Inicio este artículo comentando una frase muy sonada en el servicio público: “El primer acto de corrupción de un funcionario público es aceptar un cargo para el que no está preparado”. Quienes hemos tenido el honor de ser servidores públicos, sabemos que tenemos que estar preparados si aspiramos a ser verdaderos agentes de cambio en la vida de la ciudadanía.
Traigo a colación esto porque pareciera que, en el tema de migración, la mayoría de los aspirantes a lograr cargos importantes (sobre todo a la presidencia de Estados Unidos) usan el tema sólo como una narrativa anecdótica y no con un perfil técnico, mucho menos con el sentido humano que exige el trato a los migrantes.
Estamos a menos de tres semanas de que se realicen las elecciones en la Unión Americana y, aunque pareciera que Kamala Harris y Donald Trump son perfiles muy opuestos en materia migratoria, la verdad es que ni una ni otro han generado que los millones de migrantes que radican en su país tengan, al menos, la esperanza de un cambio a su favor. ¿Será que ni Kamala ni Trump están preparados ni dispuestos a atender la problemática migrante?
Analicemos a ambos candidatos. Recientemente Kamala Harris participó en un foro abierto en Univisión y comentó que “hay personas reales que están sufriendo por la incapacidad de poner soluciones por delante de la política”. Tal afirmación la realizó al referirse al sistema de inmigración de Estados Unidos, al cual remató diciendo que está totalmente “roto” y que ha provocado el sufrimiento de los millones de migrantes indocumentados que radican en la Unión Americana.
Estas declaraciones ponen entredicho a las acciones del gobierno estadounidense en materia migratoria, incluyendo las decisiones de su aún jefe, el presidente Joe Biden. ¿Será que Kamala continuará con la política migratoria actual o se desmarcará para crear un nuevo comienzo? En este sentido, en una entrevista a Fox News, la candidata demócrata aseguró que ella no será una continuación de Biden, porque, según sus propias palabras, “representa una nueva generación de liderazgo”.
Por su parte, para Donald Trump es imposible ocultar su sentimiento antiinmigrante, el cual le ayudó, incluso, a ganar las elecciones presidenciales en el 2016. Si bien este discurso que atenta contra la dignidad de los migrantes ha sido parte de su popularidad, también le ha generado a Trump duros cuestionamientos que pueden marcar tendencia en la intención de voto de los latinos. En otro foro organizado por Univisión, un agricultor hispano le comentó: “Durante muchos años, he trabajado con estas manos encorvadas recogiendo fresas y cortando brócoli. Este duro trabajo lo hacen principalmente personas indocumentadas. Si deportas a estas personas, ¿quién haría este trabajo y qué precio se pagaría por la comida?”. La respuesta de Trump fue, simplemente, verlo a los ojos en silencio.
Tanto Harris como Trump tienen ante sí una crisis migratoria que deben focalizar como un grave problema qué urge resolver y no sólo integrarla como parte de su narrativa electoral. Pero ¿qué tan importante les es el tema migratorio a los votantes latinos y cuál es el impacto real del voto latino en esta contienda por la Casa Blanca? De entrada, y como lo he venido comentando en artículos pasados, para este 2024 los 36 millones de latinos con derecho a votar pueden ser clave para la victoria o la derrota en las urnas este próximo 5 de noviembre.
Ahora bien, si tomamos como referencia la tendencia histórica, el voto latino ha favorecido a los demócratas, pero si revisamos los porcentajes en las últimas dos elecciones, podemos ver que la situación está cambiando. Por ejemplo, en el 2016 el 68% de los latinos votaron por los demócratas y el 28% por los republicanos; cuatro años después, en el 2020, la distancia se acortó, cuando el voto de los hispanos por los demócratas disminuyó al 62%, mientras que el apoyo a los republicanos subió al 36%.
En cuanto al actual proceso electoral, parecía que las barbaridades que comentó Donald Trump en el debate que sostuvo con Kamala Harris el 10 de septiembre (en el que aseguró que los migrantes que radican en Springfield se comían a los perros y a los gatos de las personas que habitan en esa ciudad), lo enterrarían en las preferencias de los hispanos. No obstante, los números dicen otra cosa. The New York Times realizó una encuesta entre posibles votantes latinos y los resultados fueron sorprendentes: más de la mitad apoyan las propuestas radicales de Trump, como la construcción del muro y la deportación masiva de migrantes indocumentados. En cuanto a la intención del voto latino, los demócratas siguen a la baja con un 56% por el 37% de los republicanos.
Kamala Harris y Donald Trump son dos personajes de una película electoral en la que se sigue tachando a los migrantes, injustamente, como los malos. Las campañas están por concluir y la duda es ¿a quién apoyarán los latinos y será su voto el decisivo para uno de los candidatos? En teoría, el apoyo latino debería ser para el que esté mejor preparado para resolver la crisis migratoria, en la que sufren millones de indocumentados, no obstante, nada está definido con los latinos pues parece ser que su voto no está fijamente enlazado al tema migrante.
Analista de temas de migración
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