La presidenta de México Claudia Sheinbaum acaba de demostrarle al pueblo de México que la política exterior con el vecino país del norte no estará sometida a los vaivenes o bravuconadas de nadie. Tenga la responsabilidad que tenga, quien desde el exterior pretenda amenazar a nuestro país, va a enfrentarse con una nación que sabe muy bien de sus recursos, fuerzas y capacidades. El bloque comercial del norte del continente integra a tres naciones a quienes México ve como iguales.
Los tiempos de “comes y te vas”, así como el del “patio trasero” están quedando atrás. La dignidad que desde el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador se muestra frente a la soberbia y pretensiones imperiales del gobierno estadounidense tendrá absoluta continuidad. La presidenta Sheinbaum lo ha dejado más que claro. Más aún, ha sido categórica cuando en su primera carta a Donald Trump le expresó: “presidente Trump, no es con amenazas ni con aranceles como se va a atender el fenómeno migratorio ni el consumo de drogas en Estados Unidos. Se requiere de cooperación y entendimiento para enfrentar estos grandes desafíos”.
Sin duda, la reconfiguración geopolítica del mundo ayuda en mucho. China no sólo se ha convertido en una gran potencia económica a escala mundial, sino además su actual presidente ha demostrado que entiende muy bien el peso y el poder específico que como nación aliada podría tener frente a cualquier país, por supuesto México incluido si fuera el caso. Por su parte, nadie ignora que la vecindad de México con el país del norte nos liga irremediablemente en materia de tratados comerciales. Estados Unidos nos necesita como socios y como aliados, pero nunca más como un país sometido a nadie.
El Plan México, que incluye desarrollar el potencial de manufactura mexicana para no necesitar la importación de insumos del exterior, es la punta de un iceberg que en realidad está demostrando que los mexicanos sabemos del amplio potencial económico y de desarrollo que hoy más que nunca tenemos. La mañanera del 26 de noviembre tuvo el principal objetivo de presentar el tanque empresarial mexicano, que se presenta como una importante fuerza del potencial de desarrollo que tiene la economía nacional. Y aunque es cierto que la propia presidenta reconoció que “no estamos de acuerdo en todo”, --es decir que los propios empresarios tendrán que entender que los terribles abusos del pasado ya no pueden seguirse tolerando--, también es cierto que la 4ª transformación de México iniciada en el 2018 es un tren, que como el Maya, ya nadie podrá parar.
Sólo el 17% de las inversiones del país son inversión extranjera, es decir la economía mexicana depende en buena medida de su capacidad interior. Si bien el tratado comercial con los Estados Unidos nos hace su mayor socio comercial hasta el momento, es importante recordar que los beneficiados por esta interacción somos los dos, ninguno menos que otro, por ello el chantaje amenazante de subir los aranceles al 25% bien puede ser replicado con la misma medida de nuestra parte, como lo expresó la presidenta en la carta recientemente difundida. Aunque bien aclara que lo mejor es, en lugar de escalar a una medida inconveniente para todos y todas, establecer grupos de negociación en donde todos podamos salir favorecidos. Eso sí es entender que el destino de una nación está en las mejores manos cuando todos podemos ganar.
De Canadá ni hablemos, triste papelón de un socio que se está convirtiendo en algo similar a un hipócrita lame botas del imperio en decadencia. Ni hablar, la buena noticia es que México está en manos de representantes políticos a la altura de nuestros tiempos. Bravo, Claudia.