/ domingo 3 de noviembre de 2024

Entre piernas y telones / “Las hermanas Vals”

Creo —y confío en no equivocarme— que “Las hermanas Vals” es el primer texto de la holandesa Lot Vakemans que llega a la escena mexicana.

Investigo quién es esta autora y descubro que se trata de la dramaturga más respetada y prolífica de su país y una de las más reconocidas en toda Europa. Y veo, por su amplísimo currículum, que estas afirmaciones son absolutamente ciertas. ¿Cómo es que entonces no ha tenido más proyección hacia esta parte del mundo, incluyendo por supuesto México?

Quizá la respuesta a esta pregunta está en la profundidad de sus textos, en lo oscuro de los temas que toca en unas anécdotas aparentemente simples, según las reseñas de su obra, y por lo que pude constatar en este montaje.

“Las hermanas Vals” (“Falso”, es su título original) podría ubicarse como una comedia negra con momentos que la acercan a la pieza (actual tragedia) y al thriller. Cuenta un momento en la vida de “Kat” y “Sis”, quienes esperan en los separos de la Policía para ser interrogadas, por ser sospechosas de haber atropellado a una ciclista. Ellas mienten para salvarse, pero hay un testigo, un muy singular científico que…

No rebelaré más de la trama, porque si bien es obviamente muy importante, lo es más todavía la tesis de la autora en este texto.

En sus propias palabras, y al responder a la pregunta ¿Necesitamos la mentira para sobrevivir?, ella afirma: “No creo que necesitemos la mentira, pero sí creo que la usamos para sobrevivir. Mentir siempre es resultado de la inseguridad. En ese sentido, tenemos la mentira para protegernos. La gran pregunta con cualquier mentira es: ¿te ayuda a avanzar o a retroceder? A veces tenemos que mentir para sobrevivir literalmente, pero creo que la mayoría de las veces mentimos para evitar ver la realidad, lo que realmente está sucediendo. Y entonces la mentira tiene un efecto limitador. Literalmente vemos menos debido a ella. Nos da una perspectiva falsa. La única manera de librarnos de esas mentiras es mirar de nuevo lo que realmente está ahí. El científico de esta obra llama a esto mirar la base del aprendizaje. Así que, desde esa perspectiva, la mentira no nos sirve. Pero el hecho de que todos mentimos está fuera de toda duda”.

Magistralmente escrita, la obra requería de una dirección escénica que encontrara el tono exacto para transmitirla y la halló en Pilar Boliver, quien una es más da muestra de su enorme talento y comprensión de hasta el más mínimo detalle de lo que propone el texto y lo explota al máximo.

Además, Pilar es también la responsable del diseño de la escenografía, sencillísima pero llena de significado, y también del vestuario.

Un trabajo redondo.

Y para proyectar lo que dramaturga y directora quieren decir, “Las hermanas Vals” toman cuerpo en Ana Karina Guevara, quien no deja de sorprender por el amplísimo registro actoral que posee y maneja a la perfección, amén de su más que conocida fuerza escénica. Junto a ella está Talía Marcela, muy bien como siempre, y dando en el clavo en su personaje de gran estrella y al mismo tiempo de mujer débil y aterrada. Las acompaña como “GE”, el científico, Constantino Morán. Exacto como siempre lo hemos visto.

Luego de ver Las hermanas Vals dan muchas ganas de acercarse a la obra de esta dramaturga, novelista y guionista holandesa, cuya presencia debe ser mucho más frecuente en la escena mexicana.

Las hermanas Vals se presenta los sábados a las 18:00 horas en el teatro La capilla, en Madrid 13, en Coyoacán. ¡No hay que perdérsela!