/ domingo 15 de marzo de 2020

La economía mexicana y mundial con síntomas de coronavirus

La expansión del brote de coronavirus impacta negativamente a la frágil economía global y nacional. El Fondo Monetario Internacional (FMI) consideró sin validez las estimaciones realizadas sobre el crecimiento económico mundial. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sugiere a los Bancos Centrales estar atentos ante la eventual interrupción del comercio o a salidas abruptas de capitales. En los mercados se observa nerviosismo y volatilidad. En México, el virus hizo retroceder al peso y provocó caídas en la Bolsa Mexicana de Valores.

La economía es duramente afectada por la expansión global del COVID-19. Los primeros brotes del virus se reportaron en China y se cree que es causado por la manipulación insalubre de animales. El virus provoca distintas enfermedades, como resfriados hasta infecciones respiratorias. Los síntomas son parecidos a los de un resfriado común. El riesgo del virus es su rápido contagio y propagación, lo que puede provocar el colapso de los sistemas de salud de la naciones, como fue en el caso de China.

Esta crisis pone en duda las previsiones que el FMI realizó para el crecimiento de la economía mundial en 2020 y 2021, los cuales eran de 3.3 y 3.4 por ciento respectivamente. La previsiones realizadas consideraban que el virus se limitaría a China y no se propagaría en el mundo. Ahora se prevén choques entre oferta y demanda de bienes y servicios, mayor financiamiento en protección social, impactos en las deudas de pequeñas y medianas empresas, así como en la generación de trabajos. Lo anterior afecta el desarrollo económico de las naciones y del mundo.

La OCDE sugiere flexibilizar las políticas monetarias de los Bancos Centrales, recortando tasas, y reactivar las líneas swap entre ellos, para no perder liquidez ante una eventual parálisis comercial o salidas abruptas de capitales hacia activos seguros. Los mercados presentan nerviosismo y se observan frenéticos movimientos en las Bolsas de Valores de todo el mundo. Por el momento los Bancos han mitigado los impactos y las fluctuaciones adversas, pero deben estar atentos a la expansión de la epidemia y sus efectos en las economía locales.

En México ya se sienten los síntomas del virus. El peso mexicano rompió la barrera de las 20 unidades en su paridad con el dólar, después de los casos identificados en territorio nacional. Esta paridad es el peor dato desde diciembre de 2018. La Bolsa Mexicana de Valores (BMV) presentó fuertes caídas. El índice S&P/BMV IPC registró una perdida de -1.60% hasta un nivel de 41,669.42 unidades, la peor registrada en el año. Ante estos escenarios adversos, esperemos que el Gobierno Federal no desestime esta información y diseñe estrategias para minimizar el impacto de la epidemia en la economía mexicana.

La expansión del brote de coronavirus impacta negativamente a la frágil economía global y nacional. El Fondo Monetario Internacional (FMI) consideró sin validez las estimaciones realizadas sobre el crecimiento económico mundial. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sugiere a los Bancos Centrales estar atentos ante la eventual interrupción del comercio o a salidas abruptas de capitales. En los mercados se observa nerviosismo y volatilidad. En México, el virus hizo retroceder al peso y provocó caídas en la Bolsa Mexicana de Valores.

La economía es duramente afectada por la expansión global del COVID-19. Los primeros brotes del virus se reportaron en China y se cree que es causado por la manipulación insalubre de animales. El virus provoca distintas enfermedades, como resfriados hasta infecciones respiratorias. Los síntomas son parecidos a los de un resfriado común. El riesgo del virus es su rápido contagio y propagación, lo que puede provocar el colapso de los sistemas de salud de la naciones, como fue en el caso de China.

Esta crisis pone en duda las previsiones que el FMI realizó para el crecimiento de la economía mundial en 2020 y 2021, los cuales eran de 3.3 y 3.4 por ciento respectivamente. La previsiones realizadas consideraban que el virus se limitaría a China y no se propagaría en el mundo. Ahora se prevén choques entre oferta y demanda de bienes y servicios, mayor financiamiento en protección social, impactos en las deudas de pequeñas y medianas empresas, así como en la generación de trabajos. Lo anterior afecta el desarrollo económico de las naciones y del mundo.

La OCDE sugiere flexibilizar las políticas monetarias de los Bancos Centrales, recortando tasas, y reactivar las líneas swap entre ellos, para no perder liquidez ante una eventual parálisis comercial o salidas abruptas de capitales hacia activos seguros. Los mercados presentan nerviosismo y se observan frenéticos movimientos en las Bolsas de Valores de todo el mundo. Por el momento los Bancos han mitigado los impactos y las fluctuaciones adversas, pero deben estar atentos a la expansión de la epidemia y sus efectos en las economía locales.

En México ya se sienten los síntomas del virus. El peso mexicano rompió la barrera de las 20 unidades en su paridad con el dólar, después de los casos identificados en territorio nacional. Esta paridad es el peor dato desde diciembre de 2018. La Bolsa Mexicana de Valores (BMV) presentó fuertes caídas. El índice S&P/BMV IPC registró una perdida de -1.60% hasta un nivel de 41,669.42 unidades, la peor registrada en el año. Ante estos escenarios adversos, esperemos que el Gobierno Federal no desestime esta información y diseñe estrategias para minimizar el impacto de la epidemia en la economía mexicana.