Las líneas menos utilizadas de la red del Sistema de Transporte Colectivo Metro deben ser ampliadas para potenciar de manera considerable su servicio en el marco de un transporte integrado. En el caso de la línea 4, esto es bastante notorio, siendo una línea con unos 80 mil usuarios al día, 6 transbordos y 10 estaciones. Extensiones al norte y al sur la podrían convertir en una línea muy importante dentro de la red. Sin embargo, quiero hacer un planteamiento aún más ambicioso: una línea que se ramifique.
Alejandro Encinas, previo a la toma de protesta de Clara Brugada, habló de la posibilidad de ampliar tanto la línea 3 a Ecatepec, como la línea 4 a Las Américas, lo que daría lugar a dos líneas en paralelo, con unos 40 kilómetros adicionales a la red actual. Asimismo, en días recientes, el Secretario de Movilidad del Estado de México, Daniel Sibaja, ha reiterado la posible ampliación de la Línea 4 a Las Américas, así como una red de trolebuses alimentadores en torno a la última estación.
Si partimos de las fortalezas principales de la Línea 4: sus conexiones y su derecho de vía, en realidad tendríamos que analizar la línea con otro enfoque. Desde que fue construida, a esta línea se le ha visto con posibles terminales en Ecatepec, Santa Clara, Las Américas y Tepexpan, al norte; así como Villa Coapa, Mexicalzingo y Central de Abastos, al sur.
Para la ampliación de la Línea 4 se está planteando su remodelación integral, algo que es urgente porque al ser una línea poco utilizada, su mantenimiento ha quedado muy rezagado y sus condiciones actuales son inadecuadas. Dado que ocurrirá esta remodelación integral, mi planteamiento sería un cambio tecnológico que facilitara la operación ramificada de la línea, algo que no ha ocurrido en la red del metro de la Ciudad de México.
Me refiero en específico a conceptualizar la Línea 4 como un servicio troncal, por el que pasen todos los trenes, y a su vez con ramales, según la fuerza de la demanda. Con ello, en vez de depender de los trenes neumáticos que predominan en la red, podría considerarse otro tipo de tren.
A su vez, en una primera etapa, la línea podría ampliarse a Las Américas, al norte; y a Mexicaltzingo, al sur para que conecte con la Línea 12. Pero en una segunda etapa, ramificarse al Centro de Ecatepec, a la Central de Abastos de la Ciudad de México, y a otros posibles destinos en los cuatro puntos cardinales: La Paz, Villa Coapa, Tepexpan, Periférico - San Antonio, entre otros.
De esta forma, podemos descartar la ampliación de la Línea 3 por la Autopista a Pachuca para llegar a San Cristóbal Ecatepec, para que lo haga un ramal de la Línea 4, lo que ahorrará recursos. A su vez, en el futuro ese derecho de vía, la Autopista, podrá ser utilizado para diversificar la entrada de los trenes interurbanos, pues la ruta del Suburbano Buenavista Cuautitlán se saturará y requerirá una segunda entrada a la ciudad.
Proyectar la Línea 4 del metro como una gran línea con ramales permitirá desarrollar una nueva columna vertebral para el sistema a la que puedan conectarse otros servicios como los trolebuses, los teleféricos y los autobuses de tránsito rápido, además de que más puntos puedan ser alcanzados por la red del metro con una menor inversión.
Esperemos que la Jefa de Gobierno Clara Brugada y la Gobernadora Delfina Gómez concreten un planteamiento estratégico en términos de visión metropolitana, como no se ha logrado en décadas.