/ sábado 30 de octubre de 2021

La pistola de Rubén Figueroa

Por Miguel Reyes Razo

El Ingeniero Rubén Figueroa Figueroa surgió a la fama pública y a la atención nacional como líder de camioneros; de transportistas. Cabeza de lo que en la prensa se conocía como "el pulpo camionero". Rudo, retador hombre muy dado a proclamar a los cuatro vientos "yo estoy listo a dar probanza de que me sobra testosterona", ideó regalar al candidato presidencial Luis Echeverría un autobús-oficina-dormitorio. Transporte bien acondicionado para el vigoroso político que podía encabezar mitines, reuniones, juntas hasta muy altas horas de la noche. Cabeceaban o dormían sus auditorios y colaboradores. Él, Echeverrá con tres o cuatro horas de sueño tenía.

El inolvidable Profesor Don Jesús Sotelo Inclán -"El que las pesca al vuelo", lo rebautizó el culto, original y muy trabajador Álvaro Gálvez y Fuentes, renombrado "El Bachiller" en su programa de saber y cultura "Los Catedráticos Forhan¨s" que transmitía cada semana por la XEW-- , Sotelo Inclán, autor de la intensa obra "Raíz y razón de Zapata" -guía de la que escribió el harvardiano John Womack, me contó un día en si oficina de subsecretario técnico del Instotuto Nacional de Bellas Artes:

"Este Ingeniero Rubén Figueroa Figueroa apodado "El Tigre de Huitzuco", es descendiente de un general Figueroa que participó en la conspiración y asesinato de Emiliano Zapata."

Bien sabía Jesús Sotelo Inclán lo que decía. Por años recorrió Morelos tras las huellas de "Miliano". "Fui de casa en casa. Busqué y dí con los sobrevivientes de su ejército. "Mi General Zapata no ha muerto -me decían. "Anda en Arabia. Allá reparte la tierra- completaban. Y leían un periódico llamado "El Hombre Libre."

Devoción y trabajo de Sotelo Inclán hacia el "Caudillo del Sur", convencieron a la familia del guerrillero de entregarle los "Anales de Anenecuilco". Los tuvo en su poder hasta que los entregó a Carlos Salinas de Gortari. Candidato a la Presidencia de la República , Salinas recibió en Tlaltizapán al profesor-historiador. "Es que le tengo mucha fe a este hombre -me dijo Sotelo Inclán. "Fijate: uno de sus hijos se llama Carlos Emiliano." En esos días Sotelo Inclán participó en uno de s us actos de campaña. Sotelo Inclán murió el día en que ya Presidente de México Carlos Salinas de Gortari vivía "El Espíritu de Houston" con su par el Presidente George Bush con gran banquete en la Casa Blanca y Otto Granados Roldán en suave vaivén sobre el cuidado parquet con la esposa del embajador John Dimitri Negroponte.

Pues Don Rubén Figueroa Figueroa sobrevivió a un secuestro en "algún lugar de Guerrero" que organizó el rebelde Lucio Cabañas. Era ya gobernador electo de su tierra. Guerrero . Tiempo de zozobra. Los guerrilleros -alzados- se apoderaron de la persona y el dinero de Jaime Castrejón Díez. Rector de la Universidad de Guerrero. Coleccionista de mariposas. Propietario -heredero- de la embotelladora "Yoli". Gozaba la franquicia de Coca-Cola.

Se cumplió un aniversario de la existencia de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas- Las Truchas . Don Armando Orive Alba -Exsecretario de Recursos Hidraulicos en el gobierno del Presidente Miguel Alemán Valdés- era más de 20 años después el mandamás de la acerera. Se montó una gran exposición del desarrollo y éxito de la siderurgica que era ya fruto y orgullo del echeverrismo. Celebración en grande. Don Luis Echeverría jubiloso.

Ahí llegó Don Rubén Figueroa Figueroa. De su indumentaria llamaba la atención la finísima guayabera. Prenda hecha a medida. Le quedaba, que nu pintada. Tela de alta calidad. Corte minucioso. Género obediente, flexible, elegante. Guayabera amplia, cómoda. Tanto que casi ocultaba el bulto del pistolón que el gobernador guerrerense encajaba cerca de cuadril derecho.

Prohibido que un hombre armado se acerque al Presidente de la República. Empistolados sus ayudantes. El "junior", por ejemplo. Círculo de hombres de felinos movimientos y miradas, entrenados para convertir en papilla a un sospechoso. Sus ojos taladraban. Su habilidad para anular a un hombre atemorizaba,

Pero a Rubén Figueroa Figueroa, no. Iba por los pasillos de las oficinas y el anfiteatro de la Lázaro Cárdenas- Las Truchas como "Pedro por su casa". La mirada insolente. El gesto soberbio. Su fama , todo hacía su parte. Pasado un rato se unió al Presidente Echeverría. Y a Orive Alba.

Ya era nota observar a ese hombre con la pistola en la cintura aproximarse, saludar, cambiar abrazos con el Presidente de México. Holgada y libre la guayabera no ocultó de todo el arma de fuego.

Ya estaban los reporteros frente a sus máquinas. Sala de prensa en la productora de acero. Precedido por su sonora carcajada llegó ahí el Presidente Luis Echeverría. Con su poderoso vozarrón soltó:

"¿Cómo les va, señores? ¿Mucho trabajo? Yo creo que en la vida no todo ha de ser trabajo. Vámonos a Acapulco. Allá los espero..Y se alejó a grandes zancadas y sus inconfundibles carcajadas.

Mauro Jiménez Lazcano -Jefe de Prensa de la Presidencia de la República encomendó a Donaciano Ugalde -un oscuro y torpe subordinado cuya habilidad para obtener dinero a costillas de los reporteros era archiconocida y archicondenada- la organización de la marcha al puerto. En el camión número siete, con enorme cartulina que exhibía la identificación Estado Mayor Presidencial Prensa se acomodarían los familiarmente "gráficos". Fotógrafos y camarógrafos de diarios y noticiarios de televisión

Reporteros de diarios, revistas, noticiarios de radio y televisión viajarían en el autobús número ocho. Sobre el parabrisas la enorme cartulina.; Estadoi Mayor Presidencial. Número 8. Y arrancamos.

Ronroneo de motor. Conversación animada. Intercambio de opiniones. Revelación de ángulo de la información. Muy experimentados los de periódicos "grandes". Excelsior. El Universal. Novedades El Nacional. Hombres maduros sus enviados. Su vanidad los cegaba. "Los del infelizaje. Los del Tercer Mundo" llamaban a los jóvenes, a los preguntones de la radio y la televisión. Antonio Navarro Zarazua de "El Heraldo de México" era un hombrón, alto fornido y de buen humor que se mezclaba con los desdeñados. Se divertía con ellos. Estos le festejaban ocurrencias y su capacidad para urdir versillos y su impresionante memoria. Revés del insolente, arrogante Gustavo Mora. Reportero-columnista de Novedades dio en bautizar "Padrino de Oro" al Secretario de Gobernación Mario Moya Palencia a quien dibujaba como seguro sucesor de Echeverría.

Del reposo, quizá del sueño, nos sacó el retén militar. Bruscos soldados subieron a los autobuses. Desdeñaron los cartelones. Desoyeron voces de protesta.Despreciaron identificaciones. Revisaron equipos y equipajes. Ocurrió en tres ocasiones. La Villita fue uno de esos puntos. Pasada la medianoche nos detuvimos. Estábamos en Iztapa-Zihuaranejo. Bajo una enorme palapa.

"Señores periodistas por desgracia no hay suficientes habitaciones para que cada uno disponga de su propio aposento. Es necesario elijan a un compañero -produjo Mauro Jiménez Lazcano.

Y así ocurrió.

Despertamos y nos preparamos para el desayuno.Fruta, huevos, café. Y en esas que se levanta otra vez Mauro para decirnos:

"Señores periodistas: El Presidente de Méxuco...

Tropel de informadores. Enguayaberados. Aptos. Listos. A unos pasos del restaurante, con el gobernador Rubén Figueroa Figueroa, al filo de la playa, mientras pacíficas olas se extinguían a sus pies caminaba el Presidente Luis Echeverría.

Se les unió Enríquez Savignac. Comenzaba Fonatur. Algo anunció el Presidente quien dejó al Ingeniero-Gobernador con los reporteros.

Lo vi. De nuevo la guayabera amplia, elegante, nuevecita. Y en el cuadril la pavorosa, amenazante arma:

"Voy a entrevistarlo -dije a mi camarógrafo. Cuando yo diga arma, pistola, revolver, tu vas de su rostro al cuadril . Close-up de la pistolota.

Me presenté. Le pregunté:

"¿Cuál es el estado de cosas en Guerrero, señor Gobernador;

"Paz y tranquilidad,. Paz, tranquilidad, trabajo. Los de Guerrero ya entendimos que si no trabajamos y nos empeñamos, Guerrero no saldrá de su postración...

"¿Cómo consiguió usted tales condiciones de convivencia, gobernador?

"Con el diálogo, mi amigo. Con el diálogo. Sigo el ejemplo de ese hombre -extendió su brazo Figueroa en dirección a Echeverría que paseaba, se alejaba por la playa- El diálogo. No hay nada mejor que el diálogo..

"Le pregunto esto porque anoche mientras viajábamos hacia su estado fuimos detenidos por soldados...

"!Eso es cosa de Cuenca Díaz! A mi no me diga nada. Pregúntele a Cuenca Díaz.

Y llegó el momento cumbre de la entrevista. Todos, todos mis compañeros seguían con vivo interés el intercambio. Anotaban. Grababan.

"¿Y si Guerrero está en paz, tranquilidad y entregado al trabajo, ¿Por quúe usted, el gobernador anda armado?

Casi alzó las manos Don Rubén. Como si se rindiera. Replicó:

"!Ah, no! Es que las cosas en Guerrero no son así de sencillas. Aquí la gente se mata de puerta a puerta. Sin más. Y yo no voy a salir así nomás para que me den. Eso no. Además que yo cargue mi pistola no es nada nuevo. Cuando cumplí ocho años mi abuelita me regaló mi primer pistola y me dijo. Toma, Rubencito. Para que te defiendas. Si no, nadie te va a defender.

"Significa eso que quienes venimos a Guerrero incluidos los reporteros que acompañamos al presidente debemos venir armados, Gobernador?

"De los demás yo no sé. Yo me cuido. Y ya".

Se alejó y marchó hacia el Presidente Don Ruben Figueroa Figueroa. La atmósfera estaba muy caliente. Los reporteros intercambiaron significativas miradas. Sabían el peso de las palabras del gobernador.

Fue Antonio Navarro Zarazúa quien improvisó:

"Figueroa ya dijo: Para Razo..!.balazo.!


Por Miguel Reyes Razo

El Ingeniero Rubén Figueroa Figueroa surgió a la fama pública y a la atención nacional como líder de camioneros; de transportistas. Cabeza de lo que en la prensa se conocía como "el pulpo camionero". Rudo, retador hombre muy dado a proclamar a los cuatro vientos "yo estoy listo a dar probanza de que me sobra testosterona", ideó regalar al candidato presidencial Luis Echeverría un autobús-oficina-dormitorio. Transporte bien acondicionado para el vigoroso político que podía encabezar mitines, reuniones, juntas hasta muy altas horas de la noche. Cabeceaban o dormían sus auditorios y colaboradores. Él, Echeverrá con tres o cuatro horas de sueño tenía.

El inolvidable Profesor Don Jesús Sotelo Inclán -"El que las pesca al vuelo", lo rebautizó el culto, original y muy trabajador Álvaro Gálvez y Fuentes, renombrado "El Bachiller" en su programa de saber y cultura "Los Catedráticos Forhan¨s" que transmitía cada semana por la XEW-- , Sotelo Inclán, autor de la intensa obra "Raíz y razón de Zapata" -guía de la que escribió el harvardiano John Womack, me contó un día en si oficina de subsecretario técnico del Instotuto Nacional de Bellas Artes:

"Este Ingeniero Rubén Figueroa Figueroa apodado "El Tigre de Huitzuco", es descendiente de un general Figueroa que participó en la conspiración y asesinato de Emiliano Zapata."

Bien sabía Jesús Sotelo Inclán lo que decía. Por años recorrió Morelos tras las huellas de "Miliano". "Fui de casa en casa. Busqué y dí con los sobrevivientes de su ejército. "Mi General Zapata no ha muerto -me decían. "Anda en Arabia. Allá reparte la tierra- completaban. Y leían un periódico llamado "El Hombre Libre."

Devoción y trabajo de Sotelo Inclán hacia el "Caudillo del Sur", convencieron a la familia del guerrillero de entregarle los "Anales de Anenecuilco". Los tuvo en su poder hasta que los entregó a Carlos Salinas de Gortari. Candidato a la Presidencia de la República , Salinas recibió en Tlaltizapán al profesor-historiador. "Es que le tengo mucha fe a este hombre -me dijo Sotelo Inclán. "Fijate: uno de sus hijos se llama Carlos Emiliano." En esos días Sotelo Inclán participó en uno de s us actos de campaña. Sotelo Inclán murió el día en que ya Presidente de México Carlos Salinas de Gortari vivía "El Espíritu de Houston" con su par el Presidente George Bush con gran banquete en la Casa Blanca y Otto Granados Roldán en suave vaivén sobre el cuidado parquet con la esposa del embajador John Dimitri Negroponte.

Pues Don Rubén Figueroa Figueroa sobrevivió a un secuestro en "algún lugar de Guerrero" que organizó el rebelde Lucio Cabañas. Era ya gobernador electo de su tierra. Guerrero . Tiempo de zozobra. Los guerrilleros -alzados- se apoderaron de la persona y el dinero de Jaime Castrejón Díez. Rector de la Universidad de Guerrero. Coleccionista de mariposas. Propietario -heredero- de la embotelladora "Yoli". Gozaba la franquicia de Coca-Cola.

Se cumplió un aniversario de la existencia de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas- Las Truchas . Don Armando Orive Alba -Exsecretario de Recursos Hidraulicos en el gobierno del Presidente Miguel Alemán Valdés- era más de 20 años después el mandamás de la acerera. Se montó una gran exposición del desarrollo y éxito de la siderurgica que era ya fruto y orgullo del echeverrismo. Celebración en grande. Don Luis Echeverría jubiloso.

Ahí llegó Don Rubén Figueroa Figueroa. De su indumentaria llamaba la atención la finísima guayabera. Prenda hecha a medida. Le quedaba, que nu pintada. Tela de alta calidad. Corte minucioso. Género obediente, flexible, elegante. Guayabera amplia, cómoda. Tanto que casi ocultaba el bulto del pistolón que el gobernador guerrerense encajaba cerca de cuadril derecho.

Prohibido que un hombre armado se acerque al Presidente de la República. Empistolados sus ayudantes. El "junior", por ejemplo. Círculo de hombres de felinos movimientos y miradas, entrenados para convertir en papilla a un sospechoso. Sus ojos taladraban. Su habilidad para anular a un hombre atemorizaba,

Pero a Rubén Figueroa Figueroa, no. Iba por los pasillos de las oficinas y el anfiteatro de la Lázaro Cárdenas- Las Truchas como "Pedro por su casa". La mirada insolente. El gesto soberbio. Su fama , todo hacía su parte. Pasado un rato se unió al Presidente Echeverría. Y a Orive Alba.

Ya era nota observar a ese hombre con la pistola en la cintura aproximarse, saludar, cambiar abrazos con el Presidente de México. Holgada y libre la guayabera no ocultó de todo el arma de fuego.

Ya estaban los reporteros frente a sus máquinas. Sala de prensa en la productora de acero. Precedido por su sonora carcajada llegó ahí el Presidente Luis Echeverría. Con su poderoso vozarrón soltó:

"¿Cómo les va, señores? ¿Mucho trabajo? Yo creo que en la vida no todo ha de ser trabajo. Vámonos a Acapulco. Allá los espero..Y se alejó a grandes zancadas y sus inconfundibles carcajadas.

Mauro Jiménez Lazcano -Jefe de Prensa de la Presidencia de la República encomendó a Donaciano Ugalde -un oscuro y torpe subordinado cuya habilidad para obtener dinero a costillas de los reporteros era archiconocida y archicondenada- la organización de la marcha al puerto. En el camión número siete, con enorme cartulina que exhibía la identificación Estado Mayor Presidencial Prensa se acomodarían los familiarmente "gráficos". Fotógrafos y camarógrafos de diarios y noticiarios de televisión

Reporteros de diarios, revistas, noticiarios de radio y televisión viajarían en el autobús número ocho. Sobre el parabrisas la enorme cartulina.; Estadoi Mayor Presidencial. Número 8. Y arrancamos.

Ronroneo de motor. Conversación animada. Intercambio de opiniones. Revelación de ángulo de la información. Muy experimentados los de periódicos "grandes". Excelsior. El Universal. Novedades El Nacional. Hombres maduros sus enviados. Su vanidad los cegaba. "Los del infelizaje. Los del Tercer Mundo" llamaban a los jóvenes, a los preguntones de la radio y la televisión. Antonio Navarro Zarazua de "El Heraldo de México" era un hombrón, alto fornido y de buen humor que se mezclaba con los desdeñados. Se divertía con ellos. Estos le festejaban ocurrencias y su capacidad para urdir versillos y su impresionante memoria. Revés del insolente, arrogante Gustavo Mora. Reportero-columnista de Novedades dio en bautizar "Padrino de Oro" al Secretario de Gobernación Mario Moya Palencia a quien dibujaba como seguro sucesor de Echeverría.

Del reposo, quizá del sueño, nos sacó el retén militar. Bruscos soldados subieron a los autobuses. Desdeñaron los cartelones. Desoyeron voces de protesta.Despreciaron identificaciones. Revisaron equipos y equipajes. Ocurrió en tres ocasiones. La Villita fue uno de esos puntos. Pasada la medianoche nos detuvimos. Estábamos en Iztapa-Zihuaranejo. Bajo una enorme palapa.

"Señores periodistas por desgracia no hay suficientes habitaciones para que cada uno disponga de su propio aposento. Es necesario elijan a un compañero -produjo Mauro Jiménez Lazcano.

Y así ocurrió.

Despertamos y nos preparamos para el desayuno.Fruta, huevos, café. Y en esas que se levanta otra vez Mauro para decirnos:

"Señores periodistas: El Presidente de Méxuco...

Tropel de informadores. Enguayaberados. Aptos. Listos. A unos pasos del restaurante, con el gobernador Rubén Figueroa Figueroa, al filo de la playa, mientras pacíficas olas se extinguían a sus pies caminaba el Presidente Luis Echeverría.

Se les unió Enríquez Savignac. Comenzaba Fonatur. Algo anunció el Presidente quien dejó al Ingeniero-Gobernador con los reporteros.

Lo vi. De nuevo la guayabera amplia, elegante, nuevecita. Y en el cuadril la pavorosa, amenazante arma:

"Voy a entrevistarlo -dije a mi camarógrafo. Cuando yo diga arma, pistola, revolver, tu vas de su rostro al cuadril . Close-up de la pistolota.

Me presenté. Le pregunté:

"¿Cuál es el estado de cosas en Guerrero, señor Gobernador;

"Paz y tranquilidad,. Paz, tranquilidad, trabajo. Los de Guerrero ya entendimos que si no trabajamos y nos empeñamos, Guerrero no saldrá de su postración...

"¿Cómo consiguió usted tales condiciones de convivencia, gobernador?

"Con el diálogo, mi amigo. Con el diálogo. Sigo el ejemplo de ese hombre -extendió su brazo Figueroa en dirección a Echeverría que paseaba, se alejaba por la playa- El diálogo. No hay nada mejor que el diálogo..

"Le pregunto esto porque anoche mientras viajábamos hacia su estado fuimos detenidos por soldados...

"!Eso es cosa de Cuenca Díaz! A mi no me diga nada. Pregúntele a Cuenca Díaz.

Y llegó el momento cumbre de la entrevista. Todos, todos mis compañeros seguían con vivo interés el intercambio. Anotaban. Grababan.

"¿Y si Guerrero está en paz, tranquilidad y entregado al trabajo, ¿Por quúe usted, el gobernador anda armado?

Casi alzó las manos Don Rubén. Como si se rindiera. Replicó:

"!Ah, no! Es que las cosas en Guerrero no son así de sencillas. Aquí la gente se mata de puerta a puerta. Sin más. Y yo no voy a salir así nomás para que me den. Eso no. Además que yo cargue mi pistola no es nada nuevo. Cuando cumplí ocho años mi abuelita me regaló mi primer pistola y me dijo. Toma, Rubencito. Para que te defiendas. Si no, nadie te va a defender.

"Significa eso que quienes venimos a Guerrero incluidos los reporteros que acompañamos al presidente debemos venir armados, Gobernador?

"De los demás yo no sé. Yo me cuido. Y ya".

Se alejó y marchó hacia el Presidente Don Ruben Figueroa Figueroa. La atmósfera estaba muy caliente. Los reporteros intercambiaron significativas miradas. Sabían el peso de las palabras del gobernador.

Fue Antonio Navarro Zarazúa quien improvisó:

"Figueroa ya dijo: Para Razo..!.balazo.!