/ martes 16 de mayo de 2023

Hacia una Pax China 

Por: Angel Rabih Rayes El-Kantar

En el último mes se han presentado tres grandes acuerdos políticos en la región de Medio Oriente. El primero se produjo el 9 de marzo, gracias a los buenos oficios de China; la República Islámica de Irán y el Reino de Arabia Saudí reanudaron sus relaciones diplomáticas y reabrieron sus embajadas.

El segundo fue el acuerdo orquestado por el sultanato de Omán entre los huties y los saudíes para poner fin a la crisis en Yemen en abril, y el tercer triunfo político es del régimen sirio de Bashar Al- Assad, ya que, tras 12 años de conflicto, el 7 de mayo la Liga Árabe aceptó al mandatario sirio como miembro de pleno derecho.

Medio Oriente fue el epicentro de estas victorias políticas en el gran tablero internacional, en donde China, no solo se presenta en Medio Oriente como un socio confiable que busca la distensión en el golfo Pérsico, sino también logra un mayor acercamiento con el régimen saudí, por lo que resulta imperante cuestionarse si ¿esa región transita hacia una Pax China? dentro de una coyuntura de máxima tensión con EE.UU. dentro del Mar Meridional de China.

En el plano regional Bashar Al-Assad se presenta frente a la Liga Árabe como el mal menor que acoge Siria tras 12 años de guerra. Mientras que en el plano local los huties logran acordar una tregua, ofreciendo al régimen saudí garantizar la seguridad del golfo de Adén, vital para la nueva dinámica geoeconómica, para el proyecto NEOM- ciudad inteligente que busca conectar el turismo de tres continentes atrayendo el europeo el de Asia y África- y OXAGON -un complejo de islas que busca convertirse en el nuevo centro financiero de Medio Oriente- en el Mar Rojo.

De esta manera, China se planta con fuerza en Medio Oriente, buscando ampliar su zona de influencia del otro lado del Rimland (anillo continental), con el objetivo de desactivar las tensiones en Medio Oriente para estabilizar e implementar el magno proyecto de la ruta de la seda. Como una muestra del presente argumento está la adhesión de Irán a la Organización de Cooperación de Shanghái y el interés del gigante asiático por incluir en los BRICS a países como Irán y Arabia Saudí, que ya iniciaron el proceso.

La Pax China en Medio Oriente persigue dos propósitos: a) una zona estable para concretar la ruta de la seda, y b) crear otro espacio de competencia en el Rimland que sirva como contrapeso a las presiones de EE.UU. en el Mar Meridional y el estrecho de Taiwán.

El gigante asiático tiene la ventaja de poder interactuar directamente con jugadores claves de la región, específicamente con Irán, a diferencia de Washington. De manera que, los buenos oficios chinos derivaron no solo en un acuerdo de mayor seguridad en el golfo Pérsico y un triunfo geopolítico para el gigante asiático.

También, dicha victoria ofrece la coyuntura política Teherán y los países árabes alcance una salida diplomática a toda una serie de conflictos que afectan a la región. Es menester mencionar que la Pax China no exime a la región las rivalidades históricas sino permite que estas se persigan con menor intensidad.

* Titular del Seminario Anáhuac de Medio Oriente


Por: Angel Rabih Rayes El-Kantar

En el último mes se han presentado tres grandes acuerdos políticos en la región de Medio Oriente. El primero se produjo el 9 de marzo, gracias a los buenos oficios de China; la República Islámica de Irán y el Reino de Arabia Saudí reanudaron sus relaciones diplomáticas y reabrieron sus embajadas.

El segundo fue el acuerdo orquestado por el sultanato de Omán entre los huties y los saudíes para poner fin a la crisis en Yemen en abril, y el tercer triunfo político es del régimen sirio de Bashar Al- Assad, ya que, tras 12 años de conflicto, el 7 de mayo la Liga Árabe aceptó al mandatario sirio como miembro de pleno derecho.

Medio Oriente fue el epicentro de estas victorias políticas en el gran tablero internacional, en donde China, no solo se presenta en Medio Oriente como un socio confiable que busca la distensión en el golfo Pérsico, sino también logra un mayor acercamiento con el régimen saudí, por lo que resulta imperante cuestionarse si ¿esa región transita hacia una Pax China? dentro de una coyuntura de máxima tensión con EE.UU. dentro del Mar Meridional de China.

En el plano regional Bashar Al-Assad se presenta frente a la Liga Árabe como el mal menor que acoge Siria tras 12 años de guerra. Mientras que en el plano local los huties logran acordar una tregua, ofreciendo al régimen saudí garantizar la seguridad del golfo de Adén, vital para la nueva dinámica geoeconómica, para el proyecto NEOM- ciudad inteligente que busca conectar el turismo de tres continentes atrayendo el europeo el de Asia y África- y OXAGON -un complejo de islas que busca convertirse en el nuevo centro financiero de Medio Oriente- en el Mar Rojo.

De esta manera, China se planta con fuerza en Medio Oriente, buscando ampliar su zona de influencia del otro lado del Rimland (anillo continental), con el objetivo de desactivar las tensiones en Medio Oriente para estabilizar e implementar el magno proyecto de la ruta de la seda. Como una muestra del presente argumento está la adhesión de Irán a la Organización de Cooperación de Shanghái y el interés del gigante asiático por incluir en los BRICS a países como Irán y Arabia Saudí, que ya iniciaron el proceso.

La Pax China en Medio Oriente persigue dos propósitos: a) una zona estable para concretar la ruta de la seda, y b) crear otro espacio de competencia en el Rimland que sirva como contrapeso a las presiones de EE.UU. en el Mar Meridional y el estrecho de Taiwán.

El gigante asiático tiene la ventaja de poder interactuar directamente con jugadores claves de la región, específicamente con Irán, a diferencia de Washington. De manera que, los buenos oficios chinos derivaron no solo en un acuerdo de mayor seguridad en el golfo Pérsico y un triunfo geopolítico para el gigante asiático.

También, dicha victoria ofrece la coyuntura política Teherán y los países árabes alcance una salida diplomática a toda una serie de conflictos que afectan a la región. Es menester mencionar que la Pax China no exime a la región las rivalidades históricas sino permite que estas se persigan con menor intensidad.

* Titular del Seminario Anáhuac de Medio Oriente