Hace unos días, un diputado local, Pedro Haces Lago, propuso topar en 20 pesos la hora de estacionamiento. Este tipo de propuestas llegan al Congreso de la Ciudad de México cada cierto tiempo, ya en el pasado se ha planteado obligar a los centros comerciales a dar estacionamiento gratuito a sus clientes, por ejemplo. Se trata de planteamientos que buscan generar empatías con votantes de clase media que se desplazan en auto, pero al mismo tiempo carecen de responsabilidad respecto a los impactos.
En algunas ciudades estadounidenses, como Nueva York, el costo de una hora de estacionamiento puede sobrepasar los 18 dólares. Tan solo la tarifa de parquímetros alcanza los 5.50 dólares la primera hora y 9 dólares a partir de la segunda. En la Ciudad de México es de 12.40 pesos, pero hay estacionamientos públicos en Polanco que cobran 80 por hora.
El costo del parquímetro en CDMX es político, no técnico. De ser fijado por estudios de preferencias reveladas, en torno al Parque Lincoln tendría que costar más de 30 pesos, pero quizá en algunos otros polígonos la tarifa sería menor que la actual.
Encontrar estacionamientos de 20 pesos no es fácil pero tampoco imposible, salvo en las zonas comerciales: Centro, Juárez, Cuauhtémoc, Anzures, Polanco, Coyoacán, entre otras, donde la tarifa puede ser mucho más alta salvo que haya cobro por día.
Los 20 pesos son un número político. 15, 19, 21 o 25 serían igual de subjetivos. Topar la tarifa tiene efectos: en zonas muy comerciales los estacionamientos se saturarán, si es que no lo han hecho. La demanda se desbordará a las calles. Más franeleros, más autos en doble fila, más policías de tránsito mirando p’al cielo.
En zonas no tan comerciales puede haber otros impactos. Buenos y malos. Si la tarifa es mayor hoy, bajar a 20 podría incentivar a los dueños a buscar otros negocios: vallas, locales comerciales o incluso vivienda. Si la tarifa es igual o menor quizá no cambie nada.
Habrá también usuarios que hoy no están dispuestos a pagar 40 pesos por hora, hasta 400 diarios en una jornada laboral. Bajar a 20 implica dejar el transporte público y regresar al auto.
Si una reforma legal, como la que propone Haces Lago, prospera sin tener en cuenta las pensiones, también puede tener impactos en ese mercado. A mi juicio, podrían ampliar la oferta de espacios en pensiones mensuales por la reducción de la rentabilidad en cobro por hora. Eso incentiva a usuarios de oficinistas que se quedan todo el día y desincentiva a los usuarios que van pocas horas a consumir a los comercios: impacta negativamente en la actividad económica.
En suma, no veo buenas bases en la propuesta de topar el precio de los estacionamientos públicos y sí veo improvisación, riesgos y la evidencia de que partidos que se dicen de izquierda siempre están pendientes de los más privilegiados, en este caso un diputado de Morena, la esperanza de los automovilistas de la CDMX. ¿O alguien esperaba una propuesta cuatrotera para facilitar el estacionamiento de bicicletas?