@lamoviola
El espectáculo debe seguir. Poco a poco una normalidad a cuentagotas parece que, –con sus debidas precauciones– se ve en el camino. Luego de un año complicado, diferente, así son siempre los 18, la edición 19 del Festival Internacional de Cine de Morelia, la cual inició el 27 de octubre y terminará el 1 de noviembre, recupera cierto ritmo, algunas veces incontrolable, aunque con un aire de nostalgia. Adaptarse pues, parece ser el signo de los tiempos.
La programación en esta edición en sus diferentes secciones así lo demuestra. Resiliencia y rebeldía parece ser el camino trazado. Por un lado, filmes de una clara fortaleza social. Es el caso de La civil (Teodora Mihai, México, Béligica, Rumania, 2021), un desesperado thriller social con visos de creación arquetípica de heroína terrenal, tendencia del cine mexicano en estos tiempos. Lo anterior, de hecho, toma visos genéricos. Basta recordar Sin señas particulares (Valadez, 2021) ganadora del premio principal de Morelia el año pasado y Noche de fuego (Huezo, 2021) la cual tendrá proyección especial en este evento.
En La civil, Cielo (Arcelia Ramírez, aplaudida en la más reciente edición del Festival de Cannes) sufre el secuestro de su hija. La indolencia de las autoridades, desde el burócrata más gris, hasta los militares más insensibles, irán moldeando un personaje femenino y resignado a una cómoda abulia como mujer separada de su marido en una ciudad al norte de la república. Cielo, entonces, es la fortaleza que se adapta para sobrevivir en medio de la descomposición. Un relato que va en crescendo en una tensión reflexiva. Un thriller de amor y rebeldía.
En contraste con lo anterior y dentro de la sección de Largometraje Mexicano en Competencia, una de las más importantes del festival, destaca Hope, Soledad (Yolanda Cruz, 2021). La peregrinación para ver a la Virgen de Juquila en Oaxaca, hacen que converjan dos soledades, Hope, una estudiante universitaria que vive en Estados Unidos inmersa en un mutismo que por momentos resulta incómodo para el espectador y Soledad, quien desea curar heridas y rupturas de su pasado. Las dos chicas harán en camino juntas, en una relación que en un principio por lo menos para una, se siente circunstancial.
El filme, funde la historia entre la ficción y lo documental, con momentos reales de la peregrinación y una muy acertada música de fondo. Pero sobre todo, es un relato de universos femeninos heridos y de un profundo amor a la vida. La resiliencia en torno a la profundidad de las raíces.
En la inauguración del Festival, se proyectó Annette (Leos Carax, 2021), ya lo había hecho en Cannes en su apertura. Musical, ópera con visos de cargada tragedia en torno al ego del mundo del espectáculo y el arte. Drama portentoso, lúdico, trágico, cínico con momentos de verdadera festividad cinematográfica.
La sorpresa hasta el momento, ha sido Noche blanca (Tania Ximena Ruiz, Yoliot Alvarado, 2021). Despertar el pasado en torno al universo onírico de un poeta nacido el día de la erupción del volcán Chichonal en el poblado Zoque de Esquipulas, sirve de marco para momentos de belleza visual en torno a una suerte de realismo mágico.
Se ha podido ver también Una película de policías (AlonsoRuizpalacios), aguda y sensible mirada al periférico mundo de los agentes. Híbrido ficción documental, será la película en el marco del festival, con la que iniciaremos la siguiente entrega.