/ miércoles 10 de enero de 2024

La democracia y la identidad taiwanesa

Por Yu Chen Cheng

El 13 de enero de 2024 marcará un hito importante en Taiwán, ya que se llevarán a cabo las elecciones para elegir al decimosexto presidente y vicepresidente del país. Con una población de 24 millones de habitantes, los taiwaneses se preparan para ejercer su derecho democrático y definir el rumbo futuro de su nación en las urnas. Estas elecciones han cobrado gran relevancia a nivel internacional debido a su impacto político y democrático.

La presidenta actual, Tsai Ing-wen, del Partido Democrático Progresista (DPP), concluirá su mandato después de haber liderado durante 8 años. Fue reelegida en 2020 en unas elecciones históricas, obteniendo el 57.13 % de los votos frente al 38.61 % de su contrincante, Han Kuo-yu, del partido Kuomintang (KMT). A pesar de la rotunda victoria, la política de la isla estuvo marcada por controversias y un creciente descontento en la población, atribuido a la falta de propuestas políticas sólidas, casos de corrupción y escándalos políticos que empañaron la gestión en general de todos los partidos políticos.

Para estas elecciones, el KMT ha propuesto a Hou Yu-ih como candidato presidencial, quien ocupó el cargo de alcalde de Nuevo Taipéi de 2018 a 2023. Por su parte, Lai Ching‑te, quien fue vicepresidente de Tsai desde 2020 por parte del DPP, se ha presentado como candidato. Además, la gran sorpresa en estas elecciones sería Ko Wen-je del Partido Popular de Taiwán (PPTW por sus siglas en inglés), quien fue alcalde de Taipéi durante los últimos ocho años y ha demostrado ser una figura inesperada pero significativa en esta contienda electoral.

Ko Wen-je, médico de profesión y elegido alcalde de Taipéi de 2014 a 2022, fue el primer candidato independiente en ganar dicho puesto en la historia taiwanesa. Su gestión fue aclamada por la mayoría de los habitantes, sin controversias ni escándalos. Ko rompió con la tradicional lucha bipartidista y despertó el interés de los jóvenes en la política después del Movimiento Girasol en 2014. Con grandes aspiraciones, Ko se ha convertido en la nueva imagen política a través de propuestas frescas e innovadoras para acabar con la corrupción y de lucha de poder que tanto ha mermado a la isla.

Con la aparición de Ko, se puede destacar que la democracia en Taiwán ha evolucionado de manera significativa a lo largo de las últimas décadas y se ha convertido en un pilar fundamental tanto para la estabilidad política interna como para su proyección internacional. Desde la década de 1980, el país ha transitado de un régimen autoritario a uno democrático y participativo, lo que ha fortalecido su identidad nacional y ha sentado las bases para una sociedad pluralista y abierta. La importancia de la democracia en Taiwán radica en su capacidad para asegurar la protección de los derechos individuales y colectivos, fomentar la libertad de expresión y prensa, así como en la consolidación de instituciones transparentes y representativas que permiten la participación ciudadana en la toma de decisiones políticas.

Además, la democracia taiwanesa tiene un impacto crucial en el contexto geopolítico de la región asiática. Taiwán ha demostrado que una sociedad democrática, en constante evolución, puede coexistir y prosperar en una región donde sistemas políticos diversos son predominantes. Este modelo democrático taiwanés sirve como un ejemplo en Asia, desafiando percepciones arraigadas sobre la viabilidad y la efectividad de la democracia en sociedades con fuertes tradiciones culturales y desempeña un papel clave en su relación con otras Naciones, al resaltar su identidad nacional y su deseo de preservar sus valores democráticos frente a las presiones externas.

En este sentido, Taiwán, como una sociedad de migrantes y multicultural debido a haber sido colonizada por diferentes países como Países Bajos, China, Portugal y Japón, cuenta con diversos legados y reconoce hasta 20 lenguas oficiales. Esta variedad ha generado controversias y debates en torno a la identidad, especialmente en términos políticos y sociales. Sin embargo, es precisamente la fusión de distintas culturas e ideas lo que ha caracterizado al país, creando resiliencia en busca del bien común, permitiéndole encontrar vías de resolución a los conflictos internos y externos.

Cabe destacar que la revista The Economist ha posicionado a Taiwán como el país más democrático en el continente asiático, otorgándole el décimo lugar a nivel mundial, superando a naciones como Alemania y Francia. Esta distinción lo convierte en un modelo a seguir y un refugio emblemático para la democracia. También se debe mencionar su importancia en la economía mundial al ser el país exportador más importante de semiconductores.

En conclusión, aunque las elecciones presidenciales en el otro extremo del mundo podrían parecer sin influencia directa en las naciones occidentales, es esencial comprender su significado en términos de geopolítica y democracia global. La importancia de estos eventos trasciende fronteras, pues Taiwán representa un faro para la democracia mundial, proyectando una influencia que no puede pasarse por alto. ¿Las y los taiwaneses tendrán el valor de elegir por el bien común de su país y romper con las viejas costumbres políticas? o ¿seguirán viviendo bajo el yugo de la vieja escuela que ha llevado al declive político de la isla?

YU CHEN CHENG es Licenciado en Negocios Internacionales por el Instituto Politécnico Nacional. Académico en el área de Bloques Regionales de la Escuela Superior de Comercio y Administración Unidad Santo Tomás del IPN. Asociado PJComexi. Sígalo en las redes como @Chennie_tw