El aniversario 90 de la Escuela Superior de Guerra (ESG), el alma mater de los oficiales de Estado Mayor de las fuerzas armadas mexicanas, pasó casi desapercibido en medio de la mayor exposición pública que ha tenido el Ejército en los últimos años. No transcurre una semana o concluye un mes sin que circulen en redes sociales videos donde los soldados, siguiendo la orden del comandante supremo de no hacer uso de la fuerza, son pasto de ataques y humillaciones la mayoría de las veces de civiles armados.
Una conmemoración como la del pasado 15 de abril, siguiendo el discurso presidencial de que se vive “una cuarta transformación” ¿podría haber motivado una reflexión y quizá autocrítica sobre el desastre que ha implicado que los políticos sigan utilizando a los militares como gendarmes? Es algo muy remoto, al menos para la actual plana mayor del generalato que ostenta después de su rango el acrónimo DEM (Diplomado de Estado Mayor), que los distingue como graduados de la ESG.
En la era de las guerras híbridas y conflictos asimétricos, los oficiales al mando de tropas y sus superiores en las comandancias de zona y de región militar, enfrentan el reto cotidiano que significan las redes sociales y la desinformación que los deja mal parados. El ejemplo son esas imágenes que circulan donde los soldados son humillados por grupos armados, se viraliza el sometimiento y de paso golpea la moral del Ejército.
Dos casos en esta semana lo ilustran. El martes en Chicomuselo, Chiapas, una patrulla del 101 batallón de infantería se enfrentó a un grupo armado que viajaba por la vía que comunica este municipio con una comunidad llamada La Concordia, en la zona de Frontera Comalapa. El saldo fue dos civiles muertos y 10 soldados heridos, la autoridad civil reportó 18 indocumentados detenidos. Los militares se accidentaron durante una persecución y su vehículo cayó a un barranco. En esta zona en los últimos tres años por lo menos 14 soldados del mismo batallón han resultado heridos en accidentes de vehículo registrados durante persecuciones de “polleros”. Imágenes de algunos de ellos se pueden encontrar en redes.
El contexto en que ocurre la contención del tráfico ilegal de inmigrantes, es que esta región vive una ola de violencia desde hace más de un año por disputas de rutas de tráfico de indocumentados y droga. El pasado sábado 30 de abril hubo un enfrentamiento entre militares y presuntos integrantes del llamado Cártel de Sinaloa que controlan el paso fronterizo de Chamic, punto de referencia de la confrontación con grupos criminales guatemaltecos aliados al autodenominado Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Las siglas de este grupo criminal están detrás de la difusión esta semana de un video grabado en Nueva Italia, Michoacán, donde aparecen varias camionetas con civiles armados en persecución de una patrulla militar compuesta por cuatro vehículos. La viralización del video estuvo acompañada de comentarios que reprobaron esta nueva humillación de soldados a manos de delincuentes. Michoacán y Chiapas son dos de las entidades cuyas comandancias militares están copadas por egresados de la ESG, que poco pueden hacer ante la viralización del pisoteo a sus tropas.
@velediaz424