/ viernes 19 de julio de 2024

Fortalecer o extinción

Cada tres años la ciudadanía decide con su voto si los partidos políticos conservan o pierden su registro legal. La ley establece que los partidos políticos que no obtengan al menos el 3% de la votación válida emitida en cualquiera de las elecciones perderá su registro y así dejarán de ser merecedores de las prerrogativas que la Constitución les otorga: financiamiento público, postulación de candidaturas, acceso a medios de comunicación, etc.

Un ejemplo de posible pérdida de registro ocurre con el PRD. Dicho partido político obtuvo en junio una votación menor al porcentaje indicado. Más allá que presentó impugnaciones para poder “ganar” votos y con ello aspira a conservar el registro, lo cierto es que se ve complicado el objetivo. Este escenario de baja votación debió ser motivo de anticipación.

Los resultados previos evidenciaban un descenso relevante en las preferencias electorales. Al parecer la salida de figuras relevantes, los desacuerdos internos, la forma de hacer política y la falta de oferta ideológica, etc., fueron la causa del desencanto electoral.

Lo ocurrido con el PRD debe ser ejemplo para otras fuerzas políticas, particularmente porque las tres principales de oposición (PRI, PAN y MC) tendrán procesos de renovación de dirigencias en los próximos meses y los retos no son menores. Todos saben que asegurar la cohesión interna debe ser la primera tarea, pues ello garantiza su fuerza política frente a una mayoría que se ve intransigente al diálogo.

Recientemente el PRI aprobó una reforma a sus estatutos que permitirá a su actual dirigente continuar en el encargo por dos periodos adicionales (cada uno por 4 años). Si bien el INE es la autoridad que valida dichas reformas estatutarias, habrá que considerar si la militancia del partido y, especialmente sus simpatizantes, aceptarán un nuevo periodo del actual dirigente. Ya hay impugnaciones internas y críticas abiertas a la posible extensión de mandato, lo que evidencia fragmentación.

El PAN renovará su dirigencia en octubre del presente año. El propio partido político, frente a reclamos internos, recientemente reconoció que los resultados electorales no fueron los esperados, aunque a modo de justificación señaló que obtuvo una votación similar a la de 2018. Sin embargo, creó una comisión que analizará lo ocurrido, para proponer mejoras respecto a su vida interna y su actitud de cara al futuro.

Tratándose MC, se prevé que en diciembre se renueve la presidencia. Si bien los resultados electorales del partido son alentadores para lo que viene, no puede pasar desapercibido que hace unos meses uno de sus líderes, el actual gobernador de Jalisco, señalaba que el partido debía de sacudirse a los vividores.

Como ocurre a la conclusión de todo proceso electoral, los partidos deberán hacer un balance de lo ocurrido y tomar decisiones para fortalecerse en el corto plazo. Quienes ocupen en los próximos meses las dirigencias tendrán un reto muy importante: fortalecer al partido para renovarse o prepararlo para su extinción.

No podemos obviar que las fuerzas políticas mayoritarias van a aprovechar la inercia de los resultados electorales y actuarán en consecuencia para facilitar la salida del sistema político a los partidos de oposición. Las propuestas de reforma que buscan debilitar a la democracia y al sistema de partidos son la constante y ello hará que el escenario de resistencia sea más complejo.


Consultor en materia electoral.

@ebuendiaz

Cada tres años la ciudadanía decide con su voto si los partidos políticos conservan o pierden su registro legal. La ley establece que los partidos políticos que no obtengan al menos el 3% de la votación válida emitida en cualquiera de las elecciones perderá su registro y así dejarán de ser merecedores de las prerrogativas que la Constitución les otorga: financiamiento público, postulación de candidaturas, acceso a medios de comunicación, etc.

Un ejemplo de posible pérdida de registro ocurre con el PRD. Dicho partido político obtuvo en junio una votación menor al porcentaje indicado. Más allá que presentó impugnaciones para poder “ganar” votos y con ello aspira a conservar el registro, lo cierto es que se ve complicado el objetivo. Este escenario de baja votación debió ser motivo de anticipación.

Los resultados previos evidenciaban un descenso relevante en las preferencias electorales. Al parecer la salida de figuras relevantes, los desacuerdos internos, la forma de hacer política y la falta de oferta ideológica, etc., fueron la causa del desencanto electoral.

Lo ocurrido con el PRD debe ser ejemplo para otras fuerzas políticas, particularmente porque las tres principales de oposición (PRI, PAN y MC) tendrán procesos de renovación de dirigencias en los próximos meses y los retos no son menores. Todos saben que asegurar la cohesión interna debe ser la primera tarea, pues ello garantiza su fuerza política frente a una mayoría que se ve intransigente al diálogo.

Recientemente el PRI aprobó una reforma a sus estatutos que permitirá a su actual dirigente continuar en el encargo por dos periodos adicionales (cada uno por 4 años). Si bien el INE es la autoridad que valida dichas reformas estatutarias, habrá que considerar si la militancia del partido y, especialmente sus simpatizantes, aceptarán un nuevo periodo del actual dirigente. Ya hay impugnaciones internas y críticas abiertas a la posible extensión de mandato, lo que evidencia fragmentación.

El PAN renovará su dirigencia en octubre del presente año. El propio partido político, frente a reclamos internos, recientemente reconoció que los resultados electorales no fueron los esperados, aunque a modo de justificación señaló que obtuvo una votación similar a la de 2018. Sin embargo, creó una comisión que analizará lo ocurrido, para proponer mejoras respecto a su vida interna y su actitud de cara al futuro.

Tratándose MC, se prevé que en diciembre se renueve la presidencia. Si bien los resultados electorales del partido son alentadores para lo que viene, no puede pasar desapercibido que hace unos meses uno de sus líderes, el actual gobernador de Jalisco, señalaba que el partido debía de sacudirse a los vividores.

Como ocurre a la conclusión de todo proceso electoral, los partidos deberán hacer un balance de lo ocurrido y tomar decisiones para fortalecerse en el corto plazo. Quienes ocupen en los próximos meses las dirigencias tendrán un reto muy importante: fortalecer al partido para renovarse o prepararlo para su extinción.

No podemos obviar que las fuerzas políticas mayoritarias van a aprovechar la inercia de los resultados electorales y actuarán en consecuencia para facilitar la salida del sistema político a los partidos de oposición. Las propuestas de reforma que buscan debilitar a la democracia y al sistema de partidos son la constante y ello hará que el escenario de resistencia sea más complejo.


Consultor en materia electoral.

@ebuendiaz