Con los cambios de semaforización en distintas regiones del país, a pesar del aumento de contagios de Covid-19, diversas empresas y operadores se encuentran haciendo un esfuerzo mayúsculo en el transporte de bienes y mercancías con la finalidad de reactivar la economía tan afectada por la pandemia. Por ello, consideramos la pertinencia de exponer este tema, pues en las últimas semanas ha existido un aumento en los bloqueos y manifestaciones en carreteras federales, los cuales se acompañan de un sesgo cada vez mayor de violencia en contra de los operadores y unidades de carga, además del robo de mercancías por parte de manifestantes que obstruyen las vías de comunicación.
Además, los vehículos de carga son robados, secuestrados, incendiados, usados para bloquear las mismas carreteras, en síntesis, perdidos de forma total; y ni hablar de las lesiones, secuestro, extorsión y amenazas que sufren los operadores. Lamentablemente, este tipo de eventos genera grandes pérdidas económicas a las empresas e inseguridad para los operadores en el desarrollo de su actividad laboral, aunado a que los seguros de las autopistas no cubren los daños causados por este tipo de actos.
Estas manifestaciones sobrepasan el estado de derecho y quebrantan el patrimonio de las empresas usuarias del transporte de carga. Un ejemplo, es el caso de normalitas el pasado 8 de mayo en el Estado de Guerrero derivado de un enfrentamiento con estudiantes, quienes respondieron con piedras, cohetones y bombas molotov, dejando varios heridos entre estudiantes y policías, así como decenas de vehículos dañados. El daño colateral fueron las unidades retenidas junto con sus operadores de martes a viernes. Si bien, no lastimaron a los operadores, fueron advertidos que no se hacían responsables de su seguridad en caso de abandonar la escuela, obligándolos prácticamente a permanecer con ellos para mover las unidades. Fue hasta el establecimiento de una mesa de diálogo por parte de las autoridades estatales con los responsables del hecho que se logró la liberación de los operadores y vehículos de carga.
Entonces, la pregunta es ¿Por qué las empresas deberían determinar acciones de prevención para este tipo de sucesos? Y, en consecuencia, tener las mayores medidas posibles para la seguridad de sus operadores y mercancías. Consideramos que la acción de prevenir en el sector del transporte es importante para estar preparados en situaciones de riesgo como robo, extorsión o secuestro antes de que sucedan con planes que, incluso, puedan evitarlos. Reaccionar de manera calculada y con mayor inteligencia puede permitir en la mayoría de los casos recuperar a los operadores sanos y salvos, vehículos y mercancías; con ello (la prevención) es posible fortalecer la seguridad de las empresas mediante buenas prácticas; y por supuesto evitar así pérdidas económicas corporativas.
Algunas de las recomendaciones que pueden tomarse en consideración son la configuración de rutas alternas, previa supervisión del área de seguridad y logística; la detección de rutas conflictivas o con baja cobertura de señal; establecimiento de horarios con menor índice de robos; detección de paraderos seguros (conforme a lo que Guardia Nacional comparte o cada empresa registra); atención y monitoreo de noticias; equipos de rastreo de acuerdo con las necesidades de cada empresa y, muy importante, capacitar a los operadores con la finalidad de estar en constante comunicación con las áreas de seguridad corporativas, así como las instituciones policiales.
Para algunas personas estas palabras podrían leerse muy obvias, sin embargo, la pandemia ha hecho replantearnos un sinfín de temas, y la seguridad no ha sido la excepción. Con una semaforización tan endeble dependiente de los contagios por Covid-19, y debemos esperar la reacción a las nuevas sepas; identificar y analizar la vulnerabilidad de las rutas de transporte, el diseño de protocolos de actuación, mecanismos de respuesta y sistemas para controlar o reducir peligros y riesgos, así como reducir daños y pérdidas son actividades corporativas que hoy por hoy se vuelven fundamentales para las empresas, tanto en su ejecución como en su actualización, si cuentan con ellas.
Hoy la nueva normalidad es una realidad e, ir adecuándonos a las condiciones que impone es una tarea donde los temas de seguridad -que son los que más nos quejan como población-, no deben quedarse atrás y, al contrario, la consumación de planes efectivos de esta índole corporativos y una comunicación eficaz con las autoridades correspondientes abonarán en un escenario positivo para el sector del transporte, y en consecuencia, para los trabajadores que de aquel dependen.