/ sábado 26 de octubre de 2019

La moviola

Morelia y sus 17.

Primera parte.

Tres palabras son fundamentales en mi viva: Inspiración, creación y compartir.

Agnés Varda.

Parece surrealista, pero es parte del paisaje que se ve en estos días cerca de la Catedral en Morelia. La exposición Nazarín , fotografías de Manuel Álvarez Bravo llama la atención de los paseantes que con curiosidad –y los más enterados con ironía- ven. Francisco Rabal y Marga López actúan en el conocido filme de Luis Buñuel. Al fondo se escucha un coro religioso. Digno de una escena salida de alguna película del cineasta español.

Y es que en la edición 17 del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) la variedad estuvo presente. Un ejemplo es la combinación de películas con actores del star-system y los llamados naturales. La Sección de Largometrajes Mexicanos en Competencia la clara muestra:

Mano de obra (David Zonana, 2019) es protagonizada por Luis Alberti ( ganador del Ojito a Mejor actor, premio que otorga el Festival ) pero también por trabajadores de la construcción. En el filme lo que inicia como un melodrama social deriva en una radiografía sin concesiones sobre la justicia pero también la condición humana.

Un grupo de trabajadores, decide ocupar una casa lujosa que construyen por falta de una indemnización. No hay chantaje en el filme y por momentos –aunque de forma menos cruda- recuerda a la novela de Vicente Leñero, Los albañiles y la adaptación cinematográfica de Jorge Fons.

Esto no es Berlín (Hari Sama, 2019). Dos adolescentes en 1986, viven ahogados en la banalidad de una clase media en decadencia. El escenario es Ciudad Satélite, Carlos (Xabiani Ponce de León), descubre su sexualidad y se adentra en el movimiento contracultural de los ochenta. Todo al lado de su mejor amigo Gera (José Antonio Toledano.)

El filme comprueba que el eje narrativo para retratar a la clase media es la permanente crisis existencial y moral. La primera parte transcurre con cierta complacencia para después llevar a los personajes a situaciones límite. Su camino es de búsqueda sin retorno.

El filme tiene actores de profesión y aunque son las memorias libres de la adolescencia de Sama, el universo de la ficción está presente en la forma.

Polvo (José María Yazpik, 2019). La película funciona como una habitual comedia ranchera y recurre al tan de moda tema del narcotráfico. En 1982 Chato (Yazpik), debe recuperar paquetes de droga en su pueblo, San Ignacio, en Tijuana., que caen por accidente.

Comedia de tono convencional y hábil dramaturgia, recuerda al cine hecho por Ismael Rodríguez.

La próxima semana continuamos. Y abordaremos Ya no estoy aquí (Fernando Frìas de la Parra, 2019), ganadora del Premio del Público y el Ojo a Largometraje Mexicano.

Morelia y sus 17.

Primera parte.

Tres palabras son fundamentales en mi viva: Inspiración, creación y compartir.

Agnés Varda.

Parece surrealista, pero es parte del paisaje que se ve en estos días cerca de la Catedral en Morelia. La exposición Nazarín , fotografías de Manuel Álvarez Bravo llama la atención de los paseantes que con curiosidad –y los más enterados con ironía- ven. Francisco Rabal y Marga López actúan en el conocido filme de Luis Buñuel. Al fondo se escucha un coro religioso. Digno de una escena salida de alguna película del cineasta español.

Y es que en la edición 17 del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) la variedad estuvo presente. Un ejemplo es la combinación de películas con actores del star-system y los llamados naturales. La Sección de Largometrajes Mexicanos en Competencia la clara muestra:

Mano de obra (David Zonana, 2019) es protagonizada por Luis Alberti ( ganador del Ojito a Mejor actor, premio que otorga el Festival ) pero también por trabajadores de la construcción. En el filme lo que inicia como un melodrama social deriva en una radiografía sin concesiones sobre la justicia pero también la condición humana.

Un grupo de trabajadores, decide ocupar una casa lujosa que construyen por falta de una indemnización. No hay chantaje en el filme y por momentos –aunque de forma menos cruda- recuerda a la novela de Vicente Leñero, Los albañiles y la adaptación cinematográfica de Jorge Fons.

Esto no es Berlín (Hari Sama, 2019). Dos adolescentes en 1986, viven ahogados en la banalidad de una clase media en decadencia. El escenario es Ciudad Satélite, Carlos (Xabiani Ponce de León), descubre su sexualidad y se adentra en el movimiento contracultural de los ochenta. Todo al lado de su mejor amigo Gera (José Antonio Toledano.)

El filme comprueba que el eje narrativo para retratar a la clase media es la permanente crisis existencial y moral. La primera parte transcurre con cierta complacencia para después llevar a los personajes a situaciones límite. Su camino es de búsqueda sin retorno.

El filme tiene actores de profesión y aunque son las memorias libres de la adolescencia de Sama, el universo de la ficción está presente en la forma.

Polvo (José María Yazpik, 2019). La película funciona como una habitual comedia ranchera y recurre al tan de moda tema del narcotráfico. En 1982 Chato (Yazpik), debe recuperar paquetes de droga en su pueblo, San Ignacio, en Tijuana., que caen por accidente.

Comedia de tono convencional y hábil dramaturgia, recuerda al cine hecho por Ismael Rodríguez.

La próxima semana continuamos. Y abordaremos Ya no estoy aquí (Fernando Frìas de la Parra, 2019), ganadora del Premio del Público y el Ojo a Largometraje Mexicano.

ÚLTIMASCOLUMNAS