Una preocupación tiene en alerta desde hace más de un año a especialistas del Colegio de Guerra del Ejército estadounidense. Observan que la gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador quedó atrapada por la grave crisis de seguridad, resultado de la combinación de dinámicas acumuladas que han erosionado la gobernabilidad del país, y que hoy día se “están saliendo de control de forma preocupante”.
Les inquieta cómo estas dinámicas afectan de distintas formas la seguridad interna estadounidense. Preocupa la “inserción de intereses criminales en el Estado mexicano, la mala gobernanza, el giro hacia la izquierda radical, la decreciente cooperación en materia de seguridad con los Estados Unidos, sus acciones contra los intereses económicos estadounidenses, su apertura hacia China y su apoyo al radicalismo de izquierda en la región”.
Evan Ellis, profesor investigador en Estudios Latinoamericanos en el Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra, publicó un estudio en el verano del 2021 que hoy día adquiere mayor vigencia ante los cambios en la administración federal por el inminente inicio de las precampañas al interior del partido en el poder.
La designación de Alicia Bárcena como nueva secretaria de Relaciones Exteriores, con un perfil que genera rechazos en el bando republicano estadounidense por su proclividad a defender a los gobiernos de Cuba y Venezuela, como sucedió cuando estuvo al frente de la CEPAL, es un factor que abona al recelo de un amplio sector de la clase política norteamericana. Su nombramiento va a tono con la intención del gobierno de AMLO de buscar el liderazgo de izquierda en Latinoamérica, lo que podría ocasionar un recrudecimiento de las tensiones bilaterales. No pasó desapercibido el discurso de López Obrador en julio del 2021 en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), cuando elogió a la dictadura cubana y su papel en las guerrillas en Centroamérica, como ejemplo de “resistencia” a Estados Unidos.
Al terminar el sexenio se contempla que gran parte del país esté sujeto a la influencia o luchas por control territorial entre grupos criminales, algunos como franquicias de uno de los dos bandos hegemónicos: Cartel de Sinaloa o Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG). Entidades que antes eran relativamente seguras como Puebla o Nayarit, hoy tienen serios problemas de seguridad ante la diversificación de objetivos de los grupos criminales. “Algunos como Querétaro presentan una violencia más limitada, combinada con bienes raíces costosos, lo que sugiere que se trata de una zona residencial neutral para los jefes del crimen organizado”, dice el estudio.
El avance del control territorial del crimen organizado condicionará el libre ejercicio del voto y se hará presente de distintas formas en las campañas electorales en 2024, como se vio en algunas regiones del país en la elección intermedia de 2018.
El escenario más catastrófico que se contempla es la posibilidad de un narco-estado de perfil autoritario que se asume de izquierda, de puertas abiertas a Rusia y China en sus intereses geoestratégicos y de donde obtendrían financiamiento para sus objetivos. ¿Qué tan lejos estará el país de todo eso?
@velediaz424