/ viernes 28 de octubre de 2022

La moviola en FICM 20 | Corsage y Al son de Beno: el encierro y la búsqueda

@lamoviola

La opresión, la asfixia y una historia sobre el valor de la libertad y la transgresión con una narrativa muy contenida que jamás pierde el ritmo se ve en Corsage (Marie Kreutzer, Austria, Alemania, Luxemburgo, Francia, 2022), retrato de Elizabeth de Austria, quien en su cumpleaños 40, en la Navidad de 1877, no puede con su vida de apariencias y silencio.

El filme sigue la línea, que cada vez toma visos de género en la industria mundial, de tomar personajes o hechos históricos y convertirlos, por fortuna, en una ficción arbitraria. A manera de cuento de hadas monstruoso, en la película hay príncipes, emperatrices y princesitas que mantienen un rictus de infelicidad permanente.

Corsage es pues, el anticuento infantil. Elizabeth (Vicky Krieps, excepcional y ganadora del premio a Mejor actriz en la Sección Una cierta de mirada de Cannes), sobrevive en la soledad de su palacio, mientras el Emperador Francisco José (Florian Teichmeister), en medio de las innumerables taras de los Habsburgo planea ocupaciones, preside ceremonias oficiales, y sobre todo, muestra su herencia de indiferencia afectiva hacia todo la que lo rodea.

En algún punto Corsage recuerda Spencer (Pablo Larraín, 2021), solo que Elizabeth, es un personaje más asertivo y menos patético que la edulcorada Diane. En algún punto, la película toma su forma principal: la transgresión femenina como sino y respuesta al encierro.

En la fotografía de Judith Kaufmann se percibe una luminosidad de oropel, pero es sólo lo externo, las sombras dominan cuando las puertas del palacio se cierran. En realidad todos los personajes tienen su monstruosidad bien colocada, incluida la pequeña hija de la Emperatriz, quien hace las veces de conciencia crítica pero en muchos sentidos representa todo aquello que Elizabeth odia, a pesar de la ternura con la que la trata.

En Corsage por un lado, está la narrativa que hace las veces de arbitrario relato con maquillaje histórico, y por otro, una metáfora femenina sobre el valor de la libertad y la locura. La película es uno de los platos fuertes de esta edición.

Una sutil sorpresa resulta el documental mexicano Al son de Beno (Ilan Lieberman, 2022), búsqueda personalísima del director, artista plástico que con esta película hace su ópera prima, sobre la investigación musicológica de su padre, quien dedico buena parte de su vida a rescatar el folklore mexicano, hasta su trágico suicidio.

Ilan, decide hacer un viaje en auto, acompañado de sus hijos, dos adolescentes y un niño, para reencontrarse con la historia del padre y el abuelo. Road movie existencial, que tiene muy buenos momentos visuales y sentimentales, la premisa que plantea, tiene un tono de melancolía permanente pero nunca lastimero. El relato musical, se parte al principio para dar paso a las preguntas que surgen en la voz de los niños a manera de sutil e irónico reproche.

Lieberman en su propuesta sabe transmitir momentos cinematográficos de gran valor: su hermano, quien entre entrevista y entrevista juega con su pequeña hija, el caos que pueda existir al hacer un viaje en un auto con un niño y dos adolescentes, un hombre de setenta años que llora al recordar a su padre músico ante las preguntas de Ilan.

Búsqueda, raíz y sobrevivencia se mezclan en esta historia acompañada de una muy cuidada investigación musical. Uno de los dulces del Festival.


@lamoviola

La opresión, la asfixia y una historia sobre el valor de la libertad y la transgresión con una narrativa muy contenida que jamás pierde el ritmo se ve en Corsage (Marie Kreutzer, Austria, Alemania, Luxemburgo, Francia, 2022), retrato de Elizabeth de Austria, quien en su cumpleaños 40, en la Navidad de 1877, no puede con su vida de apariencias y silencio.

El filme sigue la línea, que cada vez toma visos de género en la industria mundial, de tomar personajes o hechos históricos y convertirlos, por fortuna, en una ficción arbitraria. A manera de cuento de hadas monstruoso, en la película hay príncipes, emperatrices y princesitas que mantienen un rictus de infelicidad permanente.

Corsage es pues, el anticuento infantil. Elizabeth (Vicky Krieps, excepcional y ganadora del premio a Mejor actriz en la Sección Una cierta de mirada de Cannes), sobrevive en la soledad de su palacio, mientras el Emperador Francisco José (Florian Teichmeister), en medio de las innumerables taras de los Habsburgo planea ocupaciones, preside ceremonias oficiales, y sobre todo, muestra su herencia de indiferencia afectiva hacia todo la que lo rodea.

En algún punto Corsage recuerda Spencer (Pablo Larraín, 2021), solo que Elizabeth, es un personaje más asertivo y menos patético que la edulcorada Diane. En algún punto, la película toma su forma principal: la transgresión femenina como sino y respuesta al encierro.

En la fotografía de Judith Kaufmann se percibe una luminosidad de oropel, pero es sólo lo externo, las sombras dominan cuando las puertas del palacio se cierran. En realidad todos los personajes tienen su monstruosidad bien colocada, incluida la pequeña hija de la Emperatriz, quien hace las veces de conciencia crítica pero en muchos sentidos representa todo aquello que Elizabeth odia, a pesar de la ternura con la que la trata.

En Corsage por un lado, está la narrativa que hace las veces de arbitrario relato con maquillaje histórico, y por otro, una metáfora femenina sobre el valor de la libertad y la locura. La película es uno de los platos fuertes de esta edición.

Una sutil sorpresa resulta el documental mexicano Al son de Beno (Ilan Lieberman, 2022), búsqueda personalísima del director, artista plástico que con esta película hace su ópera prima, sobre la investigación musicológica de su padre, quien dedico buena parte de su vida a rescatar el folklore mexicano, hasta su trágico suicidio.

Ilan, decide hacer un viaje en auto, acompañado de sus hijos, dos adolescentes y un niño, para reencontrarse con la historia del padre y el abuelo. Road movie existencial, que tiene muy buenos momentos visuales y sentimentales, la premisa que plantea, tiene un tono de melancolía permanente pero nunca lastimero. El relato musical, se parte al principio para dar paso a las preguntas que surgen en la voz de los niños a manera de sutil e irónico reproche.

Lieberman en su propuesta sabe transmitir momentos cinematográficos de gran valor: su hermano, quien entre entrevista y entrevista juega con su pequeña hija, el caos que pueda existir al hacer un viaje en un auto con un niño y dos adolescentes, un hombre de setenta años que llora al recordar a su padre músico ante las preguntas de Ilan.

Búsqueda, raíz y sobrevivencia se mezclan en esta historia acompañada de una muy cuidada investigación musical. Uno de los dulces del Festival.