/ domingo 11 de agosto de 2024

Geopolítica ahora

La globalización, aunque con sus importantes insuficiencias, no es un fenómeno que vaya a desaparecer pronto. Las naciones industrializadas, y aquellas en proceso de desarrollo que les maquilan y les surten de materias primas, están entrelazadas en más de un aspecto y la turbulencia económica mundial de esta semana lo confirmó.

Los análisis coyunturales hablan del miedo de los inversionistas a una posible recesión económica en los Estados Unidos; de los préstamos en yenes para depositarlos en pesos mexicanos (por su tasa de interés más alta); y de los resultados decepcionantes de algunas de las compañías tecnológicas globales; como las causas de este sorpresivo descalabro financiero. Sin embargo, es importante tomar en cuenta otros factores que llevan tiempo influyendo y deben ser considerados por todos.

El primero es que los conflictos armados han durado demasiado y ello solo comprueba que la guerra es un mal negocio para el planeta, aunque parezca beneficiar a ciertos intereses poderosos. Tarde o temprano, la inestabilidad en Medio Oriente, Ucrania y en regiones de África, terminan por erosionar la economía internacional. La paz es la única vía para lograr la prosperidad y el crecimiento a largo plazo. No es una postura solo a favor de la armonía universal, como la evidencia de que a la mayoría nos va mucho mejor cuando no estamos peleándonos.

El segundo elemento de análisis de mediano y largo plazo son las burbujas especulativas que generan los propios mercados por esta mezcla de riesgo y apetito desmedido por ganancias rápidas. El Banco Central de Japón subió su tasa de referencia y eso detonó el colapso de varias bolsas de valores, porque era una decisión que no estaba prevista, pero tampoco es que las autoridades de ese país tendrían que pedir permiso para decretar el aumento. Sin embargo, fue una determinación forzada por una ola de préstamos en yenes, una moneda barata durante los últimos años, para invertir en otros mercados internacionales y beneficiarse de tasas de interés más altas. Es resumen: jugar a la ruleta tiene un costo, particularmente si abusas de la suerte. Muchas firmas lo hicieron, pensando en que la tendencia de tasa baja japonesa era un hecho y eso, por lo general, nunca sucede así.

Un tercer factor es el estado de la economía estadounidense, pero no por el debilitamiento del empleo en los meses recientes, sino por el endeudamiento nacional y la presión por bajar la tasa de interés que la Reserva Federal ha decidido mantener inamovible. El proceso electoral de noviembre próximo también influye; no obstante, son las decisiones que se tomaron hace tres o cuatro años las que han alcanzado a la economía más fuerte del orbe.

¿Qué papel juega México en este entorno? Bueno, aquí seguramente se establecerá el epicentro del nuevo modelo económico que sustituirá al de la manufactura asiática que reinó durante, al menos, cuarenta años.

Tendremos que tomar previsiones, como país y como sociedad, para sortear una tormenta que viene de fuera. De su lado, los Estados Unidos deberán atender su vendaval; uno que se suma a un mundo que ha estado demasiados meses en una dicotomía delicada: conflictos prolongados y una estabilidad precaria por vicios globales que no se detienen. Este cambio de época debe continuar por el camino de la igualdad y del equilibrio en el reparto de la riqueza, sin especular, ni aumentar el riesgo para todos.

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La globalización, aunque con sus importantes insuficiencias, no es un fenómeno que vaya a desaparecer pronto. Las naciones industrializadas, y aquellas en proceso de desarrollo que les maquilan y les surten de materias primas, están entrelazadas en más de un aspecto y la turbulencia económica mundial de esta semana lo confirmó.

Los análisis coyunturales hablan del miedo de los inversionistas a una posible recesión económica en los Estados Unidos; de los préstamos en yenes para depositarlos en pesos mexicanos (por su tasa de interés más alta); y de los resultados decepcionantes de algunas de las compañías tecnológicas globales; como las causas de este sorpresivo descalabro financiero. Sin embargo, es importante tomar en cuenta otros factores que llevan tiempo influyendo y deben ser considerados por todos.

El primero es que los conflictos armados han durado demasiado y ello solo comprueba que la guerra es un mal negocio para el planeta, aunque parezca beneficiar a ciertos intereses poderosos. Tarde o temprano, la inestabilidad en Medio Oriente, Ucrania y en regiones de África, terminan por erosionar la economía internacional. La paz es la única vía para lograr la prosperidad y el crecimiento a largo plazo. No es una postura solo a favor de la armonía universal, como la evidencia de que a la mayoría nos va mucho mejor cuando no estamos peleándonos.

El segundo elemento de análisis de mediano y largo plazo son las burbujas especulativas que generan los propios mercados por esta mezcla de riesgo y apetito desmedido por ganancias rápidas. El Banco Central de Japón subió su tasa de referencia y eso detonó el colapso de varias bolsas de valores, porque era una decisión que no estaba prevista, pero tampoco es que las autoridades de ese país tendrían que pedir permiso para decretar el aumento. Sin embargo, fue una determinación forzada por una ola de préstamos en yenes, una moneda barata durante los últimos años, para invertir en otros mercados internacionales y beneficiarse de tasas de interés más altas. Es resumen: jugar a la ruleta tiene un costo, particularmente si abusas de la suerte. Muchas firmas lo hicieron, pensando en que la tendencia de tasa baja japonesa era un hecho y eso, por lo general, nunca sucede así.

Un tercer factor es el estado de la economía estadounidense, pero no por el debilitamiento del empleo en los meses recientes, sino por el endeudamiento nacional y la presión por bajar la tasa de interés que la Reserva Federal ha decidido mantener inamovible. El proceso electoral de noviembre próximo también influye; no obstante, son las decisiones que se tomaron hace tres o cuatro años las que han alcanzado a la economía más fuerte del orbe.

¿Qué papel juega México en este entorno? Bueno, aquí seguramente se establecerá el epicentro del nuevo modelo económico que sustituirá al de la manufactura asiática que reinó durante, al menos, cuarenta años.

Tendremos que tomar previsiones, como país y como sociedad, para sortear una tormenta que viene de fuera. De su lado, los Estados Unidos deberán atender su vendaval; uno que se suma a un mundo que ha estado demasiados meses en una dicotomía delicada: conflictos prolongados y una estabilidad precaria por vicios globales que no se detienen. Este cambio de época debe continuar por el camino de la igualdad y del equilibrio en el reparto de la riqueza, sin especular, ni aumentar el riesgo para todos.

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