Por Maya Menchu
@ MayaMenchu
La Cumbre Mundial de Premios Nobel por la Paz, surge en 1999 por iniciativa del laureado Mijaíl Gorbachov, y se celebra en las principales ciudades del mundo año con año. En México se celebró la 19º Cumbre Mundial de Premios Nobel por la paz en la ciudad de Monterrey el pasado mes de septiembre. No es la primera vez que llega a nuestro país este magno evento, ya que en el año 2017 se celebró en Mérida, Yucatán.
México ha sido en dos ocasiones el país anfitrión lo que nos lleva a valorar la presencia internacional del país y el cariño que se le tiene al ser uno de los países que históricamente ha tenido una diplomacia activa, apoyando en procesos de conciliación como interlocutor y denuncias poderosas al más alto nivel. En esta 19 Edición de la Cumbre Mundial de Premios Nobel por la Paz, se tuvieron diversas conferencias, paneles, foros y actividades donde organizaciones, instituciones, lideres y laureados expusieron su preocupación por la necesidad de crear puentes y alianzas que lleguen a la conciencia humana en favor del respeto de la vida y de los derechos humanos.
Se tuvieron momentos de reflexión con mensajes poderosos como el de la Dra. Rigoberta Menchú, quien afirmo respecto al desarrollo humano “Yo quiero aterrizar ese deseo de la humanidad de que todos tengamos una oportunidad. Todos tengamos una oportunidad de vivir una vida mejor, no importa donde estemos”. Haciendo énfasis en el tema migratorio y en la necesidad de la acción más allá de los discursos o datos estadísticos que quedan plasmados únicamente en papel.
También se abordó el tema de la paz, como cultura, arte, educación e inclusión. Una de las temáticas mas relevantes fue el de la inclusión de personas con capacidades diferentes, y estuvo a cargo de María Batlle, artista y activista dominicana quien expuso sobre el uso de las nuevas tecnologías en favor de la democratización de oportunidades para todos y todas.
La presencia de diferentes Premios Nobel engalanó las actividades y dieron palabras inspiradoras sobre sus luchas personas y colectivas para lograr alcanzar cambios significativos en favor de la humanidad. Los jóvenes presentes pudieron sentirse parte de una comunidad mundial que busca el cambio y que es posible si nos unimos desde nuestras diferentes trincheras. La cantautora mexicana, Natalia Lafourcade, fue nombrada la primera Embajadora de la Música por la Paz y cerro con un discurso poderoso dirigido a los jóvenes llamándolos a la acción. “Hay que conectar con lo que le da felicidad al alma, con lo que nos hace bien. Hay que encontrar nuestra misión, anclarla a nuestra estrella y hacerla brillar. Hay que ofrendar ese trabajo y ponerlo al servicio del bien universal”, afirmó.
Fue una fiesta en favor de la conciencia humana y de la esperanza en las futuras generaciones como lideres de cambio y transformación en favor de la dignidad humana.