/ domingo 11 de julio de 2021

Entre piernas y telones | Ernest y Bottom

Encanta a los niños, a los papas de los niños, y a los papás de los papás de los niños, tal y como lo pretendía Cachirulo en su hoy lejano Teatro fantástico. Esto es lo que sucede con el público que goza, disfruta, alucina con el montaje de Ernest y Bottom, que cada domingo al mediodía cautiva (de verdad) a todos (de verdad) en el maravilloso (de verdad) teatro Milán.

Se trata de una muy divertida y mucho más conmovedora obra de teatro-clown para toda la familia que aborda temas que hasta hace poco eran considerados tabú, o impensables para niños y adolescentes, como pueden ser vejez, muerte, asilos, enfermedad, geriatría, soledad…

Se trata de la ópera prima de Geralldy Nájera, autora y directora de esta puesta, que fue nominada a Mejor Obra para Jóvenes Audiencias y Mejor Diseño Sonoro en los Premios Metropolitanos de Teatro 2019.

La trama es aparentemente sencilla: un anciano (Ernest) vive recluido en un asilo, a donde llega un nuevo inquilino (Bottom). Este encuentro/encontronazo irá creando vínculos entre los dos hombres que en un principio se sentían absolutamente lejanos y distintos, para terminar entendiendo que la vida es mucho mejor, más divertida y se disfruta enormemente cuando se comparte con un amigo.

Ahora bien, la sencillez de la anécdota nada tiene que ver con el detalladísimo, creativo y muy cuidado montaje, que en cada una de sus áreas es M-A-R-A-V-I-L-L-O-S-O.

Empiezo por felicitar a Diego Santana, responsable de la música original y la musicalización en vivo, labor que incluye además la creación de los muchos efectos sonoros (también en vivo) que redondean el montaje y crean cada uno de los ambientes que se requieren.

Extensivo el aplauso para Azucena Galicia, en el diseño de vestuario; para Edgar Mora en el diseño de iluminación; y para Adriana Lara en el diseño de escenografía. ¡Bravo, bravo, bravo!

Y por supuesto ovación para el elenco, integrado Juan Cabello, Karim Torres y Lucía Pardo. Excelente desempeño de estos tres jóvenes histriones que manejan a la perfección la grandilocuencia física que requiere una propuesta como ésta. Cada detalle, movimiento, gesto, escena están tan bien ejecutados que atrapan a todos los espectadores.

La suma de los talentos de creativos y elenco da por resultado un montaje que de verdad no hay que perderse, y que corresponde al prestigio que poco a poco ha ido construyendo Nocturno Teatro, compañía dedicada a la creación y producción de espectáculos escénicos, con 13 años de trayectoria, y de la cual recuerdo otros montajes maravillosos como Noche de reyes, El cuerpo de Mercutio, Happy, Quiero volverme supernova, La ilusión, y La fiebre del oso polar de Antonio Salinas, entre otros.

Ernest y Bottom se presenta en el Teatro Milán, los domingos a las 12:30 horas; hay que anticipar la compra de boletos, porque (gracias a Dios) están agotando las localidades.