/ miércoles 14 de agosto de 2024

La esperanza de un nuevo horizonte económico y político

Por Esperanza Ortega Azar


Los anuncios de cada jueves sobre el gabinete presidencial de Claudia Sheinbaum, en su calidad ahora como presidenta electa de México, vienen generando grandes expectativas en el panorama político y económico de nuestro país. La configuración de su equipo de trabajo, especialmente en áreas clave como la seguridad y la economía, marcan el inicio de una nueva era con promesas de profesionalismo, innovación y colaboración.

Una de las decisiones más destacadas es la presencia significativa de mujeres en roles importantes. Esta inclusión no solo refleja un avance hacia la equidad de género, sino que también envía un mensaje claro sobre la intención de fortalecer las estructuras con perspectivas diversas y enfoques integradores.

La participación de mujeres en estos puestos clave se espera que no solo mejore la eficiencia operativa, sino que también contribuya a una política más holística y sensible a las necesidades de todos los sectores de la sociedad.

Pero hagamos una pausa, Marcelo Ebrard, destaca también como una figura prominente en la política mexicana, ha sido nombrado Secretario de Economía. Su vasta experiencia y compromiso con la gestión pública son señales de consolidación y profesionalismo. Ebrard ha sido visto como una figura que puede ayudar a México a enfrentar desafíos económicos en tiempos de incertidumbre internacional. Su nombramiento envía un mensaje de estabilidad y continuidad, crucial para generar confianza tanto en el ámbito nacional como internacional.

El sector privado y particularmente los industriales tienen grandes expectativas respecto a la gestión de Ebrard. Se espera que su habilidad para negociar y su capacidad de atraer inversiones extranjeras fortalezca las relaciones comerciales de México con otros países. La creación de empleos, el apoyo a las pequeñas y medianas empresas y la promoción de la innovación tecnológica son algunos de los objetivos que Ebrard deberá perseguir para fomentar un crecimiento económico sostenible.

La decisión de Claudia Sheinbaum de incluir a Ebrard en su gabinete demuestra su temple e ingenio. A pesar de las diferencias previas, ambos han logrado un acuerdo para trabajar conjuntamente, especialmente en la relación con Estados Unidos y la revisión del T-MEC. Lo cierto es que este gesto de colaboración y pragmatismo es crucial para mantener una relación estable y fructífera con el vecino del norte y para garantizar que las políticas comerciales beneficien a la economía mexicana.

Empero, la colaboración entre el sector público y privado será fundamental durante la administración de Sheinbaum. La presidenta electa ha mostrado señales de apertura al mercado financiero y ha mantenido reuniones con el sector privado, lo que sugiere una disposición al diálogo y la colaboración. La creación de un consejo asesor empresarial coordinado por Altagracia Gómez es otra indicación de este enfoque colaborativo.

La conformación del gabinete de Claudia Sheinbaum, con su enfoque en la inclusión, el profesionalismo y la colaboración, promete un horizonte esperanzador para México. La expectativa es que esta nueva administración logre un crecimiento sostenido y genere nuevas oportunidades de negocio, consolidando así una economía más moderna y diversificada.