/ jueves 26 de agosto de 2021

La ciudadanía y los empresarios restauranteros

Con mucho entusiasmo recibió el gremio restaurantero hace varias semanas la noticia de que el gobierno de la CDMX autorizaba bajo el programa “Ciudad al aire libre” que se pudieran colocar enseres en vía pública para que los restaurantes sacaran mesas y sillas a las banquetas y cuando fuera posible incluso a la calle en lugares que normalmente se usan como estacionamiento, esto con la finalidad de mejorar los ingresos de los empresarios restauranteros y sobre todo de los empleados y proveedores de esa industria que es una de las mayores empleadoras de la ciudad.

El problema que se ha suscitado a últimas fechas se deriva de los problemas entre los vecinos principalmente de las zonas de Coyoacan, La Condesa y Polanco con los restauranteros, ya que los primeros sienten que no se tiene un respeto por ellos, que han invadido su espacio y afectado su tranquilidad, ocupando espacios que van más allá de las áreas permitidas obstruyendo el libre paso y peor aún en algunos casos convirtiendo esos espacios por la noche en auténticas cantinas al aire libre.

Por su parte los restauranteros parecen dividirse, algunos están a favor de continuar como hasta ahora y otros con una actitud mucho más consciente están buscando conciliar los intereses de las partes para llegar a una solución satisfactoria para ambos, afortunadamente la mayoría de ellos está en este segundo grupo, lo que resulta claro es que este tema requiere una intervención de la autoridad para mediar eficazmente y acercar las posturas hacia un bien común, sin embargo la noticia de que el Gobierno de la CDMX con la finalidad de reactivar la economía suspendió las verificaciones a los restaurantes cayó como balde de agua fría entre los vecinos ya que se generó un abuso desmedido del grupo de restauranteros que no respetan los lineamientos, alentados por la falta de verificaciones y por un aparente vacío de autoridad.

Lo que en otros países hubiera sido una muy buena solución desgraciadamente en nuestra ciudad no lo fue, ahora los vecinos están reclamando airadamente sus derechos y están recopilando evidencias de los abusos de algunos restauranteros, que insisto afortunadamente son una minoría, y están exigiendo la suspensión de actividades así como el regreso de las verificaciones.

Mientras tanto la economía de los restaurantes sigue sin retomar el rumbo que tenían antes de la pandemia, y al parecer por unos cuantos pudieran verse afectados los demás negocios, el problema es muy grande y baste recordar que a raíz de la pandemia cerca de catorce mil restaurantes han tenido que cerrar sus puertas definitivamente, es por ello que las cúpulas restauranteras están haciendo un llamado a sus integrantes apelando a su sensibilidad, al respeto a la tolerancia, y sobre todo a cumplir a cabalidad con las disposiciones del gobierno.

Esperemos que este asunto llegue a un feliz término, no olvidemos que estos mismos vecinos apoyaron cuando se hizo el “cacerolazo restaurantero”, no es momento de enfrentarnos, además de un problema de civilidad y sana convivencia, el trabajo de muchísima gente está en juego y eso no es cosa menor.


Con mucho entusiasmo recibió el gremio restaurantero hace varias semanas la noticia de que el gobierno de la CDMX autorizaba bajo el programa “Ciudad al aire libre” que se pudieran colocar enseres en vía pública para que los restaurantes sacaran mesas y sillas a las banquetas y cuando fuera posible incluso a la calle en lugares que normalmente se usan como estacionamiento, esto con la finalidad de mejorar los ingresos de los empresarios restauranteros y sobre todo de los empleados y proveedores de esa industria que es una de las mayores empleadoras de la ciudad.

El problema que se ha suscitado a últimas fechas se deriva de los problemas entre los vecinos principalmente de las zonas de Coyoacan, La Condesa y Polanco con los restauranteros, ya que los primeros sienten que no se tiene un respeto por ellos, que han invadido su espacio y afectado su tranquilidad, ocupando espacios que van más allá de las áreas permitidas obstruyendo el libre paso y peor aún en algunos casos convirtiendo esos espacios por la noche en auténticas cantinas al aire libre.

Por su parte los restauranteros parecen dividirse, algunos están a favor de continuar como hasta ahora y otros con una actitud mucho más consciente están buscando conciliar los intereses de las partes para llegar a una solución satisfactoria para ambos, afortunadamente la mayoría de ellos está en este segundo grupo, lo que resulta claro es que este tema requiere una intervención de la autoridad para mediar eficazmente y acercar las posturas hacia un bien común, sin embargo la noticia de que el Gobierno de la CDMX con la finalidad de reactivar la economía suspendió las verificaciones a los restaurantes cayó como balde de agua fría entre los vecinos ya que se generó un abuso desmedido del grupo de restauranteros que no respetan los lineamientos, alentados por la falta de verificaciones y por un aparente vacío de autoridad.

Lo que en otros países hubiera sido una muy buena solución desgraciadamente en nuestra ciudad no lo fue, ahora los vecinos están reclamando airadamente sus derechos y están recopilando evidencias de los abusos de algunos restauranteros, que insisto afortunadamente son una minoría, y están exigiendo la suspensión de actividades así como el regreso de las verificaciones.

Mientras tanto la economía de los restaurantes sigue sin retomar el rumbo que tenían antes de la pandemia, y al parecer por unos cuantos pudieran verse afectados los demás negocios, el problema es muy grande y baste recordar que a raíz de la pandemia cerca de catorce mil restaurantes han tenido que cerrar sus puertas definitivamente, es por ello que las cúpulas restauranteras están haciendo un llamado a sus integrantes apelando a su sensibilidad, al respeto a la tolerancia, y sobre todo a cumplir a cabalidad con las disposiciones del gobierno.

Esperemos que este asunto llegue a un feliz término, no olvidemos que estos mismos vecinos apoyaron cuando se hizo el “cacerolazo restaurantero”, no es momento de enfrentarnos, además de un problema de civilidad y sana convivencia, el trabajo de muchísima gente está en juego y eso no es cosa menor.