/ lunes 18 de junio de 2018

Fake news en tiempo de elecciones

Nos encontramos a menos de dos semanas de las elecciones y vale la pena recordar que las y los ciudadanos todavía se encuentran a buen tiempo para seguir conociendo y seguir comparando las propuestas de las y los candidatos y estar en condiciones de emitir un voto libre e informado el 1 de julio.

En estas fechas la información se convierte en la herramienta más valiosa para abrir paso a la voluntad ciudadana el día de la jornada electoral, pues gracias a la difusión oportuna de información, seguirán protagonizando en los días siguientes valiosas discusiones con sus conocidos y amistades, para así confrontar y cuestionar sus diversos puntos de vista respecto de las y los candidatos y del abanico de propuestas políticas que cada uno de los contendientes defiende.

En este panorama, instrumentos como internet y las redes sociales también seguirán cobrando relevancia como los medios más accesibles para el seguimiento de lo que resta del proceso electoral; sin embargo, con todas las facilidades que estos medios pueden ofrecer, debemos advertir que el uso de las redes sociales y en general del internet como fuente de información privilegiada, puede volverse un arma de doble filo, y más en contextos electorales, como recientemente ha sucedido en otros países.

Por un lado, es verdad que en internet y en las redes sociales se puede encontrar una enorme cantidad de información en muy poco tiempo y con un esfuerzo mínimo (éste es el atractivo que ha hecho de estos instrumentos una fuente de consulta de información de gran preferencia frente a los medios de comunicación tradicionales), pero es justo ese atributo el que también los hace más susceptibles de transmitir noticias manipuladas o no verificadas, dado que la celeridad con que surge la información y su capacidad de difundirla mucho más rápido puede ir en detrimento de la calidad de la información que reciben las audiencias.

En el contexto electoral, una noticia falsa o fake news puede perjudicar severamente el ecosistema democrático de cualquier elección, y la experiencia internacional puede dar cuenta de ello. Basta recordar la serie de noticias falsas que surgieron entorno a las campañas de Donald Trump y Hilary Clinton que tuvieron gran divulgación entre las y los usuarios de redes sociales, tales como que ISIS hacía llamados a la comunidad musulmana para que votaran a favor de la candidata demócrata; que el Papa Francisco apoyaba la candidatura del magnate norteamericano; que Clinton era acusada de asesinato de un agente del FBI; o bien, que ésta se encontraba en mal estado de salud debido a una enfermedad grave, o una supuesta declaración suya años atrás donde manifestaba estar de acuerdo en que Trump fuera presidente dado que era honesto e insobornable: una trama que fue vista como una guerra de información encaminada a generar desconfianza hacia el sistema político general, y para sembrar discordia hacia una contendiente en específico.

Por lo anterior, en el caso mexicano, es muy importante que las personas sepan identificar las posibles noticias falsas que sean divulgadas con respecto del proceso electoral en curso, y que contrasten esa información con aquella otra que dan autoridades como el INE; que corroboren las fuentes y que, si se trata de información o noticias falsas, eviten propagarlas.

Afortunadamente para todas y todos nosotros, así como para las elecciones de este año, contamos con iniciativas valiosas como Verificado 2018, en la cual participan más de 60 medios, universidades y organizaciones civiles para revisar noticias falsas, manipuladas o imprecisas sobre el proceso electoral, y así desmentir la información manipulada, no verificada y falsa que pretende desinformar y volverse viral.

El daño que provoca la difusión de noticias falsas a nuestro proceso electoral puede ser muy grande, puesto que aun cuando después los actores políticos o la propia autoridad aclaren que se trata de noticias falsas y se dé la información correcta, lo cierto es que el daño ya se encuentra hecho y las personas tienden a quedarse con la primera información que reciben.

La información equivocada o falsa, lejos de ayudar a las personas para que analicen y orienten su voto, solo causa desinformación y siembra la semilla de la desconfianza.

En este sentido, debemos tener presente que las elecciones pertenecen a las personas y que la legitimidad de cualquier gobierno democrático derivará de la voluntad de las mismas. A su vez, dicha voluntad deberá expresarse mediante elecciones genuinas. Votar libremente será la expresión de esa voluntad, y sólo podremos emitir un voto libre, si éste no depende de amenazas ni presiones coercitivas, pero también si no se define por engaños. Un voto libre, al final, solo es posible si estamos bien informadas e informados.