/ domingo 4 de febrero de 2024

La manera como el papa enfrenta las agresiones

En la revista de teología Christus, publicada este enero, viene un artículo del argentino Emmanuel Sicre, S.J., donde analiza la forma en que el papa Francisco enfrenta no solo la crítica sino las francas agresiones.

Para Sicre, que estudió teología en la Pontificia Universidad Javeriana, en Bogotá, Colombia, lo que explica la resistencia del papa a todo tipo de agresión, sin cambiar su ánimo y actitud, es un profundo proceso espiritual. Los paradigmas con los que piensa, cree y hace se basan en los Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola y los planteamientos del Concilio Vaticano II.

Lo anterior, dice Sicre, no implica que el papa no haya cambiado su pensamiento en muchos temas. El método de los Ejercicios “abre, inspira, conecta, redirecciona, ordena, calibra la propia vida hacia la opción de Cristo relatada en los evangelios: dar la vida por amor a todos, incluso a quienes te maten por lo que creas”.

El papa “impresiona por su tesón, su insistencia, su resiliencia, su capacidad de seguir adelante, de rectificar si hace falta, pero seguir, su autoconciencia de pecador, frágil, humanamente limitado -cosa que por lo general entre sus detractores no resulta tan evidente”, afirma Sicre.

Así, la fortaleza del papa se basa en los Ejercicios cuando san Ignacio propone que el ejercitante ante Jesús se ofrezca a Dios diciendo: “yo quiero y deseo, y es mi determinación deliberada, […], de imitarte en pasar todas injurias y todo vituperio y toda pobreza”. Así de radical es la cosa.

Sirce, rector del Colegio de la Inmaculada Concepción de Santa Fe (Argentina), sostiene que el proceso de los Ejercicios conduce a querer identificarse con Jesús que implica: seguirlo en pobreza (sin seguridades); deseando oprobios, injurias y menosprecios y desear la humildad contra la soberbia. En el desierto, Jesús es tentado por el demonio con la riquezass, la fama y el poder. Él resiste.

El papa siempre ha querido hacer realidad el tercer grado de humildad de los Ejercicios donde se pide: “por imitar y parecerse más actualmente a Christo nuestro Señor, quiero y elijo más pobreza con Christo pobre que riqueza, oprobios con Christo lleno de ellos que honores, y desear más de ser estimado por vano y loco por Christo que primero fue tenido por tal, que por sabio ni prudente en este mundo”.

En versión de Sicre eso da al papa una fortaleza que lo hace capaz de resistir cualquier agresión y le da ánimo para seguir el proceso de cambio que imprime a la Iglesia desde el inicio de su pontificado hace ya diez años.


En la revista de teología Christus, publicada este enero, viene un artículo del argentino Emmanuel Sicre, S.J., donde analiza la forma en que el papa Francisco enfrenta no solo la crítica sino las francas agresiones.

Para Sicre, que estudió teología en la Pontificia Universidad Javeriana, en Bogotá, Colombia, lo que explica la resistencia del papa a todo tipo de agresión, sin cambiar su ánimo y actitud, es un profundo proceso espiritual. Los paradigmas con los que piensa, cree y hace se basan en los Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola y los planteamientos del Concilio Vaticano II.

Lo anterior, dice Sicre, no implica que el papa no haya cambiado su pensamiento en muchos temas. El método de los Ejercicios “abre, inspira, conecta, redirecciona, ordena, calibra la propia vida hacia la opción de Cristo relatada en los evangelios: dar la vida por amor a todos, incluso a quienes te maten por lo que creas”.

El papa “impresiona por su tesón, su insistencia, su resiliencia, su capacidad de seguir adelante, de rectificar si hace falta, pero seguir, su autoconciencia de pecador, frágil, humanamente limitado -cosa que por lo general entre sus detractores no resulta tan evidente”, afirma Sicre.

Así, la fortaleza del papa se basa en los Ejercicios cuando san Ignacio propone que el ejercitante ante Jesús se ofrezca a Dios diciendo: “yo quiero y deseo, y es mi determinación deliberada, […], de imitarte en pasar todas injurias y todo vituperio y toda pobreza”. Así de radical es la cosa.

Sirce, rector del Colegio de la Inmaculada Concepción de Santa Fe (Argentina), sostiene que el proceso de los Ejercicios conduce a querer identificarse con Jesús que implica: seguirlo en pobreza (sin seguridades); deseando oprobios, injurias y menosprecios y desear la humildad contra la soberbia. En el desierto, Jesús es tentado por el demonio con la riquezass, la fama y el poder. Él resiste.

El papa siempre ha querido hacer realidad el tercer grado de humildad de los Ejercicios donde se pide: “por imitar y parecerse más actualmente a Christo nuestro Señor, quiero y elijo más pobreza con Christo pobre que riqueza, oprobios con Christo lleno de ellos que honores, y desear más de ser estimado por vano y loco por Christo que primero fue tenido por tal, que por sabio ni prudente en este mundo”.

En versión de Sicre eso da al papa una fortaleza que lo hace capaz de resistir cualquier agresión y le da ánimo para seguir el proceso de cambio que imprime a la Iglesia desde el inicio de su pontificado hace ya diez años.