/ sábado 29 de junio de 2024

La moviola / “Un lugar en silencio: Día uno”. El chiste todavía funciona

@lamoviola

Un manejo de lo sutil y cierta intención edificante sin llegar a lo aleccionador, además de que todavía funciona el recurso de la atmósfera auditiva sostiene la tercera entrega de la franquicia” Un lugar en silencio”. El primer filme se presentó en 2018 , metió mucho dinero en la taquilla, presentaba algo medianamente novedoso y al final es John Krasinski, director, autor del guion y protagonista, junto con Emily Blunt, que gustaba de experimentar. Por ahí más o menos se la llevaron bien en la segunda parte de 2021 y ahora en 2024, llega una tercera entrega que pasa la prueba porque la idea sigue con cierto atractivo fílmico, además de que tiene oficio.

En “Un lugar en silencio: Día uno” ya no está Krasinski en la dirección aunque la idea original del argumento sigue siendo del malogrado Reed Richards con un guion de Michael Sarnoski, quien también dirige. La premisa no varía demasiado, porque lo que importa en esta franquicia es la puesta en escena y los recursos atmosféricos que son el pilar de todo el asunto: un horror psicológico contenido, con los menores impactos visuales, es decir, las creaturas o monstruos aparecen poco o lo estrictamente necesario aunque esto no quiere decir que no es producción de respeto y dólares en pantalla. Vemos pues, a un grupo de personas que huyen: de unas creaturas que se los quieren comer. La única manera de evitarlos es guardar silencio.

Lo diferente, digamos, es que ahora nos ubicamos en el primer día de la invasión, como indica el nombre del filme. No hay grandes explicaciones del hecho y casi de inmediato estamos inmersos en la puesta en escena, que de algún modo hereda recursos teatrales.

En esta ocasión, vemos a “Sam” (Lupita Nyong’o) que tiene una enfermedad terminal y va a regañadientes a una obra de teatro, invitada por el enfermero del hospital donde vive. Al salir de la función, hay caos en la calle. Los marcianos llegaron ya y that’s it.

Pero a esta entrega la definen a su favor, ciertas sutilezas: La mujer es poeta y deja en claro que trabaja con la palabra, lo primero que muere con la invasión, a pesar de que está condenada a muerte lucha por no morir bajo los tentáculos de los monstruos y en fin que este sentido atmosférico aun se siente fresco. A la mujer se le pega un atolondrado sujeto, “Eric” (Joseph Quinn) que al principio es repelente y sí es verdad, todo lo demás ya lo vimos, pero el chiste todavía aguanta esta tercera entrega. Además aparece un gato que al final no representa nada, pero como que uno le piensa que sí y por ahí va toda la historia.

Está entretenida y bien hecha, la idea sigue por encima de algo que presenta el género y además la música incidental es muy buena.


@lamoviola

Un manejo de lo sutil y cierta intención edificante sin llegar a lo aleccionador, además de que todavía funciona el recurso de la atmósfera auditiva sostiene la tercera entrega de la franquicia” Un lugar en silencio”. El primer filme se presentó en 2018 , metió mucho dinero en la taquilla, presentaba algo medianamente novedoso y al final es John Krasinski, director, autor del guion y protagonista, junto con Emily Blunt, que gustaba de experimentar. Por ahí más o menos se la llevaron bien en la segunda parte de 2021 y ahora en 2024, llega una tercera entrega que pasa la prueba porque la idea sigue con cierto atractivo fílmico, además de que tiene oficio.

En “Un lugar en silencio: Día uno” ya no está Krasinski en la dirección aunque la idea original del argumento sigue siendo del malogrado Reed Richards con un guion de Michael Sarnoski, quien también dirige. La premisa no varía demasiado, porque lo que importa en esta franquicia es la puesta en escena y los recursos atmosféricos que son el pilar de todo el asunto: un horror psicológico contenido, con los menores impactos visuales, es decir, las creaturas o monstruos aparecen poco o lo estrictamente necesario aunque esto no quiere decir que no es producción de respeto y dólares en pantalla. Vemos pues, a un grupo de personas que huyen: de unas creaturas que se los quieren comer. La única manera de evitarlos es guardar silencio.

Lo diferente, digamos, es que ahora nos ubicamos en el primer día de la invasión, como indica el nombre del filme. No hay grandes explicaciones del hecho y casi de inmediato estamos inmersos en la puesta en escena, que de algún modo hereda recursos teatrales.

En esta ocasión, vemos a “Sam” (Lupita Nyong’o) que tiene una enfermedad terminal y va a regañadientes a una obra de teatro, invitada por el enfermero del hospital donde vive. Al salir de la función, hay caos en la calle. Los marcianos llegaron ya y that’s it.

Pero a esta entrega la definen a su favor, ciertas sutilezas: La mujer es poeta y deja en claro que trabaja con la palabra, lo primero que muere con la invasión, a pesar de que está condenada a muerte lucha por no morir bajo los tentáculos de los monstruos y en fin que este sentido atmosférico aun se siente fresco. A la mujer se le pega un atolondrado sujeto, “Eric” (Joseph Quinn) que al principio es repelente y sí es verdad, todo lo demás ya lo vimos, pero el chiste todavía aguanta esta tercera entrega. Además aparece un gato que al final no representa nada, pero como que uno le piensa que sí y por ahí va toda la historia.

Está entretenida y bien hecha, la idea sigue por encima de algo que presenta el género y además la música incidental es muy buena.