Construir un proyecto de educación superior significa cimentar el futuro de las próximas generaciones de mexicanos y proyectar el futuro de nuestro país. Es indispensable determinar claramente las metas que permitirán el desarrollo de México a través de la educación, la generación de conocimiento y la innovación. No hacerlo en estos momentos pondría en grave riesgo la viabilidad de un gran número de instituciones de educación superior (IES) públicas.
Una universidad socialmente responsable y comprometida con su entorno debe asumir el impacto, positivo o negativo, de sus acciones. Particularmente, se debe considerar que la atención a la sociedad no es mera filantropía, sino un compromiso de retribución y, por lo tanto, de responder con reciprocidad y de forma responsable a la sociedad a la que nos debemos.
Actualmente las universidades públicas estatales (UPES) y las universidades públicas federales atienden alrededor del 40% de estudiantes, un 20% se encuentran en instituciones tecnológicas y el 35% restante en instituciones privadas. La mayor parte de la investigación se realiza en las IES públicas así como la vinculación con los distintos sectores de la sociedad. De igual forma, los servicios de extensión y de atención a la sociedad están relacionados en su mayoría con las instituciones públicas, de ahí la importancia de establecer criterios claros de responsabilidad social.
La Universidad Autónoma de Querétaro, cómo universidad responsable y comprometida con la sociedad, se esfuerza en otorgar servicios a la comunidad a través de programas de atención, de proyectos de investigación y vinculación, de generación de conocimiento, de difusión artística y de fortalecimiento cultural. Todas estas acciones permiten atender necesidades que, muchas veces, el propio gobierno no cubre. De esta forma se brindan servicios de salud física y mental, de asesoría jurídica y fiscal, de capacitación y educación continua, de servicios deportivos, de comunicación e información, entre muchos.
Es por ello que, para asignar recursos a las UPES, deben valorarse criterios de responsabilidad social, incluidos los esfuerzos por atender a población vulnerable así como de la mejora continua de programas inclusivos que garanticen la integración y permanencia de estudiantes con discapacidad o de origen indígena. Sin duda, el rezago y la desigualdad social, como grandes problemas de nuestro país, deben abordarse en vinculación con la academia y de forma interdisciplinaria. Es claro que sólo con acciones conjuntas será posible fomentar una cultura de paz y mayores oportunidades para la juventud.
Sin duda, es importante considerar criterios de responsabilidad social que dirijan los recursos a la generación de conocimiento enfocado en el bienestar social. La asignación de presupuesto basada en criterios académicos, financieros y de responsabilidad social permitirá un mejor uso de los recursos destinados a las universidades públicas y marcará el rumbo de la educación superior.
Rectora de la Universidad Autónoma de Querétaro