/ martes 16 de julio de 2024

Generar espacios seguros para las trabajadoras del hogar

Ana Laura Huerta Martínez

En cada rincón de nuestro país, en miles de hogares, hay historias de mujeres que, con dedicación y esfuerzo, se convierten en las manos que sostienen nuestras vidas cotidianas. Son ellas, las trabajadoras del hogar, quienes desde tempranas horas del día se encargan de las tareas que muchos de nosotros damos por sentado. Sin embargo, a pesar de su invaluable labor, estas mujeres han sido históricamente invisibles, viviendo en la sombra de la informalidad y la precariedad.

Reflexionar sobre su realidad es un ejercicio que nos invita a mirar más allá de nuestra comodidad y reconocer la humanidad y la dignidad de estas trabajadoras. En México, son más de 2.3 millones de personas, en su mayoría mujeres, las que se dedican al trabajo doméstico remunerado. Ellas no solo cuidan de nuestros hogares, sino que también son el sustento de sus propias familias, muchas veces enfrentando condiciones laborales injustas y falta de reconocimiento.

La ratificación del Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 2019 fue un rayo de esperanza, una promesa de que sus derechos serían finalmente reconocidos y protegidos. Sin embargo, la implementación de estas normas sigue siendo un desafío que requiere más que buenas intenciones; necesita un compromiso genuino y acción concreta de todos los sectores de la sociedad.

Crear espacios seguros para las trabajadoras del hogar es, ante todo, un acto de justicia. Implica garantizar condiciones de trabajo dignas, salarios justos, acceso a la seguridad social y el respeto a su tiempo de descanso. Un contrato de trabajo no solo formaliza una relación laboral; es un acto de reconocimiento y respeto mutuo. Además, la capacitación continua es fundamental para que puedan desarrollar sus habilidades y aspirar a un mejor futuro.

Pero más allá de lo tangible, está la necesidad de asegurar su seguridad física y emocional. Muchas de estas mujeres han sido víctimas de abuso y acoso, situaciones que no pueden seguir siendo toleradas ni invisibilizadas. Es urgente establecer mecanismos efectivos para que puedan denunciar sin miedo y recibir la protección y justicia que merecen. Crear redes de apoyo, ofrecer refugios temporales y líneas de ayuda puede marcar una diferencia profunda en sus vidas.

La equidad de género y la inclusión deben ser pilares en esta transformación. Las trabajadoras del hogar merecen ser tratadas con el mismo respeto y dignidad que cualquier otro trabajador. Es inaceptable que la discriminación y el racismo sigan afectando a mujeres indígenas y afrodescendientes en este sector. Debemos educar y sensibilizar a la sociedad, promoviendo una cultura de respeto y valorización de su labor.

No podemos olvidar que ellas también tienen voz y deben ser parte activa en las decisiones que afectan sus vidas. Las organizaciones y sindicatos de trabajadoras del hogar son vitales en esta lucha. Apoyarlas y fortalecerlas es fundamental para empoderar a estas mujeres y mejorar sus condiciones de vida.

Como sociedad, tenemos la responsabilidad de cambiar nuestra percepción y valorar verdaderamente el trabajo del hogar. Es crucial que cada uno de nosotros se comprometa a reconocer y respetar sus derechos. Desde políticas públicas hasta acciones individuales, todos tenemos un papel que jugar en la creación de una cultura de equidad y justicia.

La construcción de espacios seguros para las trabajadoras del hogar no es solo una cuestión de justicia social; es una necesidad para el desarrollo equitativo de nuestra sociedad. Al reflexionar sobre su realidad, nos damos cuenta de que reconocer su valía y asegurar su bienestar es un paso fundamental hacia una sociedad más justa e inclusiva. Ellas merecen vivir con dignidad y respeto, y es nuestra responsabilidad asegurar que así sea. Solo a través de un esfuerzo colectivo y comprometido podemos construir un futuro donde todas las trabajadoras del hogar reciban el reconocimiento y la protección que tanto merecen.

Coordinadora de la Causa Trabajo Digno en Nosotrxs

@AnaLauraHuerta_

@NosotrxsMX

Ana Laura Huerta Martínez

En cada rincón de nuestro país, en miles de hogares, hay historias de mujeres que, con dedicación y esfuerzo, se convierten en las manos que sostienen nuestras vidas cotidianas. Son ellas, las trabajadoras del hogar, quienes desde tempranas horas del día se encargan de las tareas que muchos de nosotros damos por sentado. Sin embargo, a pesar de su invaluable labor, estas mujeres han sido históricamente invisibles, viviendo en la sombra de la informalidad y la precariedad.

Reflexionar sobre su realidad es un ejercicio que nos invita a mirar más allá de nuestra comodidad y reconocer la humanidad y la dignidad de estas trabajadoras. En México, son más de 2.3 millones de personas, en su mayoría mujeres, las que se dedican al trabajo doméstico remunerado. Ellas no solo cuidan de nuestros hogares, sino que también son el sustento de sus propias familias, muchas veces enfrentando condiciones laborales injustas y falta de reconocimiento.

La ratificación del Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 2019 fue un rayo de esperanza, una promesa de que sus derechos serían finalmente reconocidos y protegidos. Sin embargo, la implementación de estas normas sigue siendo un desafío que requiere más que buenas intenciones; necesita un compromiso genuino y acción concreta de todos los sectores de la sociedad.

Crear espacios seguros para las trabajadoras del hogar es, ante todo, un acto de justicia. Implica garantizar condiciones de trabajo dignas, salarios justos, acceso a la seguridad social y el respeto a su tiempo de descanso. Un contrato de trabajo no solo formaliza una relación laboral; es un acto de reconocimiento y respeto mutuo. Además, la capacitación continua es fundamental para que puedan desarrollar sus habilidades y aspirar a un mejor futuro.

Pero más allá de lo tangible, está la necesidad de asegurar su seguridad física y emocional. Muchas de estas mujeres han sido víctimas de abuso y acoso, situaciones que no pueden seguir siendo toleradas ni invisibilizadas. Es urgente establecer mecanismos efectivos para que puedan denunciar sin miedo y recibir la protección y justicia que merecen. Crear redes de apoyo, ofrecer refugios temporales y líneas de ayuda puede marcar una diferencia profunda en sus vidas.

La equidad de género y la inclusión deben ser pilares en esta transformación. Las trabajadoras del hogar merecen ser tratadas con el mismo respeto y dignidad que cualquier otro trabajador. Es inaceptable que la discriminación y el racismo sigan afectando a mujeres indígenas y afrodescendientes en este sector. Debemos educar y sensibilizar a la sociedad, promoviendo una cultura de respeto y valorización de su labor.

No podemos olvidar que ellas también tienen voz y deben ser parte activa en las decisiones que afectan sus vidas. Las organizaciones y sindicatos de trabajadoras del hogar son vitales en esta lucha. Apoyarlas y fortalecerlas es fundamental para empoderar a estas mujeres y mejorar sus condiciones de vida.

Como sociedad, tenemos la responsabilidad de cambiar nuestra percepción y valorar verdaderamente el trabajo del hogar. Es crucial que cada uno de nosotros se comprometa a reconocer y respetar sus derechos. Desde políticas públicas hasta acciones individuales, todos tenemos un papel que jugar en la creación de una cultura de equidad y justicia.

La construcción de espacios seguros para las trabajadoras del hogar no es solo una cuestión de justicia social; es una necesidad para el desarrollo equitativo de nuestra sociedad. Al reflexionar sobre su realidad, nos damos cuenta de que reconocer su valía y asegurar su bienestar es un paso fundamental hacia una sociedad más justa e inclusiva. Ellas merecen vivir con dignidad y respeto, y es nuestra responsabilidad asegurar que así sea. Solo a través de un esfuerzo colectivo y comprometido podemos construir un futuro donde todas las trabajadoras del hogar reciban el reconocimiento y la protección que tanto merecen.

Coordinadora de la Causa Trabajo Digno en Nosotrxs

@AnaLauraHuerta_

@NosotrxsMX