/ lunes 4 de noviembre de 2024

La convergencia democracia-Fuerzas Armadas

Las elecciones presidenciales y de Congreso en Estados Unidos, se realizan mañana. Mucho se ha escrito y especulado respecto de los efectos que tendrán para el mundo y nuestro país, si gana la candidata del Partido Demócrata, Kamala Harris o el candidato Donald Trump, del Partido Republicano.

Aquí analizaré los resultados, que serán estrechos y cargados de una intensa polémica. Por el momento, la tensión no ha hecho otra cosa que aumentar, las acusaciones, insultos y descalificaciones entre los partidarios de cada candidatura, incluyendo magnates como Elon Musk o Jeff Bezos, solo fomentan la desconfianza y deterioran los valores de una de las democracias fundacionales de nuestra era. En fin. Veremos.

Me refiero en las siguientes líneas a las Fuerzas Armadas en general y respecto de los sistemas políticos, como el de México, en los que forman parte de la estructura fundamental de las democracias liberales. Más aún, en un ambiente de tensión y creciente polarización mundial, tan solo con la invasión de Rusia a Ucrania; el conflicto armado de Israel con Hamas y Hezbollah, mismo que ya se ha extendido a el Líbano; así como las tensiones entre la República Popular de China y Taiwán. A lo que debemos sumar por supuesto a las ya mencionadas elecciones presidenciales y de Congreso en los Estados Unidos.

En ese entorno, la pluralidad y tolerancia, valores esenciales de la democracia, son ampliamente reforzados en la medida de que la estabilidad social y política pueden procesar las naturales tensiones que vez en vez se dan. Sea como se apuntó, por el contexto internacional o por dinámicas internas (elecciones, desastres naturales, entre otros). Así, las Fuerzas Armadas acuden al llamado a la autoridad y la sociedad, como se ha visto en estos días en Valencia, en el sur de Estados Unidos e incluso en México, cuando las fuerzas de la naturaleza causan severos daños físicos y en ocasiones producen numerosas pérdidas de vidas humanas.

Al mismo tiempo, esas Fuerzas Armadas en la democracia, como consecuencia del creciente ambiente de complejidad e interdependencia, deben mantener e incluso fortalecer el sentido profesional de la carrera de las armas y el adiestramiento para la guerra. La prevención en estas tareas, siempre ha sido y será polémica; no obstante deben considerarse dos factores incuestionables y pro lo tanto objetivos. El primero, que la carrera armamentística es permanente, que nunca el la historia de la humanidad se ha detenido. Con esto, la necesidad de contar con recursos tecnológicos adecuados, le permite al Estado Nación y democracia en cuestión, tener las capacidades suficientes par la disuasión respecto de actores estatales y no estatales.

El segundo se refiere a los conflictos entre las potencias del período. Es parte de la naturaleza humana, el encontrar los pesos y contrapesos, lo mismo sucede en las relaciones personales y por supuesto en el ambiente internacional. Ninguna potencia en ninguna época ha sido hegemónica e incuestionable. Tal como sucede a hora entre China. Rusia, India, Estados Unidos, Unión Europea; incluso en África, con casos como Egipto, Uganda y desde luego, Sudáfrica. Sea en el comercio, en la ciencia y la tecnología, las artes o los deportes, la competencia es permanente.

El tercero y último, son los conflictos armados que cíclicamente se dan. Sean entre Estados nación o a nivel interno, las Fuerzas Armadas en la democracia deben estar preparadas para actuar en defensa de las leyes, instituciones y sobre todo, actuar a favor de los intereses de la sociedad. Así, la democracia prevaleciente cuenta con instituciones, que mediante el argumento de la fuerza legal, tienen las capacidades y condiciones para cumplir dichas misiones. La agenda internacional es contundente al respecto: las capacidades para garantizar la viabilidad de la Independencia, Libertad, Soberanía de la Nación, radica en contar las capacidades disuasivas para preservar la democracia liberal plural y tolerante. Esos son los fundamentos.

@JOPso

Las elecciones presidenciales y de Congreso en Estados Unidos, se realizan mañana. Mucho se ha escrito y especulado respecto de los efectos que tendrán para el mundo y nuestro país, si gana la candidata del Partido Demócrata, Kamala Harris o el candidato Donald Trump, del Partido Republicano.

Aquí analizaré los resultados, que serán estrechos y cargados de una intensa polémica. Por el momento, la tensión no ha hecho otra cosa que aumentar, las acusaciones, insultos y descalificaciones entre los partidarios de cada candidatura, incluyendo magnates como Elon Musk o Jeff Bezos, solo fomentan la desconfianza y deterioran los valores de una de las democracias fundacionales de nuestra era. En fin. Veremos.

Me refiero en las siguientes líneas a las Fuerzas Armadas en general y respecto de los sistemas políticos, como el de México, en los que forman parte de la estructura fundamental de las democracias liberales. Más aún, en un ambiente de tensión y creciente polarización mundial, tan solo con la invasión de Rusia a Ucrania; el conflicto armado de Israel con Hamas y Hezbollah, mismo que ya se ha extendido a el Líbano; así como las tensiones entre la República Popular de China y Taiwán. A lo que debemos sumar por supuesto a las ya mencionadas elecciones presidenciales y de Congreso en los Estados Unidos.

En ese entorno, la pluralidad y tolerancia, valores esenciales de la democracia, son ampliamente reforzados en la medida de que la estabilidad social y política pueden procesar las naturales tensiones que vez en vez se dan. Sea como se apuntó, por el contexto internacional o por dinámicas internas (elecciones, desastres naturales, entre otros). Así, las Fuerzas Armadas acuden al llamado a la autoridad y la sociedad, como se ha visto en estos días en Valencia, en el sur de Estados Unidos e incluso en México, cuando las fuerzas de la naturaleza causan severos daños físicos y en ocasiones producen numerosas pérdidas de vidas humanas.

Al mismo tiempo, esas Fuerzas Armadas en la democracia, como consecuencia del creciente ambiente de complejidad e interdependencia, deben mantener e incluso fortalecer el sentido profesional de la carrera de las armas y el adiestramiento para la guerra. La prevención en estas tareas, siempre ha sido y será polémica; no obstante deben considerarse dos factores incuestionables y pro lo tanto objetivos. El primero, que la carrera armamentística es permanente, que nunca el la historia de la humanidad se ha detenido. Con esto, la necesidad de contar con recursos tecnológicos adecuados, le permite al Estado Nación y democracia en cuestión, tener las capacidades suficientes par la disuasión respecto de actores estatales y no estatales.

El segundo se refiere a los conflictos entre las potencias del período. Es parte de la naturaleza humana, el encontrar los pesos y contrapesos, lo mismo sucede en las relaciones personales y por supuesto en el ambiente internacional. Ninguna potencia en ninguna época ha sido hegemónica e incuestionable. Tal como sucede a hora entre China. Rusia, India, Estados Unidos, Unión Europea; incluso en África, con casos como Egipto, Uganda y desde luego, Sudáfrica. Sea en el comercio, en la ciencia y la tecnología, las artes o los deportes, la competencia es permanente.

El tercero y último, son los conflictos armados que cíclicamente se dan. Sean entre Estados nación o a nivel interno, las Fuerzas Armadas en la democracia deben estar preparadas para actuar en defensa de las leyes, instituciones y sobre todo, actuar a favor de los intereses de la sociedad. Así, la democracia prevaleciente cuenta con instituciones, que mediante el argumento de la fuerza legal, tienen las capacidades y condiciones para cumplir dichas misiones. La agenda internacional es contundente al respecto: las capacidades para garantizar la viabilidad de la Independencia, Libertad, Soberanía de la Nación, radica en contar las capacidades disuasivas para preservar la democracia liberal plural y tolerante. Esos son los fundamentos.

@JOPso