En varias ocasiones hemos aludido a la forma en que la oposición ha intentado que la polarización de la sociedad les sea favorable, todo con tal de criticar infundadamente al Gobierno federal, pero sobre todo utilizando los medios y sobre todo las redes sociales para atacar al Presidente de la República.
Cercana la fecha al último año previo a la toma de posesión del próximo Mandatario, esta estrategia les ha salido bastante cara, ya que su credibilidad, sus constantes contradicciones y las conductas inmorales de la mayoría de ellos los han expuesto como lo que son realmente: políticos de poco alcance y cuya imaginación o talento son tan pobres que han tenido que buscar intereses oscuros para lograr una alianza a la que llaman Frente Ciudadano, a donde los únicos que no opinan son los ciudadanos. Como lo expresó Eruviel Ávila al tomar posesión del Partido Revolucionario Institucional en el Distrito Federal, ni son frente ni son ciudadanos.
Incapaces de sumar a verdaderos líderes sociales, organizaciones de la sociedad civil y a políticos reconocidos de cualquier partido, el triunvirato de presidentes sin partido que encabezan Anaya o Barrales y el señor Dante parecieran una divina comedia a donde los demonios son ellos mismos.
Agotado el discurso que dio origen al Frankestein llamado Frente Ciudadano, ahora las decisiones políticas los empiezan a empantanar debido a su lógica distancia para saber elegir o construir un proyecto, ya que sin ideología, sin programa, sin plataforma su sorprendente cercanía de los últimos meses se diluye sin acuerdos.
Desprovistos de su máscara anticorrupción y de integridad, sin la congruencia entre empoderar al ciudadano y ni siquiera escucharlo o convocarlo, surgen sus intereses que a todas luces han ofendido a quienes de inicio les compraron su idea y que hoy sin el oficio político los está exhibiendo como incapaces.
Pareciera que han olvidado la riqueza cultural de México, su gran diversidad, su complejidad histórica y social, sus potencialidades y las grandes necesidades que exigen compromiso y no solo la figura de un candidato sino todo un equipo de trabajo, toda una gama de ciudadanos, organizaciones sociales y privadas, de funcionarios, legisladores y verdaderos estudiosos e intelectuales.
Para estos personajes del frente solo hay ficciones, fantasmas que los persiguen y los atacan, para el mesías sus fantasías son un México rendido a sus pies, una turba emocionada por las ofensas que se profieren o los mitos del complot y la mafia, entre los tres principales candidatos independientes notamos que los únicos que se la creen son ellos.
Cuando en realidad desprestigian la figura de ciudadanos, imagínese un ciudadano que es gobernador y aspirante, una exprimera dama que piensa que 30 años de militancia se borran de la memoria de los electores o un senador que ya no lo es, pero que tiene 5 minutos de dejar al partido y a quienes incluido él apoyaron a personajes como a los Abarca de Iguala, nada más bizarro.
Los propios tiempos electorales están siendo el verdugo de esta ocurrencia, sin sustancia para convencer, se mantienen posiciones personales antes que una visión política incluyente, buscando mentiras o engaños transitorios para ganar tiempo y espacio mediático, atacando a las instituciones electorales.
Por cierto cuánto cuestan los equipos de seguridad de los candidatos independientes, ¿se les está contabilizando? sobretodo a los integrantes del Estado Mayor; ¿qué explicación nos podrían dar? seguramente otro engaño... Al tiempo
ExLegislador / jorgeschiaffinoisunza@yahoo.com.mx