Por Analicia Ruiz
Si hoy fueran las elecciones en Estados Unidos, muy probablemente ganaría Donald Trump o Joe Biden. Diversas encuestas plantean que el puntero es Biden y otras apuntan a Trump, sin embargo, la diferencia es muy corta. El 5 de noviembre los estadounidenses elegirán a su presidente por los siguientes cuatro años.
El escenario es ya conocido. Los dos contendientes están empatados en una elección que tiene sabor a revancha, después de que los partidarios de Trump intentaran anular el resultado de la elección anterior.
La característica en común es que ninguno enfrentó competencia para sus nominaciones y ambos cuentan ya con los delegados necesarios para ganar la nominación. Si bien falta un largo camino por recorrer, los resultados de las encuestas nos muestran lo competitiva que será la contienda.
A las preferencias electorales debemos sumar la baja aprobación de ambos personajes comparado con hace cuatro años. Trump sigue en medio de diversas batallas legales que han dañado su imagen frente a los estadounidenses, enfrenta cargos penales a nivel federal y en cuatro estados. Se declaró inocente de todos los cargos y ha buscado retrasar los juicios para después de las elecciones. Biden enfrenta cuestionamientos sobre su avanzada edad y su estado mental. A pesar de su buen desempeño en el discurso anual del Estado de la Nación, no logró elevar su nivel de aprobación entre la población, aun cuando el incremento en los salarios y el empleo, y la caída de la inflación han generado mayor confianza en la economía.
Dentro de los votantes ha crecido el grupo de los que no sienten simpatía ni por uno ni por el otro y que el día de la elección tendrán que votar por aquél que les desagrade menos. Al parecer éstos votarán en contra del oponente más que a favor de algún candidato. Muchos electores dicen estar inconformes con los candidatos. Las condiciones sin precedentes de esta elección nos deben llevar a interpretar los resultados de las encuestas con cautela.
¿Qué puede ser alentador para los demócratas? En los últimos procesos electorales locales, los demócratas han tenido un buen desempeño. También hay esperanza que los niveles de aprobación de Biden se incrementen conforme la gente tenga mayor certeza del buen estado de la economía y que el impacto positivo de la caída en la inflación se vea en los bolsillos de la gente.
El gran reto para ambos será puntear en las preferencias electorales en los estados que son los conocidos pivote que definen la elección. Dos de esos estados Michigan y Pennsylvania le dieron el triunfo a Biden en 2020 pero, hoy en Michigan el puntero en las encuestas es Trump mientras que en Pennsylvania Biden lleva la delantera, según una encuesta de CNN en marzo de 2024.
Las fechas clave que podrán ir moviendo las preferencias son las Convenciones de los partidos, la Republicana será el 15 de julio en Milwaukee y la Demócrata el 19 de agosto en Chicago. El primer debate presidencial será el 16 de septiembre y podría disipar o incrementar los negativos de candidatos de tan avanzada edad. La certeza que tenían ambos de lograr la nominación de sus partidos contrasta con la incertidumbre y la competencia en la contienda.
* Profesora de la Facultad de Estudios Globales