/ jueves 4 de abril de 2024

Hacia el 2º piso de la 4ª trasformación

La transformación de la vida pública, que desde 2018 ha encabezado el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quedará grabada en la historia de esta nación como uno de los avances al desarrollo y la consolidación democrática más importantes que se han vivido en la historia moderna de nuestro país.

Según la actualización más reciente que ORACULUS ha recopilado y sistematizado de las principales encuestas en nuestro país, la aprobación presidencial, para el 2 de abril, llega casi al 70% en promedio. Eso indica que hay una mayoría de mexicanos que sí pueden ver y reconocer que hay una realidad política que está más allá de las campañas negras que han alcanzado desde hace tiempo a la mayoría de los medios conservadores de comunicación.

Lo cierto es que por más conservador, desinformado u opositor que alguien sea, es muy poca la gente que podría escatimar reconocimiento a cosas tales como el reparto presupuestal --vía programas sociales-- a los pobladores más pobres y necesitados de esta patria. Más aún, quién –con críticas falaces de por medio—podría no valorar las importantes obras de infraestructura en transporte que significan obras monumentales como los trenes, transísmico en Oaxaca y Maya en la región del sureste, que dan en definitiva una nueva esperanza de progreso económico y social para esas regiones que tradicionalmente habían sido tan desprotegidas y olvidadas.

Ni qué decir de la monumental construcción de la refinería de Dos Bocas y la habilitación de otras seis refinerías que junto con la brillante adquisición de Deep Park han significado pasar del 35% en 2018 a 72% en lo referente a la capacidad de producción de hidrocarburos del actual Sistema Nacional de Refinación en México, y que ya muy pronto nos permitirá lograr una completa soberanía en materia energética.

En lo que a educación respecta hoy existen 100 universidades más de las que había en 2018. Y aunque todavía hay gente que se niega a reconocerlo, hoy el sistema de salud mexicano -con todo logrado y lo que falta— es mil veces mejor que lo recibido a principios de este sexenio. Y así se podrían ir detallando uno por uno las decenas de logros que ya ha podido consolidar este gobierno obradorista.

Pero de lo que más importa ahora es hablar también de los desafíos pendientes en el próximo sexenio. De no poner mucho énfasis en aspectos como la continuidad del combate a la corrupción o tomar realmente en serio la necesidad de construir una sólida plataforma de comunicación social que sustituya al enorme carisma de nuestro actual presidente, --inteligencia y estrategia fuera de serie-- creo que las cosas en el nuevo gobierno se podrían debilitar.

Si bien es cierto que hoy las encuestas no dejan duda de que será la doctora Claudia Sheinbaum nuestra próxima presidenta, también es cierto que la elección de muchos candidatos indeseables en la coalición Morena- Partido Verde y PT han dejado un muy mal precedente en casi todos los estados de nuestra nación. Muchos candidatos con malos antecedentes y currículo anti 4ª transformación, están a punto de tomar tanto gobiernos municipales como legislaturas locales. Y es hasta el ámbito federal que podrían llegar los tentáculos de la corrupción y el cinismo del prianato lilitellista disfrazado de guinda, suponiendo que fácilmente el bandidaje y las culpas y corruptelas van a lavarse u olvidarse.

En el fondo, todos esperamos que los antecedentes nefastos de estos candidatos non gratos no cuesten demasiado a la construcción del 2º piso de esta 4ª transformación, pero también sería muy ingenuo pensar que no habrá costos por estas decisiones equivocadas. Ya lo veremos, las elecciones están cada vez más cerca. Ojalá que “La Casa Sucia” –como dice Muna Dora Hunchain en este libro de muy importante contenido—pueda seguirse lavando. Todo está ya por verse muy pronto.

La transformación de la vida pública, que desde 2018 ha encabezado el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quedará grabada en la historia de esta nación como uno de los avances al desarrollo y la consolidación democrática más importantes que se han vivido en la historia moderna de nuestro país.

Según la actualización más reciente que ORACULUS ha recopilado y sistematizado de las principales encuestas en nuestro país, la aprobación presidencial, para el 2 de abril, llega casi al 70% en promedio. Eso indica que hay una mayoría de mexicanos que sí pueden ver y reconocer que hay una realidad política que está más allá de las campañas negras que han alcanzado desde hace tiempo a la mayoría de los medios conservadores de comunicación.

Lo cierto es que por más conservador, desinformado u opositor que alguien sea, es muy poca la gente que podría escatimar reconocimiento a cosas tales como el reparto presupuestal --vía programas sociales-- a los pobladores más pobres y necesitados de esta patria. Más aún, quién –con críticas falaces de por medio—podría no valorar las importantes obras de infraestructura en transporte que significan obras monumentales como los trenes, transísmico en Oaxaca y Maya en la región del sureste, que dan en definitiva una nueva esperanza de progreso económico y social para esas regiones que tradicionalmente habían sido tan desprotegidas y olvidadas.

Ni qué decir de la monumental construcción de la refinería de Dos Bocas y la habilitación de otras seis refinerías que junto con la brillante adquisición de Deep Park han significado pasar del 35% en 2018 a 72% en lo referente a la capacidad de producción de hidrocarburos del actual Sistema Nacional de Refinación en México, y que ya muy pronto nos permitirá lograr una completa soberanía en materia energética.

En lo que a educación respecta hoy existen 100 universidades más de las que había en 2018. Y aunque todavía hay gente que se niega a reconocerlo, hoy el sistema de salud mexicano -con todo logrado y lo que falta— es mil veces mejor que lo recibido a principios de este sexenio. Y así se podrían ir detallando uno por uno las decenas de logros que ya ha podido consolidar este gobierno obradorista.

Pero de lo que más importa ahora es hablar también de los desafíos pendientes en el próximo sexenio. De no poner mucho énfasis en aspectos como la continuidad del combate a la corrupción o tomar realmente en serio la necesidad de construir una sólida plataforma de comunicación social que sustituya al enorme carisma de nuestro actual presidente, --inteligencia y estrategia fuera de serie-- creo que las cosas en el nuevo gobierno se podrían debilitar.

Si bien es cierto que hoy las encuestas no dejan duda de que será la doctora Claudia Sheinbaum nuestra próxima presidenta, también es cierto que la elección de muchos candidatos indeseables en la coalición Morena- Partido Verde y PT han dejado un muy mal precedente en casi todos los estados de nuestra nación. Muchos candidatos con malos antecedentes y currículo anti 4ª transformación, están a punto de tomar tanto gobiernos municipales como legislaturas locales. Y es hasta el ámbito federal que podrían llegar los tentáculos de la corrupción y el cinismo del prianato lilitellista disfrazado de guinda, suponiendo que fácilmente el bandidaje y las culpas y corruptelas van a lavarse u olvidarse.

En el fondo, todos esperamos que los antecedentes nefastos de estos candidatos non gratos no cuesten demasiado a la construcción del 2º piso de esta 4ª transformación, pero también sería muy ingenuo pensar que no habrá costos por estas decisiones equivocadas. Ya lo veremos, las elecciones están cada vez más cerca. Ojalá que “La Casa Sucia” –como dice Muna Dora Hunchain en este libro de muy importante contenido—pueda seguirse lavando. Todo está ya por verse muy pronto.