/ sábado 28 de septiembre de 2024

La moviola / “El Pingüino”: ¡Santas desmitificaciones¡

@lamoviola

Tiempos interesantes se viven en la industria del entretenimiento. Ya no sólo es la explosión de géneros, de la que se alimentan de forma voraz los contenidos; ahora, el revisionismo de lo antes establecido forma parte del menú. “E Pingüino” (Craig Zobel, en su primer episodio aparecido el 19 de septiembre en la plataforma MAX), explora, explota y de cierta forma rompe, las posibilidades melodramáticas, psicológicas y sobre todo comerciales de lo que era clásico.

La miniserie, pensada para tener ocho episodios, ni está tan lejos de lo que es el género gánsteril, ni su contexto resulta tan diferente. Si en la década de los 30 se veía “Scarface” (Howard Hawks, 1932), en medio de la Gran Depresión del 29 y que se alarga durante la década de los 30 en Estados Unidos, hoy el desengaño de lo establecido, lo institucional, obliga a presentar una revolcada a lo que hasta hace poco parecía intocable.

Ubicada días después del final de “The Batman” (Matt Reeves, 2022), plantea otro reto interesante a nivel de industria: la televisión como complemento del cine en sus universos narrativos, cuestión antes impensable.

“El Pingüino”, sigue la ruta de “The Batman”, más anclada en géneros formales, casi solmenes –el filme de Reeves, desde la perspectiva Noir- y la mini serie de lo criminal y que son hermanos en los hechos, dirigidas además a un público de más edad, lo cual no los hace adultos, pero sí con amplitud de referentes.

En “El Pingüino” (CollinFarrell, muy repuesto dos décadas después de su tropezón con “Bullseye”, villano de “Daredevil”), vemos al villano estelar asesinar en un acto de franca torpeza al hijo del mafioso “Carmine Falcone”, el junior drogadicto y heredero del imperio, “Alberto Falcone” (Michael Zegen). De hecho, esto potencializa la trama y no está exenta de un tono de farsa que recuerda los orígenes del personaje, creado por Kane y Finger en 1941, como archi enemigo de “Batman”.

Para esconder el cadáver del junior, decide meterlo a la cajuela de su auto, al que un grupo de raterillos adolescentes le quiere robar las llantas. “Oswald Cobblepot” –así se le llama en la serie, más que “Pingüino”- logra atrapar a uno de ellos, “Víctor Aguilar” (Rhenzy Feliz), en un acto que recuerda cómo “Batman”, conoció al malogrado “Robin”, JasonTodd.

A partir de ahí, Oswald, esconde el cadáver, intenta matar al chavo porque es testigo pero lo convierte en su chofer, cena con la hermana de su víctima e hija de “Carmine Falcone”, la psicótica “Sofía” (Cristine Milioti), va a ver a su madre con padecimientos mentales y en suma se apuesta por una nueva mistificación. Esa, es pues la apuesta.

Claro, ya no es el optimismo de suburbio sesentero, que además era víctima de los resabios de la censura a los comics, que trajo como consecuencia la serie “Batman y Robin” (Dozier, 1966-1968), hoy lo que prevalece es el desengaño. Veamos entonces la narrativa a través de “El Pingüino”.


@lamoviola

Tiempos interesantes se viven en la industria del entretenimiento. Ya no sólo es la explosión de géneros, de la que se alimentan de forma voraz los contenidos; ahora, el revisionismo de lo antes establecido forma parte del menú. “E Pingüino” (Craig Zobel, en su primer episodio aparecido el 19 de septiembre en la plataforma MAX), explora, explota y de cierta forma rompe, las posibilidades melodramáticas, psicológicas y sobre todo comerciales de lo que era clásico.

La miniserie, pensada para tener ocho episodios, ni está tan lejos de lo que es el género gánsteril, ni su contexto resulta tan diferente. Si en la década de los 30 se veía “Scarface” (Howard Hawks, 1932), en medio de la Gran Depresión del 29 y que se alarga durante la década de los 30 en Estados Unidos, hoy el desengaño de lo establecido, lo institucional, obliga a presentar una revolcada a lo que hasta hace poco parecía intocable.

Ubicada días después del final de “The Batman” (Matt Reeves, 2022), plantea otro reto interesante a nivel de industria: la televisión como complemento del cine en sus universos narrativos, cuestión antes impensable.

“El Pingüino”, sigue la ruta de “The Batman”, más anclada en géneros formales, casi solmenes –el filme de Reeves, desde la perspectiva Noir- y la mini serie de lo criminal y que son hermanos en los hechos, dirigidas además a un público de más edad, lo cual no los hace adultos, pero sí con amplitud de referentes.

En “El Pingüino” (CollinFarrell, muy repuesto dos décadas después de su tropezón con “Bullseye”, villano de “Daredevil”), vemos al villano estelar asesinar en un acto de franca torpeza al hijo del mafioso “Carmine Falcone”, el junior drogadicto y heredero del imperio, “Alberto Falcone” (Michael Zegen). De hecho, esto potencializa la trama y no está exenta de un tono de farsa que recuerda los orígenes del personaje, creado por Kane y Finger en 1941, como archi enemigo de “Batman”.

Para esconder el cadáver del junior, decide meterlo a la cajuela de su auto, al que un grupo de raterillos adolescentes le quiere robar las llantas. “Oswald Cobblepot” –así se le llama en la serie, más que “Pingüino”- logra atrapar a uno de ellos, “Víctor Aguilar” (Rhenzy Feliz), en un acto que recuerda cómo “Batman”, conoció al malogrado “Robin”, JasonTodd.

A partir de ahí, Oswald, esconde el cadáver, intenta matar al chavo porque es testigo pero lo convierte en su chofer, cena con la hermana de su víctima e hija de “Carmine Falcone”, la psicótica “Sofía” (Cristine Milioti), va a ver a su madre con padecimientos mentales y en suma se apuesta por una nueva mistificación. Esa, es pues la apuesta.

Claro, ya no es el optimismo de suburbio sesentero, que además era víctima de los resabios de la censura a los comics, que trajo como consecuencia la serie “Batman y Robin” (Dozier, 1966-1968), hoy lo que prevalece es el desengaño. Veamos entonces la narrativa a través de “El Pingüino”.