientas técnicas para apoyar la educación y la investigación, haciendo más accesibles las colecciones a estudiantes, investigadores y público en general.

Hasta el momento se han digitalizado millones de materiales y se ha llevado a cabo el reconocimiento óptico de caracteres de algunas colecciones, porque es importante decirlo, en su Fondo Reservado se conservan joyas del pasado editorial del país, teniendo entre sus publicaciones más antiguas, periódicos de la época colonial de 1722, en los cuales pueden apreciarse las costumbres, tradiciones y avatares sociales y políticos por los que atravesaba México.

Además, este fondo contiene diversas colecciones como las Misceláneas mexicanas, que reúnen números sueltos o colecciones pequeñas de gran antigüedad, así como publicaciones oficiales y extranjeras. El Fondo García Valseca se encuentra también ahí y está conformado por periódicos contemporáneos editados en lo que fue el Distrito Federal y en los estados de la República, además de resguardar un apartado de periódicos que van del siglo XVIII hasta 1916.

Yo lo viví como estudiante y puedo asegurar que la hemeroteca se encuentra íntimamente ligada al desarrollo educativo nacional, además de ser uno de los bastiones más importantes para investigadores de todas las especialidades.

Hace unos años se creó un Fondo Contemporáneo que contiene periódicos de todo el país, historietas, revistas nacionales, publicaciones extranjeras, así como un acervo de microformatos para facilitar la consulta.

La historia de este recinto cuya sede anterior se encontraba en el edificio universitario de San Agustín, se inicia en 1942, cuando, después de una visita del rector, se dio la voz de alarma sobre el deterioro de los materiales hemerográficos

Fue así como se reacondicionó el ex templo de San Pedro y San Pablo con el equipo de los arquitectos Jorge Medellín y Alfonso Pallares, creando áreas específicas para el resguardo de los periódicos.

Se estableció un código de funciones para la Hemeroteca, que entre sus objetivos, debe organizar y resguardar los materiales nacionales que ingresan por el decreto de Depósito Legal, completar, por compra o donación, aquellos títulos faltantes en el acervo, adquirir, por compra, suscripción, canje o donación, las publicaciones periódicas extranjeras que se consideren importantes para enriquecer su acervo.

El 28 de marzo de 1944 se inauguró el nuevo recinto con la presencia del entonces presidente de la República, Manuel Ávila Camacho y años después, en 1967, se crea el Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la Universidad Nacional Autónoma de México, al que quedan adscritas administrativamente la Biblioteca Nacional y la Hemeroteca Nacional.

Durante años la Hemeroteca se posicionó como uno de los espacios más recurridos por investigadores, periodistas, maestros, académicos y estudiantes y con miles de visitas anualmente, se proyectó para finales de la década de los setenta, en la zona cultural de Ciudad Universitaria, el edificio realizado por el arquitecto Orso Núñez, que dotaba de instalaciones diseñadas específicamente para repositorios documentales.

Recuerdo que a partir de 1979 y hasta 1982, la mayor parte de las colecciones de la Hemeroteca Nacional, se trasladan al nuevo edificio. Los volúmenes duplicados de los títulos nacionales y extranjeros permanecen en San Pedro y San Pablo.

En 1987, se construye, en la parte sur de Ciudad Universitaria, el edificio llamado Almacén de Periódicos y Revistas, un espacio de cuatro mil metros cuadrados dividido en dos secciones para albergar los materiales duplicados y en rústica que posee la Hemeroteca Nacional.

En 1992 se inicia la construcción del edificio denominado Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional, anexo al erigido en 1979, que se entrega el 8 de diciembre de ese año. En el segundo piso de este edificio se ubica el Fondo Reservado de la Hemeroteca Nacional, donde se resguardan los materiales con gran valor histórico y que muestran las diversas épocas, conflictos, conquistas y logros de nuestro país.

Hoy continua el reto en la hemeroteca de seguir digitalizando materiales para el beneficio de las actuales y futuras generaciones de estudiantes e investigadores. Sin duda un trabajo al que hay que darle más reflectores porque es una pieza clave para saber más de nuestro pasado. Les dejo un beso.

Como estamos inmersos en una era de velocidad errática, a veces envueltos en la niebla de la era digital y a veces irónicamente, de la inteligencia artificial (IA), pocos se acordaron hace unos meses del 80 aniversario de la emblemática Hemeroteca Nacional, inaugurada el 28 de marzo de 1944 por el entonces presidente Manuel Ávila Camacho.

Como periodista, me gustaba visitar este espacio que entre sus cuatro lineamientos principales están: el integrar, custodiar, preservar y disponer para su consulta los materiales hemerográficos editados en el país.

Me entusiasma que desde hace unas décadas la hemeroteca inició su programa de digitalización encaminado a todas las colecciones que resguarda, algunas de las cuales datan del siglo XVIII.

Su propósito es preservar el material que se encuentra en peligro de perderse, así como proporcionar herramientas técnicas para apoyar la educación y la investigación, haciendo más accesibles las colecciones a estudiantes, investigadores y público en general.

Hasta el momento se han digitalizado millones de materiales y se ha llevado a cabo el reconocimiento óptico de caracteres de algunas colecciones, porque es importante decirlo, en su Fondo Reservado se conservan joyas del pasado editorial del país, teniendo entre sus publicaciones más antiguas, periódicos de la época colonial de 1722, en los cuales pueden apreciarse las costumbres, tradiciones y avatares sociales y políticos por los que atravesaba México.

Además, este fondo contiene diversas colecciones como las Misceláneas mexicanas, que reúnen números sueltos o colecciones pequeñas de gran antigüedad, así como publicaciones oficiales y extranjeras. El Fondo García Valseca se encuentra también ahí y está conformado por periódicos contemporáneos editados en lo que fue el Distrito Federal y en los estados de la República, además de resguardar un apartado de periódicos que van del siglo XVIII hasta 1916.

Yo lo viví como estudiante y puedo asegurar que la hemeroteca se encuentra íntimamente ligada al desarrollo educativo nacional, además de ser uno de los bastiones más importantes para investigadores de todas las especialidades.

Hace unos años se creó un Fondo Contemporáneo que contiene periódicos de todo el país, historietas, revistas nacionales, publicaciones extranjeras, así como un acervo de microformatos para facilitar la consulta.

La historia de este recinto cuya sede anterior se encontraba en el edificio universitario de San Agustín, se inicia en 1942, cuando, después de una visita del rector, se dio la voz de alarma sobre el deterioro de los materiales hemerográficos

Fue así como se reacondicionó el ex templo de San Pedro y San Pablo con el equipo de los arquitectos Jorge Medellín y Alfonso Pallares, creando áreas específicas para el resguardo de los periódicos.

Se estableció un código de funciones para la Hemeroteca, que entre sus objetivos, debe organizar y resguardar los materiales nacionales que ingresan por el decreto de Depósito Legal, completar, por compra o donación, aquellos títulos faltantes en el acervo, adquirir, por compra, suscripción, canje o donación, las publicaciones periódicas extranjeras que se consideren importantes para enriquecer su acervo.

El 28 de marzo de 1944 se inauguró el nuevo recinto con la presencia del entonces presidente de la República, Manuel Ávila Camacho y años después, en 1967, se crea el Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la Universidad Nacional Autónoma de México, al que quedan adscritas administrativamente la Biblioteca Nacional y la Hemeroteca Nacional.

Durante años la Hemeroteca se posicionó como uno de los espacios más recurridos por investigadores, periodistas, maestros, académicos y estudiantes y con miles de visitas anualmente, se proyectó para finales de la década de los setenta, en la zona cultural de Ciudad Universitaria, el edificio realizado por el arquitecto Orso Núñez, que dotaba de instalaciones diseñadas específicamente para repositorios documentales.

Recuerdo que a partir de 1979 y hasta 1982, la mayor parte de las colecciones de la Hemeroteca Nacional, se trasladan al nuevo edificio. Los volúmenes duplicados de los títulos nacionales y extranjeros permanecen en San Pedro y San Pablo.

En 1987, se construye, en la parte sur de Ciudad Universitaria, el edificio llamado Almacén de Periódicos y Revistas, un espacio de cuatro mil metros cuadrados dividido en dos secciones para albergar los materiales duplicados y en rústica que posee la Hemeroteca Nacional.

En 1992 se inicia la construcción del edificio denominado Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional, anexo al erigido en 1979, que se entrega el 8 de diciembre de ese año. En el segundo piso de este edificio se ubica el Fondo Reservado de la Hemeroteca Nacional, donde se resguardan los materiales con gran valor histórico y que muestran las diversas épocas, conflictos, conquistas y logros de nuestro país.

Hoy continua el reto en la hemeroteca de seguir digitalizando materiales para el beneficio de las actuales y futuras generaciones de estudiantes e investigadores. Sin duda un trabajo al que hay que darle más reflectores porque es una pieza clave para saber más de nuestro pasado. Les dejo un beso.