A finales de los noventa, un grupo de líderes comunitarios de la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca, entre ellos Sergio Peñaloza, originario de Cuajinicuilapa, Guerrero, se alió con el párroco llegado de Trinidad y Tobago, Glynn Jemmott, para conversar sobre identidad y organización comunitaria.
Esto dio inicio a uno de los movimientos afrodescendientes contemporáneos más relevantes del país. Notoriamente, en 1997 este grupo organizó el primer Encuentro de Pueblos Negros en El Ciruelo, Oaxaca, con el objetivo de crear un foro donde las comunidades afrodescendientes pudieran alzar la voz, preservar su cultura y exigir sus derechos. Veintisiete años después, hace unos días, se celebró en Temixco, Morelos, la XXV edición del Encuentro, con la participación de más de 600 asistentes, incluyendo afrodescendientes de diversas regiones de México e invitados internacionales en donde uno de los temas principales fue la discusión del cierre del Decenio de las Personas Afrodescendientes de las Naciones Unidas (2015-2024).
A lo largo de casi tres décadas, el Encuentro ha sido clave en avances significativos, especialmente en visibilización y representación. El reconocimiento de la afrodescendencia en la idiosincrasia mexicana ha ganado un lugar indiscutible, y esta lucha ha despertado el interés de aliados, como organizaciones civiles y académicas internacionales, que han contribuido también puntualmente.
Sin duda, esta lucha ayudó al reconocimiento de la población afrodescendiente a nivel federal en el Artículo 2 de la Constitución en 2019 y casi paralelamente en Ciudad de México, Oaxaca, Guerrero, Estado de México y Veracruz. Asimismo, contribuyó a su representación política:, el mismo Sergio Peñaloza fue diputado en la LXV Legislatura (2018-2021), convirtiéndose en el primer diputado por representación afrodescendiente, acompañado de María Celeste Sánchez Sugía en la misma legislatura, ella como senadora. Actualmente, Rosa María Castro, otra líder de su generación, es diputada en la LXVI Legislatura (2024-2027).
Sin embargo, es momento de pensar en el futuro e ir más allá de la visibilización y la representación política.
El contexto es prometedor. El movimiento enfrenta ahora un punto de inflexión con buenas infusiones: el surgimiento de organizaciones jóvenes impulsadas por redes sociales y movimientos académicos, especialmente tras el impacto global de la muerte de George Floyd, y una política gubernamental que, aunque con matices, ha sido favorable en los últimos años.
De hecho, en septiembre pasado, el Senado aprobó la Iniciativa de Reforma Constitucional sobre Derechos de los Pueblos Indígenas y Afromexicanos que establece a ambos grupos como "sujetos de derecho público con personalidad jurídica y patrimonio propio", otorgándoles capacidad legal para tomar decisiones colectivas con autonomía y seguridad jurídica. Este avance amplía los derechos en áreas como educación, salud, economía, comunicación, infraestructura y organización política.
En esta línea, es esencial discutir una agenda común con políticas específicas en inclusión financiera, vivienda, seguridad y más temas. Para avanzar, es crucial que las comunidades afrodescendientes realicen diagnósticos claros de sus necesidades y demandas, integrándose plenamente en estas agendas nacionales, y potencialmente, globales en el Segundo Decenio de las Personas Afrodescendientes (2025-2034). Algunas vías de trabajo son:
¿Cómo garantizar el acceso a vivienda digna y proteger las tierras de comunidades afrodescendientes frente al cambio climático, la industria extractiva y los cárteles?
¿Cómo erradicar el perfilamiento racial en las instituciones de seguridad que afecta a las comunidades afrodescendientes?
¿De qué manera afecta la inteligencia artificial al empleo de las personas afrodescendientes y cómo evitar su exclusión?
¿Cómo apoyar la integración de migrantes afrodescendientes del Caribe y África que forman nuevas familias en México?
El próximo año, la XXVI edición del Encuentro será en Michoacán, un estado donde el reconocimiento constitucional de las comunidades afrodescendientes sigue pendiente. Este evento será una oportunidad para reflexionar sobre estos y otros siguientes pasos que respondan a las necesidades particulares de las comunidades afrodescendientes, asegurando que sus demandas no queden relegadas en el marco más amplio de la diversidad multiétnica del país.
Colaboración con Guadalupe Galván, co-directora de Basta Racismo A.C.