El próximo viernes 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer con el objetivo de promover la igualdad y la no discriminación hacia la mujer. El antecedente más remoto de esta lucha data de 1857 cuando miles de mujeres tomaron las calles de Nueva York con el lema “Pan y Rosas” en protesta por la precarización laboral, así como para exigir un recorte de las jornadas y el cese de la explotación infantil.
Cinco décadas más tarde, unas quince mil mujeres se manifiestan de nuevo en Nueva York para pedir menos horas de trabajo, mejores salarios y derecho a votar. En respuesta, el Partido Socialista de América declara el Día Nacional de la Mujer, que se celebra por primera vez en Estados Unidos el 28 de febrero de 1910 y a nivel internacional el 19 de marzo de 1911.
Unos cuantos días más tarde, el 25 de marzo, ciento veintitres mujeres morían víctimas de un incendio que arrasó parte del edificio donde confeccionaban ropa en Nueva York. Esas mujeres eran, en su mayoría, inmigrantes italianas o judías muy jóvenes y de bajos recursos. Trabajaban nueve horas diarias de lunes a viernes y siete horas los sábados.
Aunque el incendio fue un accidente y consumió otras partes del edificio, la cuota de desgracia fue mayor para las obreras pues los pisos donde laboraban se encontraban cerrados con llave para impedir que se organizaran en contra de las miserables condiciones de trabajo.
La tragedia visibilizó la precariedad de las mujeres trabajadoras y dio pie a una serie de modificaciones legislativas para su protección, pavimentando también el camino para el disfrute de sus derechos electorales, a votar y ser votadas. La Organización de las Naciones Unidas formalizó esta fecha en su calendario desde 1975.
Por iniciativa de la ONU, este año nuestras reivindicaciones serán bajo el lema "Invertir en las mujeres para acelerar el progreso" identificando cinco áreas clave que requieren acción conjunta:
1) Invertir en mujeres, un problema de derechos humanos. El tiempo apremia y la igualdad de género es el mayor desafío actual en materia de derechos humanos. No lo olvidemos, el progreso de las mujeres es un factor que beneficia a toda la sociedad.
2) Erradicar la pobreza. Debido a la pandemia y los conflictos, 75 millones más de personas cayeron en la pobreza desde 2020 hasta ahora. La acción inmediata es crucial para evitar que más de 342 millones de mujeres y niñas vivan en la pobreza para 2030.
3) Implementar financiación sensible al género. Los conflictos y la inflación pueden llevar al 75% de los países a reducir sus gastos públicos de aquí a 2025, afectando en gran medidas a las mujeres y sus servicios esenciales.
4) Transición a una economía verde y a una sociedad del cuidado. El sistema económico actual afecta desproporcionadamente a mujeres. Se debe transitar a una economía verde y una sociedad de cuidados para amplificar las voces femeninas.
5) Apoyar a las activistas de género. A pesar de liderar los esfuerzos de género, las organizaciones feministas reciben solo el 0.13% de la asistencia oficial para el desarrollo.
Ciento sesenta y siete años despúes, las mujeres seguimos sufriendo discriminación y acoso, entre otras formas de violencia, normalizadas por un sistema al que hay que estar conteniendo permanentemente y que utiliza todos los medios disponibles para perpetuarse.
Aprovechemos con entusiasmo la conmemoración del 8M de este año para enviar un poderoso mensaje de vida, verdad y libertad para todas las mujeres del mundo.
Dedicado con mucho cariño a Vale para que sepa que no está sola.
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