/ domingo 27 de octubre de 2024

Entre piernas y telones / “Mil veces no”

Para Daniela, mi sobrina

Inspiración, según el diccionario de la Real Academia Española, es el “estímulo que anima la labor creadora en el arte”. Y sí, vaya que así es. Ahora bien, ¿dónde, cómo, en qué momento estalla ese estímulo que detona la creación?

Estas interrogantes vienen una vez más a mi cabeza luego de ver “Mil veces no”, una estupenda obra de teatro que es singular por los cuatro lados, ¿cómo se les ocurrió esta historia inédita? ¿Qué fumaron los creadores que los condujo a este maravilloso montaje? ¿…?

Muchos de los grandes artistas aseguran que la creatividad es 10% de inspiración y 90% de trabajo. O sea que el aliento de las musas no es suficiente para crear una obra artística. A una buena idea hay sumarle muchas, muchísimas horas de esfuerzo.

“Mil veces no” es el resultado de la suma de muchos talentos e infinidad de trabajo, dedicación, talento, constancia, experiencia, preparación…

¿Cómo –me vuelvo a preguntar– una terrible tragedia puede dar pie a una historia divertidísima y conmovedora?

Escrita por Paula Zelaya Cervantes y Ana González Bello, “Mil veces no” sucede en el año 2039, en la Ciudad de México, y cuenta un momento en la vida de “Miranda”, quien lleva cuatro años encerrada en su departamento, aislada del mundo y odiándolo de lejos; y de “Baltasar”, quien acaba de escapar de una secta ultra religiosa.

Quiere el destino que de un momento a otro “Miranda” y “Baltasar” se conviertan en vecinos y comienzan una relación de rechazo, atracción, hartazgo, codependencia, descubrimiento, complicidad…

Escenificada en un solo acto de casi dos horas, “Mil veces no” es una muestra contundente del talento y madurez de los, paradójicamente, muy jóvenes generaciones de artistas mexicanos en el teatro.

Paula y Ana tienen una larga trayectoria y ahora juntas entregan un texto redondo, que lleva al público de la más estruendosa carcajada al dolor interno, a la indignación y hasta el llanto.

A esto hay que agregarle un gran trabajo de Paula en la dirección escénica que, como bien se dice en el programa de mano y en la obra misma, se trata de una producción con pocos recursos físicos (económicos) y de mucha imaginación.

Yo subrayaría que los recursos físicos no se extrañan, ni siquiera hacen falta; pues la imaginación de todo el equipo creativo, y la de los espectadores, es lo mejor que tiene la propuesta, que se completa con geniales diseños de escenografía, iluminación y vestuario de Fernanda García; la música original, el diseño sonoro y acompañamiento musical en vivo de Cristóbal Maryán. Amalgamado todo en la producción de Emilio Trasviña.

Todo esto para el lucimiento, en superlativo, de un extraordinario elenco: Ana González Bello, Luis Eduardo Yee y Miguel Tercero (quien por cierto acaba de recibir su tercera nominación como actor a los Premios Metro, ya se lo merece).

De cada uno de ellos se podría y se debiera escribir un amplísimo texto único; por falta de espacio va una ovación de pie para ellos, por su talento, entrega, gama histriónica, pulcritud.

He tenido la suerte de ver la obra ya en dos ocasiones y es impresionante el nivel del trabajo. No bajan ni un milímetro, y son precisos, exactos.

Mil veces no es la obra perfecta para enamorar del teatro a adolescentes y jóvenes, quienes encontrarán una historia cercana a ellos, contada en sus términos, a su ritmo, con la que se divertirán y reirán hasta decir basta y se conmoverán hasta el fondo. Además de que aprenderán que si bien hay que cuidarse mucho, hay que aprender a vivir al máximo. Aprovechar cada segundo.

“Mil veces no” se presenta sólo los miércoles, en el teatro Casa de la Paz, de la UAM, en Cozumel 33 en la colonia Roma.


Para Daniela, mi sobrina

Inspiración, según el diccionario de la Real Academia Española, es el “estímulo que anima la labor creadora en el arte”. Y sí, vaya que así es. Ahora bien, ¿dónde, cómo, en qué momento estalla ese estímulo que detona la creación?

Estas interrogantes vienen una vez más a mi cabeza luego de ver “Mil veces no”, una estupenda obra de teatro que es singular por los cuatro lados, ¿cómo se les ocurrió esta historia inédita? ¿Qué fumaron los creadores que los condujo a este maravilloso montaje? ¿…?

Muchos de los grandes artistas aseguran que la creatividad es 10% de inspiración y 90% de trabajo. O sea que el aliento de las musas no es suficiente para crear una obra artística. A una buena idea hay sumarle muchas, muchísimas horas de esfuerzo.

“Mil veces no” es el resultado de la suma de muchos talentos e infinidad de trabajo, dedicación, talento, constancia, experiencia, preparación…

¿Cómo –me vuelvo a preguntar– una terrible tragedia puede dar pie a una historia divertidísima y conmovedora?

Escrita por Paula Zelaya Cervantes y Ana González Bello, “Mil veces no” sucede en el año 2039, en la Ciudad de México, y cuenta un momento en la vida de “Miranda”, quien lleva cuatro años encerrada en su departamento, aislada del mundo y odiándolo de lejos; y de “Baltasar”, quien acaba de escapar de una secta ultra religiosa.

Quiere el destino que de un momento a otro “Miranda” y “Baltasar” se conviertan en vecinos y comienzan una relación de rechazo, atracción, hartazgo, codependencia, descubrimiento, complicidad…

Escenificada en un solo acto de casi dos horas, “Mil veces no” es una muestra contundente del talento y madurez de los, paradójicamente, muy jóvenes generaciones de artistas mexicanos en el teatro.

Paula y Ana tienen una larga trayectoria y ahora juntas entregan un texto redondo, que lleva al público de la más estruendosa carcajada al dolor interno, a la indignación y hasta el llanto.

A esto hay que agregarle un gran trabajo de Paula en la dirección escénica que, como bien se dice en el programa de mano y en la obra misma, se trata de una producción con pocos recursos físicos (económicos) y de mucha imaginación.

Yo subrayaría que los recursos físicos no se extrañan, ni siquiera hacen falta; pues la imaginación de todo el equipo creativo, y la de los espectadores, es lo mejor que tiene la propuesta, que se completa con geniales diseños de escenografía, iluminación y vestuario de Fernanda García; la música original, el diseño sonoro y acompañamiento musical en vivo de Cristóbal Maryán. Amalgamado todo en la producción de Emilio Trasviña.

Todo esto para el lucimiento, en superlativo, de un extraordinario elenco: Ana González Bello, Luis Eduardo Yee y Miguel Tercero (quien por cierto acaba de recibir su tercera nominación como actor a los Premios Metro, ya se lo merece).

De cada uno de ellos se podría y se debiera escribir un amplísimo texto único; por falta de espacio va una ovación de pie para ellos, por su talento, entrega, gama histriónica, pulcritud.

He tenido la suerte de ver la obra ya en dos ocasiones y es impresionante el nivel del trabajo. No bajan ni un milímetro, y son precisos, exactos.

Mil veces no es la obra perfecta para enamorar del teatro a adolescentes y jóvenes, quienes encontrarán una historia cercana a ellos, contada en sus términos, a su ritmo, con la que se divertirán y reirán hasta decir basta y se conmoverán hasta el fondo. Además de que aprenderán que si bien hay que cuidarse mucho, hay que aprender a vivir al máximo. Aprovechar cada segundo.

“Mil veces no” se presenta sólo los miércoles, en el teatro Casa de la Paz, de la UAM, en Cozumel 33 en la colonia Roma.