@lamoviola
Entre un thriller policíaco de vocación en cierta forma esquemática, que no fallida, incluso respetuosa de sus referentes en algún punto evidentes y un horror que por momentos rebasa el manual para no tomarse a nivel interno tan en serio, está “Longless” (Osgood Perkins, 2024). El hijo de Anthony Perkins demuestra no sólo oficio sino un tiro certero para desarrollar un relato que de hecho destaca por cierta simpleza argumental pero una muy correcta forma. Lo que nos mantiene al filo de la butaca es lo que promete y sí, un acto final que tiene su buena sorpresa.
El chiste pues, es que hay género, sobre todo thriller policíaco gracias al guion del propio Perkins. Pero sobre todo se mantiene a través de una muy buena edición de Graham Fortin y Greg Ng con música de Elvis Perkins. En el primer caso, sus buenas escenas con devaneos a efecto Kuleshov con reptil incluido hacen que uno de buenos saltos en la butaca. En el segundo, gozamos de una atmósfera que algo nos promete. Estamos sí, ante un relato de crímenes sanguinolentos, en los que la misma “Seven” (David Fincher, 1995) y “El silencio de los inocentes” (Jonathan Deme, 1995) salen a relucir pero al final, los recursos nos dan una expectativa, sobre todo en la primera mitad y eso es lo que importa al final del numerito.
Ya en el segundo acto, el asunto se revela a plenitud, aunque en todo momento hay una contención que contribuye a la efectividad del relato. En ese punto es que aparece Nicolas Cage, quien aprovecha el tiempo en pantalla, para darnos un sutil engolosinamiento, digo, se trata de Cage. Sabe aprovechar el papel con una marca clown de un asesino en serie y su respectivo pacto satánico.
“Longless” en el fondo, es un filme de un correcto, preciso oficio. Esa contención, esa promesa, esa expectativa, construyen la firmeza del relato, de la sinopsis que si la vemos bien resulta bastante sencilla: Una agente del FBI, “Lee Harker” (Maika Monroe, con el peso ineludible de “Clarice Sterling”) investiga una serie de homicidios, que tienen sus orígenes en la década de los 70. El filme por cierto, se desarrolla en una suerte de atemporalidad estética, aunque estamos en 1994, con fotografía de Bill Clinton en las oficinas de gobierno, en la época pre-puro. Los asesinatos que investiga son perpetrados con inusual violencia y el autor es siempre un padre de familia que masacra a su prole.
“Harker”, posee una percepción especial, casi como un poder, que la hace avanzar en la investigación a pesar de que su necio jefe el agente “Carter” (BlairUnderwood), tiene miedo de llegar a media noche a su casa y sospecha que vienen problemas cuando ve la luz encendida; tiene una hija de la edad de las niñas asesinadas por sus padres. Ya entrada la mitad del filme, la vuelta de tuerca llega y entramos en el plano del horror. “Longless” (Nicolas Cage, en pleno dominio de sus manierismos, lo cual por supuesto está bien) aparece en escena. Por supuesto hay algo muy turbio detrás de él, y entre la intención de una oscura comedia en su interpretación y una más que efectiva caracterización, tenemos un filme que trastoca a través de la sencillez y la memoria del espectador, porque para colmo la madre de “Harper” está en el tono de la progenitora de “Carrie” (Brian De Palma, 1976) y obvio basada en la novela de King.
Raro sería que un director de la edad de Perkins, nació en 1974, no tenga como recurso firme un sutil pero permanente referente. “Longless” parece una obra de cierta formalidad, pero la verdad es que su principal valor está en una asumida sencillez y excelente uso de recursos cinematográficos.
En medio de tanto largometraje carente de la mínima habilidad y honestidad narrativa, “Longless” brilla porque es oficio puro. Muy por encima de lo más reciente del género. Sí, es la de la semana.