En un interesante reportaje, publicado en el periódico El País, el pasado miércoles 13, se da cuenta de la convocatoria personal y directa del Presidente de los Estados Unidos, Joseph Biden, para llevar a cabo un encuentro virtual con la representación de 30 países u la Unión Europea, para tratar de forma directa y contundente, las condiciones de funcionamiento y seguridad del internet. A dicho encuentro, que fueron los días 13 y 14, no fue invitado el gobierno ruso, pues segú los datos de inteligencia criminal de ciberseguridad, de ese país proceden la mayor parte de los intentos y ataques consumados a redes pública y privadas del todo el mundo, sobre todo y desde luego, los Estados Unidos.
A través de la oficina del Consejo de Seguridad Nacional de ese país, el tema central es el tratamiento de las medidas preventivas de carácter tecnológico y las de tipo judiciales, para enfrentar el denominado “ransomware”, que es un tipo de programa que encapsula la información de un sistema, red e incluso de una computadora, y los atacantes una vez logrado el objetivo, chantajean y solicitan un rescate de la información, mediante el pago de fuertes sumas a través de criptomonedas. Todo un desafío.
El reportaje citado, señala que fueron tres los objetivos de la reunión, que por cierto, fue virtual. El primero se refiere a mejorar las capacidades de los Estados Unidos y sus aliados en la detección temprana y oportuna de ciberdelitos. Lo anterior demanda, por supuesto, mejorar los recursos tecnológicos, así como fortalecer los protocolos de confianza, colaboración e intercambio de información sensible oportuna entre las autoridades de los país. Esto siempre ha sido un aspecto controversial, pues el celo, la competencia o intereses de varias bandas, ralentiza o de plano, impide profundizar en una alianza eficaz. No obstante, la novedad de los desafíos de la ciberseguridad, pueda ser un aliciente para disminuir una situación en donde los aliados no ganan y en cambio sí, la ciberdelincuencia.
El segundo objetivo fue el de aumentar las capacidades de resilencia de las redes públicas y privadas durante y después de un intento o consumación de un ciberataque. Se cita por ejemplo, en el informe dado a conocer como conclusiones del evento, que hospitales, distribuidores de alimentos, despachos jurídicos e incluso escuelas, son los blancos favoritos de los ciberataques para “secuestrar” la información. De nueva cuenta, las aportaciones que desde los laboratorios de las universidades y en algunos casos, de empresas privadas, es de donde proceden las aportaciones en la materia. De nueva cuenta, surgen las severas críticas a Google por su negativa a participar en el desarrollo de recursos cibernéticos así como su no contribución para la detección temprana de ciberdelitos.
El tercero y último punto fue, como consecuencia del mismo evento, mejorar y agilizar la cooperación internacional. Desde México, debemos tomar nota y pasar a la acción para la prevención de un antagonismo, que por hoy, crece sin control en el mundo.
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